Maximiliano
Debo fingir llorar desconsoladamente en este sillón mientras operan a mi querido hijo. Si esa vecina metiche y su hija no estuviesen aquí estaría lo más de tranquilo esperando a que anuncien la muerte de Joaquín.
-Todo va a estar bien, vecino- me da palmaditas en el hombro la señora.
Le sonrio entre lagrimas.
La novia de mi hijo luce más desesperada que yo. Bueno, después de todo ella si lo quiere. Que pena que tenga que perder a su novio cuando apenas comenzaban. Afortunadamente es joven, hallará algo mejor en unos días o meses, es cuestión de tiempo.
-Amor ¿Cómo va todo?- no había notado que Rosa se acercaba.
-¡Rosa! ¿Qué es eso?- le grita la vecina a mi novia.
Quisiera doblar mis ojos antes el posible drama que se hará en este momento pero debo acabar bien mi actuación.
-Por favor, señora. En otro momento hablan. -le tomo la mano a Rosa y se sienta a mi lado.
Daniela, Damaris o como sea que se llame no parece sorprenderle que Rosa esté conmigo, supongo que lo sabía todo a diferencia de la mamá que me quiere hacer daño con su mirada de desaprobación.
Al final del pasillo veo como van entrando un grupo de hombres, policías. Vienen a preguntar por lo sucedido. Debo llorar más.
-¿Es usted el señor Maximiliano Sarmiento?
-Sí- me levanto y limpio mis lagrimas.
-Arréstenlo- dos policias se acercan a mí tratando de esposarme pero lo impido.
-¿Qué cree que hace usted?- las tres mujeres cercanas estan confundidas al igual que yo.
-Está usted acusado de homicidio agravado, intento de homicidio y violencia.
Esto no puede estar pasando, si ellos están aquí es porque tienen algo en mi contra, no puedo acabar en la carcel.
-Amor, ¿de qué hablan?-Rosa me mira con sus ojos cristalizados.
Los policias se acercan nuevamente para ponerma las esposas pero esta vez no me quedo a pedir explicaciones, en un rápido movimiento tomo a Rosa y la empujo haciendo que ella caiga sobre los policias y huyo del lugar. Escucho gritos.
-¡Atrapenlo!
-¡Pide apoyo, rápido!
Corro tanto como puedo, no conozco este lugar pero sé que todos tienen una salida de emergencia, esa es la que estoy buscando. Una voz anuncia por las bocinas del hospital, al hombre peligroso que es prófugo de la justicia.
-No podrán atraparme- dos enfermeros tratan de detenerme cosa que no logran ya que siempre cargo una navaja y a ambos apuñalo, nada peligroso.
Logro salir del hospital y entro al primer lugar de venta de ropa y compro lo mas común para cambiarme, y pasar desapercibido. Sueter, jean rasgados y una gorra.
Llego hasta un motel y me instalo a pensar qué debo hacer ante esto.
-No pueden tener pruebas, es imposible- me rio
Enciendo la televisión y busco el canal local.
-Atención ciudadano, hay recompensa para el que de información del paradero de este hombre- muestran una imagen mía -Maximiliano Sarmiento. Este hombre es acusado de asesinato, intento de asesinato y violencia contra la mujer. Escuche esto, este hombre enamoró a la hija del hombre que presuntamente asesinó. Atentó contra la vida de la novia de su hijo y violentó a muchas mujeres mientras su hijo iba creciendo. Hoy su hijo el joven Joaquín está en la unidad de cuidados intensivos y al parecer el padre tuvo que ver en esto. Con ustedes el oficial Larios.
La pantalla se divide mostrando la cara del hombre que iba delante de los policias y la de la reportera.
-Oficial Larios ¿Qué se sabe del presunto homicida?
-Buenas tardes, no podemos llamar al señor Maximiliano presunto, porque hay pruebas contundentes mostrando la culpabilidad de lo que se le acusa, tenemos una testigo clave...
Estrello el control con el televisor haciendo que este se apague y bote humo.
-¿Quién podría probar que yo hice esas cosas? -me rio- ay vida, no podré gozar del dinero de mi hijo de ahora en adelante pero podré usar otro que ahorré gracias a él, debo hacer mi última misión e irme de este mugroso país.
Debo esperar a que anuncien la muerte de él y me iré. Por fin estará con su madre, como tanto lo ha querido.