El Viudo Joven

Capítulo 1

Alex se encontraba sentado frente a su ordenador. Su jornada laboral estaba por terminar, y el sonido de la llegada de un nuevo correo electrónico impidió que se marchara. Estaba agotado, con el cabello enmarañado, la corbata suelta y los dos primeros botones de su camisa desabotonados.

Con las manos entre su cabello, releía una vez más, el correo que recibió del Presidente de la Corporación Monsanto Inc. No solía quedarse hasta tarde, puesto que le gustaba llegar temprano a casa para cenar y jugar con el pequeño Mateo, su hermoso hijo de cinco años, pero el contenido de ese correo lo tenía desconcertado ¿Qué debía hacer?

 

De: Edgar Monsanto

Para: Alex Meyer

Asunto: Traslado Urgente

 

Estimado Sr. Meyer

La presidencia de la Corporación Monsanto Inc. le solicita el apoyo para tomar la Gerencia de Marketing y Ventas de nuestra sede ubicada en la ciudad de Oviedo, Asturias. Con el fin de crear una estrategia de Marketing para el relanzamiento de la Imagen Publicitaria de nuestra línea de Embutidos Madurados.

Estamos muy agradecidos por el desempeño y dedicación que ha demostrado el tiempo que lleva trabajando para nosotros, y por ello, hemos visto en usted las cualidades necesarias para llevar a cabo esta importante labor. Somos conscientes de que su colaboración es vital para el avance de nuestra marca.

En los próximos días, se le citará para una reunión, en donde se le explicara a detalle la oferta laboral.

 Atentamente,

Edgar Monsanto

Presidente

  

Visualizó nuevamente la foto que tenía de Mateo sobre su escritorio, el niño  era la viva imagen de su madre. Recordó aquel día, cuando cinco años atrás, agobiado por el dolor de la pérdida de Elena, tomó a su hijo y se marchó.

 Aquella noche, abrumado por la soledad y la responsabilidad de atender a un niño de cuatro meses, él solo, dejó todo atrás, tomando solo unas pocas pertenencias, a su pequeño, y las llaves de su auto. Partió rumbo a Madrid, donde llegó a casa de su madre, quien se sorprendió al verle llegar a las tres de la mañana, bajo la fuerte tormenta que golpeaba la ciudad, con los ojos llenos de lágrimas y un bebé entre sus brazos.

Ya con su hijo de casi 6 años, su mayor temor era que, el cambio de ciudad pudiera afectar su estilo de vida, pues hasta ahora se las habían apañado, gracias a la ayuda de su madre y demás familiares, que siempre estaban al pendiente del pequeño Mateo. Y más cuando, por cuestiones de trabajo u otras actividades él no podía hacerlo.

Después de pensarlo y analizar todos los pros y contras, llegó a la conclusión de que no importaba la parte del mundo en que se encontrará, lo importante era estar junto a Mateo. Eran una pequeña familia de dos y no imaginaba su vida sin su hijo en ella. Además, un cambio de aire y un nuevo reto laboral no le vendría nada mal.

Se dispuso a llamar a su jefe y comunicarle su decisión, ya no veía necesario esperar a que lo citaran para conversar al respecto, entre más rápido concretará los términos, más rápido sería el cambio.

Al tercer tono el Sr. Edgar Monsanto contestó:

—Sí, buenas noches.

—Buenas noches Sr Monsanto. Lo llamó para conversar con respecto a la solicitud del traslado.

—Sí, respecto a eso, ¿Qué te parece la propuesta? ¿Ya tienes una respuesta?—Edgar no  podía permitir que Alex rechazara su oferta, por eso agregó— nadie está tan calificado como tú para ese trabajo, demás está decirte que cuento contigo.

Alex  esbozó una ligera sonrisa de satisfacción, le gustaba saber que su jefe reconocía su trabajo. Su crecimiento laboral lo había obtenido dentro de esta corporación, apenas un par de años atrás había ingresado a la empresa como un asistente de ventas y ahora era todo un Gerente Corporativo.

—Lo... lo he pensado —titubeó.

—¿Y bien?

—La respuesta es sí, acepto este nuevo reto —contestó de manera efusiva.

—¡En hora buena! sabía que no me decepcionarías —respiró con alivio, no podía estar más satisfecho con esa respuesta— Mañana mismo comenzamos a organizar todo para tu traslado, me gustaría que comenzaras tu gestión el próximo lunes, sé que es bastante apresurado pero te necesito allá con urgencia. ¿Qué me dices? —Edgar cruzó los dedos, esperaba que no pusiera ninguna objeción.

Alex no tenía problema, a pesar de lo precipitado, lo embargaba la emoción de iniciar una nueva etapa. Sin embargo quería aclarar que sin su hijo, no iría a ninguna parte, de lo contrario se vería obligado a rechazar la oferta.

—No tengo ningún problema. Sin embargo, lo que me preocupa es mi hijo Mateo, como comprenderá no iré sin él y debo conseguirle un colegio y una guardería, puesto que allá no contaré con la ayuda de mi madre. No sé si lo sabe, pero es ella quien se queda con él después de clases mientras yo llego del trabajo.

—No te preocupes por eso, la Gerente de Recursos Humanos se encargará de proporcionarte todo lo que necesites, el lugar donde te quedaras, el colegio del niño, el transporte, etc. En cuanto a la Guardería, nuestra sede de Oviedo cuenta con ese servicio, así que no tienes nada de qué preocuparte.




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