El Viudo Joven

Capítulo 3

Lucia abrió la puerta de la sala de juntas y se encontró con algunos de sus compañeros. Se sintió un poco avergonzada al notar que solo faltaba ella para comenzar. Odiaba la impuntualidad, lo consideraba una falta de respeto, y en ese momento, era ella quien faltaba el respeto al ser la última en llegar. Se había sumido de tal manera en su trabajo que había perdido la noción del tiempo y había olvidado la bendita reunión. Los lunes, en particular, eran los días con mayor carga laboral, donde había que planificar la manera en que se llevarían a cabo las diferentes actividades de la semana.

Dirigió su vista hacia donde se encontraba Edgar Monsanto y le pidió disculpas con la mirada, este le dio una amplia sonrisa y agitó su mano derecha, dándole un gustoso saludo. La conocía muy bien y no quería que se tomara a pecho el llegar un poco retrasada para la reunión. Solo esperaba que ella hiciera acto de presencia para pedirle a Antonia que hiciera pasar a Alex.

 Posteriormente, Lucia tomó asiento en la silla que le correspondía y notó que solo habían caras familiares a su alrededor, por lo que supuso que el nuevo Gerente no había llegado, lo cual la hizo dar un suspiro de alivio, después de todo, no era la última en llegar.

Le estaba dando una última ojeada a los informes que llevaba consigo, cuando escuchó la puerta cerrarse. De inmediato los murmullos de las demás personas de la habitación cesaron. Al levantar la vista, para ver qué ocurría, se encontró con unos ojos verdes que la examinaban. Los ojos verdes más hermosos que había visto en su vida. Parecían un par de esmeraldas.  

Se sintió intimidada. Nunca la habían visto de esa manera, con tanto descaro, con tanto fuego. Se ruborizó, algo que casi nunca le pasaba, sin embargo, hizo todo lo posible por ocultarlo, no podía permitirse que la vieran afectada. Ella no era de las que se dejaba intimidar, por eso, hizo lo mismo. Mantuvo su mirada en alto y lo observó de la misma manera. No le importó el lugar donde estaban, solo quería hacerle ver que no se dejaría amilanar, por nada, ni por nadie. Y así, bajo ese duelo de miradas, se mantuvieron  hasta que, finalmente, él tomó asiento.

—Buenos días señores —Exclamó Edgar Monsanto—.  En vista de que estamos todos, la reunión va a dar inicio —los presentes asintieron y continuó—.  Como ya saben, el motivo de esta, es la de presentarles al nuevo Gerente de Marketing y Ventas —señaló hacia donde se encontraba Alex—. Lamentablemente el Sr. Santoro nos dejó, se retiró por motivos personales, y he visto la oportunidad de darle un nuevo aire a esta sede. Para ello he traído a quien considero el mejor Gerente de Marketing y Ventas que ha tenido esta Corporación, el Sr. Alex Meyer.

Alex sonrió con total satisfacción, se puso de pie y saludó a los presentes.

—Buenos días. Edgar, gracias por la oportunidad y por la confianza. Te aseguro que haré todo lo que esté en mis manos para estar a la altura de este nuevo reto, al cual, estoy comprometido al cien por ciento —sus compañeros se mostraron sorprendidos ante la familiaridad que existía entre Alex y el dueño de la corporación—. Colegas, para mí es un honor trabajar con ustedes y para ustedes. Me gusta mucho el trabajo en equipo, quizás algunas veces raye en lo exigente, pero ¿Quién no lo es, cuando le apasiona lo que hace?

Mientras hablaba, Alex no podía apartar la mirada de la linda rubia. Por suerte, era de buen ver, el mantener contacto visual con una persona durante un discurso o ponencia, porque, por más que lo intentara, no podía apartar la mirada de ella. En sus ojos color miel, había cierto magnetismo que lo atrapaba.

—Liderar a un equipo de trabajo ya formado requiere un periodo de adaptación y mucho esfuerzo —continuó—. Además de diseñar un buen plan de trabajo, y tener que hacer frente a los conflictos personales que puedan surgir —esta vez, dirigió su mirada a los representantes de la fuerza de ventas—, considero que como grupo debemos ser unidos, me gusta escuchar ideas, así que no se sientan intimidados, tendré en cuenta cada una de sus opiniones a la hora de tomar decisiones. Mi propósito es ayudarles a sacar todo ese potencial que tenemos cada uno y poder llegar a nuestra meta, que es la de posicionar a nuestra empresa, como líder en el mercado de embutidos.

Todos prestaban atención a cada una de sus palabras, asintiendo y dándole la razón. Trabajar en equipo no era fácil, pero para que una empresa u organización alcanzara el éxito, era necesario unir esfuerzos y trabajar en equipo.

Cuando, minutos más tarde, finalizó su discurso, sus nuevos compañeros, prorrumpieron en aplausos, emocionados y motivados por aquella presentación. Alex agradeció la calurosa bienvenida, mientras notaba que la rubia seguía manteniendo la mirada fija en él. Aumentando su ansiedad por conocerla.

—Muchas gracias Alex. Sé que estamos en buenas manos —exclamó su jefe y Alex se limitó a asentir—. Les pido a todos su colaboración. Espero ver los primeros resultados en la próxima reunión trimestral. A  partir de hoy verán a Alex instalado en su nueva oficina, y poco a poco, se irán integrando. Sé que si todos nos ayudamos, podremos concluir exitosamente —concluyó—. Por ahora doy por terminada la reunión, démosle espacio para que el nuevo Gerente se ponga manos a la obra con su equipo de trabajo—instó a que salieran de la habitación. Alex debía reunirse con el equipo de ventas en privado—. Que tengan un excelente día.

«Vaya discurso que se lanzó el nuevo Gerente», pensó Lucia.




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