Danica
Hoy es ese día perfecto en donde debería de haber clases y no ir porque llueve muy fuerte. Lastimosamente es sábado y no hay clase. Son las 11 de la mañana y no ha parado de llover y las calles están horribles debido a que no están pavimentadas, este es un barrio que no está en el cartón del mapa que el alcalde posee.
Tengo hambre pero no de comida saludable o mejor dicho casera, tengo hambre de dulces.
- Mamá ya vuelvo - voy en busca de mi impermeable, mis botas para el barro y tomo una sombrilla fea que hay en un cuarto viejo que yo llamo sótano.
- Para donde vas? - pregunta mi madre cuando saco la sombrilla.
- Iré por unos dulces, no demoro.
Salgo y abro la sombrilla para evitar que me moje. Al llegar a la tienda veo a un hombre de espalda parado en una esquina de la pequeña tienda del barrio, me acerco y digo " Buenos días" esperando la respuesta de ese hombre pero ni siquiera se inmuto ante mi presencia, sigo caminando aun con la ignorada de educación que me acabo de llevar.
- Hola Claudia, por favor me vendes unas panelitas y un jugo tropical, por favor- le digo a una de las trabajadoras de ese lugar.
- Claro, deja y acabo con este pedido- me enseña una nota- espera un momento sí?
- Sí, claro, pero no veo ningún niño aquí, de quien es la nota?
- Tú siempre tan curiosa, que curiosa- se acerca a mí y me dice al oído- más bien chismosa- me rio- es de ese joven de ahí- señala al hombre de negro.
Me sorprende que traiga papelito a la tienda y como toda mujer que soy y me he dado a conocer me le acerco y digo.
- Por qué traes papel? - abro un poco mis ojos mirándole pero ni siquiera me mira cuando le hablo- frunzo mis labios y me quedo quieta al lado de él.
Llega Claudia y le entrega una bolsa con víveres y él le entrega el dinero, ella lo cuenta y dice que ya traerá el cambio.
- No le darás las gracias- lo vuelvo a mirar pero este no hace ningún movimiento hacia mi. - ni modo, la educación no es algo que la tengan todos.
- Toma Claudia -me entrega lo que pedí y le pago- tome usted- le entrega el cambio al de negro.
Nos vamos al mismo tiempo, pero yo camino mas rápido porque no hay caso de estar cerca de alguien que no desea hablar. Cuando voy cerca de la esquina de la casa me doy cuenta que él viene detrás de mí y por mi cabeza pasan muchas escenas en donde él solo quiere asesinarme por haberle molestado o que quiere darme un golpe y dejarme mal herida bajo la lluvia. Sacudo mi cabeza. Estoy frente a mi casa por lo que me volteo para enfrentarlo.
- Por qué me sigues? - lo enfrento levantando mi barbilla, pero este solo sigue caminando hasta la casa que queda frente a la mía. ¿Qué sucede? Acaso era él aquel... lo vuelvo a mirar y ese muchacho de negro por fin voltea a verme a los ojos con la mano en el pomo de su puerta y me sonríe de lado y entra. Pero qué es esto.
- Hija qué haces? entra- me dice mamá desde adentro de la casa.
Por fin dejó de llover, la noche esta fría, pero aun así decido subir a la azotea a distraerme un rato. Uso un abrigo que mi papá usa para ir a trabajar cuando llueve. Papá dice que soy muy exagerada pero es que la verdad me da mucho frío estas noches así. Me siento en mi silla playera y miro hacia la azotea vecina y está como siempre, oscura y sin vida.
¿Quién será ese hombre?