Danica
Me duele el cuerpo, la cara, siento los ojos pesados.
-Señorita, ¿Cómo se siente?-me habla una mujer que apenas noto.
-Me duele todo el cuerpo- la miro y ella está anotando.
-Sí, tiene muchos golpes en su cuerpo y rostro, es usted muy valiente al enfrentar a un criminal.
Apenas llegan a mí los recuerdos del secuestro y la forma en que escapé del carro. Pensé que no saldría de esa situación.
-Señorita y el hombre que estaba conmigo, ¿Qué le pasó?
-Ese sujeto, quiso escapar del lugar luego de que le disparó, la policia lo siguió-se sienta emocionada en un mueble de la habitación- y fue como de película, fueron como diez minutos de persecución donde si ese hombre no se estrella con un poste, quizá no lo atrapan. Ahora está preso
-Que alivio, pero espere. ¿Me dispararon? ¿A mí?
La enfermera se levanta y me dice que en la pierna recibí el impacto de bala. Al escucharla halé la cobija que cubría mis piernas y vi la izquierda vendada. La toqué y dolía, ese hombre ha querido acabar con mi valiosa vida en repetidas ocasiones.
La enfermera se dirige a la puerta diciendo que le informará al médico de mi estado.
-Espere, disculpe. -Ella me observa con la mano en el pomo de la puerta -me podría dar información de Joaquín, es hombre que...
-Todos saben quién es Joaquín. -Suelta el pomo de la puerta- en las noticias no dejan de hablar del loco psicópata, el atractivo hijo cautivo, la muerte del padre de la novia del psicópata, una de las victima de maltrato físico y de los intentos de homicidio en contra de usted.
Ella los enumeró con sus dedos.
-Ah sí, el joven está mejor, cuando me toque ir hasta su habitación le diré de su estado y ya debo irme a reportarme con el médico.
La enfermera se va rápido y yo no supe bien que pasó con ese loco. Mamá estaba herida cuando ese hombre me llevó en contra de mi voluntad.
-¡Danica!- mamá entra y corre hasta abrazarme, papá viene detrás de ella.
-Mamá, ¿estás bien?-miro una pequeña venda en su frente y lloro.
-Hija, no llores, mira como te dejó ese des...-papá se voltea evitando que veamos caer sus lagrimas.
-Estoy bien papá, por favor mírame- se acerca y me toma de las manos.
-No pude protegerlas, perdón- llora abiertamente.
-No, amor-mamá lo abraza- esto no es tu culpa, sabemos que tú harías y darías todo por nosotras.
-Perdón.
-Papá, no llores.
-Tú- Solloza -Tu también lloras.-Nos reimos entre lagrimas.
Agradezco a Dios por mi familia. Por mi única amiga y por él, que a pesar de tan malos tratos es un hombre de bien aunque otros lo duden sé que él es diferente a su padre.