10 de marzo
Luxor, Egipto
Cuando piensas en ciudades de Egipto, lo primero que te llega a la cabeza son ciudades como El Cairo y Alejandría. Pocos tienen en mente a la bella Luxor, que esconde una gran historia desde hace siglos: ser la capital de un imperio hasta tener las tumbas más famosas, como la tumba de la hermosa Nefertari, que nos cuenta en sus paredes su historia de amor así, como Luxor.
Lejos del valle, en el lado viejo de Luxor, se encuentra una mansión de dos niveles la cual posee muchas habitaciones y un gran patio que tiene piscina, área de tiro, jardines, entre mucho más que cualquiera pensaría que se trata del palacio de un príncipe oriental, como aquellos cuentos. En aquella se encuentran tres personas duermen profundamente en sus habitaciones.
Hace muchos años…..
El calor del verano es insoportable, pero no existe mejor forma de disfrutar el verano que viajando, y sobre todo si es cruzando el Nilo. En un crucero, se encuentra un niño durmiendo en su habitación donde los rayos del sol empiezan a entrar hasta toparse con su cara el niño por instinto se lleva el brazo al rostro para seguir durmiendo pero alguien entró para interrumpir ese sueño.
—¡Leonaldo, vamos, levántate!—dijo una mujer al sentarse en la cama con una voz suave y melodiosa.
Al niño le costó abrir los ojos, para encontrarse a la hermosa mujer, a la cual le dedicó una sonrisa para luego abrazarla.
—¡Mamá!—dijo el niño en brazos de su madre.
—Yo también te quiero, hijo—dijo su madre mientras le pasaba la mano por su cabello.
Al soltar a su madre esta se paró y se dirigió a la puerta pero se volteo para mirar a su hijo.
—Báñate, que en diez minutos el desayuno estará tu padre y yo te esperaremos—dijo su madre para luego voltearse y salir de la habitación.
Al salir de su cama se dirigió al baño que estaba preparado a lo cual entró a la tina donde se la paso jugando con las burbujas mientras veía en la ventana el paisaje del valle del Nilo. entre juego, no se dio cuenta que perdió la noción del tiempo hasta que su madre apareció en la puerta del baño recostada, con los brazos cruzados mientras veía a su hijo seriamente.
—¡Leonaldo te dije que te bañaras no que jugaras tu padre y yo te estamos esperando!—dijo su madre para luego tomar una toalla y acercarse a la bañera.
—Perdón, mamá— dijo Leonaldo cabizbajo mientras salía de la bañera para que su madre lo envolviera en la toalla.
Al salir del baño, su madre buscó su ropa en el equipaje, mientras él estaba sentado en la cama mirando por la ventana. el paisaje hasta que su madre encontró la ropa que era un pantalón y una camisa de lino, una ropa fresca para el clima caluroso.
Al salir de la habitación, caminaron por el largo pasillo bajando las escaleras para llegar al comedor, donde los esperaba un hombre leyendo el periodico mientras fumaba un tabaco.
—¡Papá!—dijo Leonardo entrando al comedor para empezar a correr en dirección al hombre.
El hombre estaba concentrado leyendo el periodico, pero aquella voz infantil le llamó la atención a lo cual cerró su peridico que lo dejó en la mesa para levantarse de la silla y arrodillarse con los brazos abiertos para recibir a su hijo con un fuerte abrazo.
—Oh hijo mío—dijo su padre mientras le acariciaba el cabello.
Su madre llegó detrás de él al ver la escena una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro mientras miraba la hermosa escena. cuando los dos se separaron del abrazo su padre se levantó para dar un beso a su madre y después abrirle la silla para que se pudiera sentar.
—¿Cómo amaneciste hijo?—dijo su padre mirándolo con una dulce sonrisa.
—Muy bien—dijo Leonardo con mucha emoción.
—¿Estás listo para la aventura que nos espera?—dijo su padre con mucha diversión en su voz.
—¡No espero la hora de llegar a El Cairo!—dijo Leonaldo.
—Pero para la aventura se necesita tener el estómago lleno por lo cual primero debemos desayunar— dijo su madre con una sonrisa.
A los pocos segundos la comida llegó y la mesa se volvió un escenario de risas, chistes y contar historia sobre el lugar de destino.
Para muchos los momentos cortos son insignificantes pero esos son los momentos que más se recuerdan porque son esos donde pasas tiempo con quienes amas. Pero así como los momentos buenos duran poco, así también la felicidad.
Leonardo se levantó sobresaltado. tenía la respiración entrecortada y el sudor frío corría por su rostro y torso. Necesito unos minutos para procesar donde estaba, y ver el reloj que indicaba que eran las tres de la madrugada, aunque tenía tiempo para seguir durmiendo por lo cual se levantó para ir al librero, tomar un libro y salir al balcón para relajarse.
La noche estaba un poco fría, se escuchaba el sonido del viento y el agua de la fuente del jardín. la lectura para muchos, es una forma de sumergirse en un mundo de aventuras; pero para él era una forma de olvidarse del pasado que lo atormentaba.
Aunque la lectura funcionaba en esta ocasión, decidió cerrar el libro para después ponerlo en la pequeña mesa que estaba al lado y levantarse del sillón que estaba en el balcón acercándose, para recostar su cuerpo del barandal y posar su vista de los jardines de la mansión. en la madrugada solo se podia presenciar los faroles del jardin los jardines son un paraiso llenos de color y verdor parecidos a los jardines de un cuento de hadas unos jardines asi requieren cuidado y Seniha era experta en esa labor.
Mirando los jardines un destello del pasado apareció como si él quisiera volver otra vez aquellos tiempos que eran felicidad pero hoy son dolor y tormento rápidamente sacudió la cabeza, para volver a ver el jardín otra vez.—Solo fueron pesadillas—pensó Leonardo pero en el fondo esas pesadillas eran las que le gustaban.
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Editado: 10.05.2025