Danica
Rosa ha desaparecido luego de esa noche. Han pasado cinco días desde que asesinarón al señor José Menco. La policia no dice nada. Nadie era enemigo de él y se desconoce una posible deuda por dinero, al parecer todo está en ordén. Los miembros de investigación dicen que podría tratarse de un error.
《No le deseo la muerte a nadie pero, si en verdad fue un error el asesino debe pagar con una de las peores torturas, primero por matar a alguien por equivocación y segundo por nisiquiera hacer bien su trabajo》
No debería de pensar así, mi querida madre dice que la venganza no trae nada bueno pero, es desagradable ver sufrir a tu gente, a la gente que amas y aunque no sé dónde carajos esté metida Rosa sé que está sufriendo y pasandola mal.
-No te ha llamado Rosa, Dani?
-No señora, aún no recibo noticias de ella.
-Debe estar tan sola, tan asustada
La madre de Rosa se encuentra sentada en un pequeño tabrete que esta en la cocina de su casa. Mamá ha estado viniendo desde que sepultarón a su esposo para que no se sienta tan sola. Sus grandes ojos color marrón están decorados con unas enormes ojeras, se ve demacrada y no ha de ser para menos. El hombre con el creyó pasar toda una vida se ha ido de esta vida y su única hija no aparece.
-Me iré a casa pero Danica se queda contigo.
-No tienen que molestarse, deberían de ir juntas a casa. He sido de muchas molestias estos días.
-Quedarme aquí acompañandola no es ninguna molestia- la abrazo de lado, además usted es como mi se...
Sonidos que vienen de la entrada de la casa nos hace mirarnos entre nosotras sin entender. Mamá sale primero mientras nosotras esperamos por ella.
-¡Rosa! - escuchamos decir a mi madre
La señora Lili y yo salimos disparadas de la cocina para encontrarnos con una Rosa embriagada tirada en el suelo, recostada en la puerta de entrada.
-Qué ha pasado?
-Jajajaja que ¿qué ha pasado?- Rosa habla con tanta frialdad. Sí que debe estar sufriendo. -Mi padre se ha muerto, ah no perdón- toma un trago de una botella que no había visto que tenía en su mano - Lo asesinarón y se fue enojado con la basura de hija que le tocó.
Las lagrimas comienzan a salir y no solo a Rosa, sino que todas en esa pequeña sala estamos llorando.
-Mi padre merecía una hija mejor y yo no pude serlo
-No, mi amor- su madre la abraza- tú fuiste y eres su más hermoso regalo. Siempre lo decía.
Mamá y yo no queríamos interferir entre ellas, así que le hicimos señas para que supieran que nos iríamos por la puerta de atrás.
Cada quién lleva su dolor a su manera, algunos lo soportan con alcohol, otros con más dolor y en el peor de los casos algunos sólo se dejan llevar hasta dejar de sentir. La muerte es su única opción.