Danica
He sido feliz toda mi vida, no puedo negar ese hecho. He sido criada con mucho amor, tengo una buena amiga y sí, apenas estoy conociendo el amor. Espero seguir siendo feliz.
-Eso... eso quiere decir que...
-Eso quiere decir que me estoy enamorando de ti, pequeña entrometida.
No sabría como describir lo que siento en mi cuerpo. Miro nuestras manos entrelazadas y ¡Dios! Me encanta esta sensación que hay en mí.
-¿Qué pasa?- sonríe esperando una respuesta
-Es que nunca había llegado tan lejos.
Él comenzó a reír y en medio de su risa besó la parte de atrás de mi mano. No puedo dejar de verlo. Ahora entiendo a mi querida amiga Rosa cuando hablaba sin fin de sus amores. Ahora entiendo la emoción en sus palabras y deseo igualarla, deseo contarle a todos que me gusta el chico que viste de negro.
*****
Me encuentro en la azotea recibiendo una noche fresca y no sé si es por la dicha que siento, pero a mi nariz llega un bonito olor a lavanda. Debe ser un olor imaginario porque no he hecho aseo a esta parte de la casa y menos regado aromas en el mismo.
Tomo mi teléfono y envío un mensaje a Joaquín. Espero la respuesta pero no llega, supongo que debe estar ocupado. Me siento en mi silla playera y contemplo las bellas estrellas.
-Hoy todo me parece bello, hola cielo, hola estrellas, hola fantasma que puede estar a mi lado sin que yo pueda verlo - digo moviendo mi mano en plan saludo- pero si en serio estás aquí no me respondas por favor.
Voy a tomar mi teléfono para envíar otro mensaje cuando un fuerte sonido y un gran dolor en mi brazo derecho me impedi hacerlo. Sangre corriendo por mi brazo derecho y un fuerte dolor me hace gritar la palabra Mamá.
Pasan unos segundo cuando mi mamá aparece en la azotea y pone sus manos en la boca sorprendida por verme en ese estado. Me dolía demasiado y estaba sangrando mucho. Mamá grita pidiendo ayuda a mi padre. Me estan moviendo mucho y siento ganas de vomitar.
-Hija, no cierres los ojos, por favor.
La voz de mamá se escucha lejos.