Él Viste De Negro

Primer día

Joaquín.

Estoy en la azotea acostado en el frio suelo mirando las estrellas que pronto desapareceran para dar entrada a la luz del día, escucho un ruido del otro lado, levanto medio cuerpo y veo a mi vecina hablando por telefono, parece desesperada y está despeinada, ¿Qué hace ella despierta hablando por teléfono a las cinco de la mañana?, bueno, no debe importarme, me vuelvo a recostar y cierro mis ojos.

Voy a la cocina a preparar algo para mi desayuno. No escuché llegar a Maximiliano, supongo que debe estar por ahí ingiriendo alcohol. Ojalá y se ahogue.

- Madre, pronto estaré en la universidad, genial, ¿No?- me rio.

Se escucha un portazo y por naturaleza doblo los ojos, sé de quien se trata y no me asomo a ver cómo viene. Las noches en las que él no está en casa son tan tranquilas. Me parece que ha sido casi que un castigo el estar en el mismo techo que ese hombre, probablemente ambos estemos cansado de soportarnos. 

- Joaquín, hijo, ya llegué.- La voz de Maximiliano suena serena, hablando desde la sala. Salgo de la cocina hasta la sala y veo a ese hombre sobrio y con una gran expresion de felicidad en su rostro, qué carajo le pasó a este hombre.

-Mmm- es lo único que sale de mí al verlo.

- Perdona, no haber pasado la noche en casa, estaba divirtiendome.- Jamás me ha importado lo que él hace fuera o dentro de casa, eso es su problema, lo quedo viendo y él dobla sus ojos y coloca su móvil en su oído para hablar. - Sí, mi hijo y yo nos llevamos muy bien, muy poco habla pero sé que estaba preocupado por mí, parece desvelado... Sí, sí, no te preocupes... - se dirige a su habitacion sin mirar atras.

De eso se trataba, de una farza, debe de estar manipulando a otra mujer para jugar con ella, es un asco de hombre.

*****

Primer día en la universidad

Hoy lunes comienza mi primer semestre de medicina y no voy feliz a clase, solo voy a clase. Espero que nadie se acerque a mí, es más con que nadie me mire me conformo. Salgo de casa siendo las 7:28 am y quería ir caminando pero parece que tiene ganas de llover y por ser así tomo el carro que me regalarón mis abuelos desde el más allá, bueno, mi tía lo compró.

Llego hasta donde parquean los autos y bajo de el, pasando entre la multitudes de miradas que se posan en mí, todos estan viendo como camino, que llevo puesto y entre ellos se abre un nuevo tema de conversación. Miro mi teléfono paa verificar el numero de aula al que debo entrar y sí, es este donde estoy parado. Entro y como llegué temprano, no hay nadie, me parece satisfactorio que sea así, es lo que eperaba. Voy hasta las ultimas sillas y me siento en una de ellas, justo al lado de la pared. Al poco rato van llegando mas alumnos y cada uno se va posecionando de un asiento. Llega ella y carajo, espero y no me vea.

- Hola, me puedo sentar aquí- le señala el asiento de al lado a una compañera, la cual le sonríe y asiente con la cabeza, mi vecina se va a acomodar en el asiento cuando nuestros ojon se encuentran, ella por un momento abre sus ojos pero luego se relaja - disculpa - le dice a la compañera y se dirige hasta donde me encuentro.

- Ah estás en esta facultad y estás vivo- dice de manera sarcastica, yo solo la miro a los ojos y ella se acomoda en la silla que está justo a mi lado. ¡Vaya suerte la que me acompaña! Dirijo mi mirada al frente- ¿por qué no me has respondido? - la vuelvo a mirar y ella luce un poco nerviosa, se está acomodando su cabello que ya está acomodado. Levanto mis hombros y dirijo mi mirada al frente.Ella parece rendirse y no pregunta más.

- Buenos días- entra un hombre de mas de medio siglo de edad con un sombrero boina, una camisa de rayas negras y blancas y un pantalon clásico negro. Decarga un morral que debe pesar por lo menos dos kilos y continua- Bien, jóvenes, hoy es nuesro primer día de clase, hoy es un día en el que ustedes han decidido aprender a salvar vidas. Ok, comencemos con las agotadoras presentaciones, empiezo yo, mi nombre es Cipriano Castelar Guerra- se escucha unas pequeñas risas- Al que descubra riendose de mi nombre podría perder mi materia- finge una sonrisa- como les decía, ah soy su maestro de Historia, continúe usted, señorita- señala a la primera alumna de la fila en la que me encuentro.

Cada alumno se va parando dando los buenos días, diciendo el nombre y de donde eran egresados, llegó mi turno, no me levanté. Todos me miraban, no los veía pero podía sentir cada mirada en mi.

- No tiene educación o es una persona muy grosera o quizá pertenece a algún grupo de esos que...

-Perdón, profesor- Se levanta de golpe mi vecina y ahora compañera de clase, volteo a verla y se está mordiendo el labio inferior tanto que éste cambio de color rosa a blanco- Profesor, disculpe. Mi compañero y vecino tiene una dificultad para articular sonido- me señala com ambas manos, espero y entienda.

- Ok, pero no me informaron que un discapacitado estaría en una de mis clases, da igual lo hablaré luego con el decano, continuemos con la presentación- Ella se sienta y se toca su pecho con una mano encima de la otra, me mira y yo le devuelvo la mirada, me da una sonrisa de labio cerrado y yo solo dejo de verla para mirar hacia al frente.

En todas las clases del día pasó lo mismo, mi vecina hablaba por mí pero yo no sentía que debia agradecerle, de igual no se lo pedí, quizá esté siendo igual o peor de basura que Maximiliano.

 

 

 

 

 

 

 




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