Una amor que tal vez nunca será
Me había levantado antes de que sonara mi alarma ya que la noche anterior me había dormido muy temprano, así que me di un baño con una gran tranquilidad de ahí desayune y Sali de mi casa para dirigirme al paradero de autobuses en eso veo a Tom estacionado en la esquina, eso significaba que estaba Alexander, así que camine lo más rápido que pude para verlo, pero cuando ya estaba cerca del auto, mis ilusiones se fueron al suelo ya que solo se encontraba Tom.
-Hola señorita Emma buenos días-me saluda muy amablemente.
-Hola Tom buenos días, pensé que estaba Alexander-le digo.
-No, el señor alexander tenía una junta muy importante, pero me ha pedido que viniera a verla y así llevarla a su trabajo.
-Oh ya veo, gracias, Tom, pero no era necesario-le digo.
-No importa señorita Emma, bueno nos vamos-me pregunta.
-Si claro- sube al auto y después se subió Tom. La verdad si tenía muchas ganas de ver a Alexander, sentía una necesidad en verlo, tanto así me había enamorado de él, en fin, estuve en todo en el camino pensativa que ni cuenta me di que ya habíamos llegado a mi trabajo.
-Listo señorita Emma llegamos-me dice Tom interrumpiendo mis pensamientos.
-Muchas gracias, Tom-le contesto muy amablemente, bajo del auto, el solo me da una sonrisa y se va, entro al restaurante y voy directo a mis casilleros en eso entra Diego.
-Hola Emma buenos días, ¿Cómo seguiste? -me dice Diego-me hablaron diciéndome que estabas enferma.
-Si cierto Diego, pues ya me siento bien-le digo, si estaba mintiendo, pero recuerda como dije a veces las mentiras nos da una ayuda.
-Qué bueno Emma la verdad me preocupe mucho-me dice-por cierto, y quien era el que me aviso-me pregunta
-Era un primo-le digo, si otra mentira.
- ¿Qué primo? -me pregunta, por un momento se me olvido de que Diego conocía casi a toda a mi familia.
-Si un primo, la verdad no tiene caso que te diga su nombre, ya que no lo conoces es un primo lejano-le digo sin mirarlo.
-Ya veo Emma, bueno pues como dije que bueno que ya estés bien, te dejo para que guardes tus casas y te espero afuera para decirles sus números de mesa.
-Si claro Diego-le sonrió, él igual me sonríe y sale de la habitación, di un gran suspiro. Termine de guardar mis cosas y Sali para que así nos dijeran nuestros números de mesa. La verdad si había sido una mañana muy ocupada ya que había muchos turistas, llego mi hora de comida así que Sali por la playa para poder comprarme algo de comer, después de mi hora regrese a mi trabajo, si fue un día muy ocupado, hasta me quede a doblar turno, por esa razón tuve que ir lo más rápido al Bar-Hola Raquel.
-Hola Emma, hoy si llegaste un poco tarde-me dice mientras esta acomodando las sillas.
-Si, lo que pasa es que tuve un día muy ocupada en el restaurante y apenas me dio tiempo para llegar rápido aquí.
-Si entiendo, bueno e igual es más seguro que habrá mucha gente el día de hoy.
-Ni me quiero imaginar-le digo.
-Pues ni modos Emma, ya ayer tuviste un día tranquilo-me dice riendo.
-Ni tranquilo, ya que solo estuve aguantando mi dolor de cabeza-Raquel solo rio y se fue a buscar unas cosas en la bodega, yo terminé de acomodar las sillas, y al final de cuenta tenía razón Raquel ya que había mucha gente, en el transcurso de la noche no había llegado Alexander, ni una llamada había recibido de él lo cual era raro.
-Si que habido mucho trabajo-me dice Raquel ya casi por cerrar.
-Lo sé-le digo mientras estaba mirando por la puerta
-Esperas a tu príncipe azul-me pregunta Raquel.
-Que, no nada-le digo.
-Hay Emma, tal vez llevamos poquito en conocernos, pero algo me dice que ya te enamoraste de él
-Para que te lo niego, si estas en lo cierto-le digo dando un gran suspiro.
-Tranquila Emma, tal vez si como te dije él es un mujeriego, pero puede ser que cambie nunca se sabe lo que pueda pasar al estar enamorado.
-Si Raquel lo sé, pero como te dije yo estoy enamorada de él, pero no sé si él este enamorado de mi-le digo
-¨Pues ya te había dicho como es él, trata de no ilusionarte más, la verdad ya te considero una amiga y no me gustaría verte así triste, asustarías a los clientes-me dice y yo solo rio.
-Gracias Raquel igual ya te considero una amiga-le sonrió- bueno pues ya es hora, debo irme
-Si Emma, nos vemos mañana descansa.
-Si, igual tu-fui a buscar mis cosas y salgo del bar en eso veo el auto de Alexander en la cual me sentí muy feliz, así que me acerqué rápido al auto, pero esa felicidad se fumó ya que solo vi a Tom-Hola Tom.
-Hola señorita Emma, el señor Alexander me pidió que la llavera a su casa.
-Gracias-le digo, me subí al auto- y Alexander donde esta, porque no vino-le pregunto ya que tenía la duda.
-Tuvo que salir de viaje por asuntos de trabajo, pero él me pidió que la llevara a su trabajo, así como llevarla a su casa.
-Ya veo, aunque no es necesario Tom, yo puedo regresar a mi casa en el transporte.
-El señor Alexander, me dijo que no será necesario así que es estos días yo seré chofer-me dice con una sonrisa.
-Pues Gracias Tom-el solo asiente- después de unos minutos llegamos a mi casa, igual le dije a Tom que me dejara en la esquina ya que tal vez no estaban mis padres, pero sea como sea no salía algún chismoso en la cual le fueran a decir a mis padres. Le agradecí a Tom y entre a mi casa, me di un baño después me acosté a mi cama, pero antes de quedarme dormida cheque mi celular, pero no tenía ningún mensaje, más bien un mensaje de él, solo di un gran suspiro.
Al día siguiente me levanté, hice la misma rutina en bañarme, cambiarme, desayunar llegar a mi trabajo luego al otro, pero le peor, lo que hacía que mis días fueran tristes era que no había recibido ninguna llamada o mensaje de él, y pues Tom me iba a buscar, pero no me decía nada sobre él. Así fueron los primeros cinco días. Estaba en el restaurante ya iba a mi hora de comida así que busque mis cosas para ir a la playa y comprarme algo.