20 de enero de 2013
Sierra Leona
El clima estaba poco fresco después de una lluvia torrencial en lo profundo de la selva mientras en un claro un grupo conformados alrededor de 20 esperaban la llegaba de ciertas personas con un cargamento muy delicado.
—Estoy pensando que no llegaran, tenemos mas de 5 horas esperando a estos malditos— respondió su compañero impaciente.
La espera era larga cosa que impacientaba el grupo pues si no llegaba las personas no lograrían su cometido y saldrían con las manos vacías.
—Si quieres que tengamos éxito cállate la maldita boca una vez, esta gente van a durar porque nos encontramos en el corazón de una selva— dijo con una voz molesta.
—Solo a un maldito grupo de guerrilleros se le ocurre instalarse en una selva deberían habernos dicho que era mejor la ciudad así la venta se hace rápido— dijo Mohamed.
Quería decirle que tenía razón, pero prefería tirarse un disparo en la cabeza antes, no soportaba a las personas impaciente, solo quería dinero y largarse de ese maldito país.
—Si sigues hablando te voy a…— dijo, pero fue interrumpido por el sonido de un motor acercándose.
A los pocos segundos vieron varios vehículos llegar cubiertos de lodo de la cual bajaron varios hombres armados hasta los dientes. – Aquí vamos— pensó con fastidio. Se puso el pasamontaña y guardo sus armas para salir junto con su grupo.
— Llegaron justo a tiempo, íbamos a poner la mesa para el almuerzo— dijo Mohamed con sarcasmo.
Los hombres del grupo se rieron menos él que puso los ojos en blanco. Los guerrilleros solo miraban seriamente.
—Como acordamos— dijo uno de los guerrilleros que parecía ser el líder.
Los hombres bajaron grandes cajas en el suelo para luego abrirlas y mostrar el contenido que no era mas que un arsenal de armas que ibas desde muchos fusiles M16, AK—47 y varios francotiradores además de cajas que contenían granadas sin olvidar los cargadores llenos de balas.
Los guerrilleros bajaron una bolsa no mediana que a comparación de las armas tenia algo muy valioso y mas costoso que las estúpidas armas.
—Sacamos los mejores— dijo el jefe de los guerrilleros.
—Muy bien pueden llevarse las armas— dijo él mientras tomaba la bolsa.
El grupo se montaron en sus vehículos para luego dejar el grupo de guerrilleros en medio de la selva.
—Oye, ¿Cuánto crees que nos darán por eso? — dijo Mohamed mirando el interior de la bolsa.
—Cada uno vale alrededor de mas de seis mil dólares. Pero nuestro comprador nos dará más— dijo el mientras conducía.
— ¿Cómo sabes que nos darán más? — dijo Mohamed con una mirada curiosa.
—Porque estos diamantes son de Sierra Leona, ¿Sabes cuantos compradores darían lo que fuera por cada uno estos diamantes? — dijo mirando mirando hacia el frente.
—Sera por eso que los guerrilleros tienen control de las minas de diamantes— dijo Mohamed sorprendido mientras seguía mirando la bolsa.
Mientras el grupo salía de la selva para salir hacia la carretera que no era mas que un camino lleno de lodo para salir de su vehículo.
—Lo prometido es deuda— dijo él mientras abría la bolsa y le repartía la parte que les correspondía a los hombres.
Cada uno volvieron a sus vehículos y tomaron caminos diferentes pues ya recibieron lo que querían, pero Mohamed se había quedado. Pasaron varias horas de camino en la carretera hasta que llegaron a un pueblo donde pasaron la noche en una posada.
—Estoy muerto del hambre iré a buscar que comer— dijo Mohamed mientras salía de la posada.
Cuando vio la puerta cerrarse se quito las botas que tenían mucho lodo y la ropa para darse una ducha ya que al igual que Mohamed también estaba muerto del cansancio. Cuando el agua fría cayo por su espalda sintió los músculos de su espalda relajarse después del día pesado que tuvo.
Cuando Mohamed entro a la habitación con comida dejo el libro que tenia en las manos para luego unirse a comer.
—No es lo mejor, pero calmara nuestra hambre— dijo Mohamed mientras se servía para luego sentarse en la cama.
—Partiremos a las cinco de la mañana hacia Freetown, nuestro comprador debe estar impaciente al igual que tú — dijo él mientras miraba a su compañero que paro de comer para mirarlo.
—En mi defensa esos tipos duraron mucho y además no comimos no comimos lo suficiente, tu estabas acelerando para llegar a tiempo— dijo Mohamed indignado para después seguir comiendo.
—¿Se te olvida el entrenamiento que tuvimos? Hay que aprender a comer lo necesario y saber controlar los impulsos— dijo él mirando seriamente a su compañero.
—Después que nuestro comprador nos de la recompensa, ¿nos podremos ir a casa? — dijo Mohamed intentando hacer una mirada de perrito a modo de súplica.
—Sí— dijo él con fastidio, pero en el fondo también quería irse a casa.
—¡Gracias a Dios! No aguanto este este lugar— dijo Mohamed mientras seguía comiendo.
Luego de comer los dos estaban acostados en cama separadas, Mohamed por un había caído en los brazos de Morfeo mientras alguien estaba pensando cual seria el siguiente cliente para vender armas, pero el sueño estaba ganando y decidió perder contra ello.
…..
—¡Despierta! — dijo el mientras movía a mohamed.
—¿Que paso? ¿Dónde estoy? — dijo Mohamed soñoliento y tratando de recomponerse en la cama.
—Levántate son las 4 de la mañana, tenemos una hora para baño y subir al vehículo para continuar nuestro camino— dijo él que tenía envuelto una toalla en la cintura y el cabello mojado mientras miraba seriamente a Mohamed que estaba en la cama.
—Ya voy— dijo mientras se paraba de la cama aun con sueño para tomar su toalla y entrar a la ducha.
Salieron de la posada para montar sus bultos y seguir su camino hacia Freetown que se encontraba a unas horas de distancia, en el camino tuvieron percances ya que la carretera era terracería un vehículo todo terreno no tiene problemas, pero quedar atrapado en lodo no es algo que se pueda salvar. El camino pudo ver varios soldados de la guerrilla que les recordaba la situación del país y como el negocio de los diamantes que poseían era una de las causas que un país estuviera azotado por la guerra.
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Editado: 17.04.2025