El Zafiro "La piedra perdida"

Capítulo 8*

                           *CAPÍTULO EDITADO*
 


 


Tomé todas mis cosas y salí de ese lugar, todo lo que quería saber ya había quedado confirmado, el dolor en mi pecho era irresistible, no lo soportaba por más que quería.
 


 

Aquellas lágrimas que pensé que habían cesado, aun caían  resbalando por mi mejilla, salía agua de mi nariz a causa del llanto y mis labios se sentían secos.
 


 

Tomé rumbo a casa, caminando despreocupada por la calle, el viento soplaba más y más, las nubes se oscurecían a cada paso que daba, el  dolor de pensar en que ella ya no estaba me comía por dentro, ¿como es que pasó? ¿Por qué? Ella, justamente ella... no pudo haber sido alguien más.
 


 

--Que vida, primero pierdo a mi papá, a un hombre que nunca conocí, segundo se va mi hermana, y ahora lo único que me quedaba.. mi madre-- dije en un susurro.
Era hora vivir sola, esta ves mamá no diría que no estaba lista para hacerlo.
 


 

El recuerdo de cuando hablamos en el cuarto divagó por mi mente un momento, el enojo y la impotencia de no haber podido hacer nada cuando ella lo necesitó apretaba mi pecho sin flojar.
 


 

Mis ojos estaban hinchados de tanto llorar.. ¿que haría ahora? ¿tendría que ir a vivir con mis abuelos?.
 


 

-No, no no no - me repetía en mi mente.
 


 

--De tantos en este pueblo, ¿tu fuiste la elegida?..-- estaba tan perdida que no me di cuenta que caminaba a la compañía de alguien.
 


 

---Deja de culparte--dijo aquel desconocido-- y tampoco digas nada, así son las cosas, unas se van y otras vuelven, a Lena le tocó irse y no volver, pero otras vendrán.
 


 

Quedé helada allí, porque no entendía, en este pueblo nos conocemos entre todos,  pero a empezado a llegar gente extraña a este pueblo, y todos me hablaban de mi madre..
 


 

--Quien... ¿quien le dijo su nombre?--pregunté girando a ver quien me hablaba, pero.. ya no estaba ahí.
Giré rápido mirando a todos lados, y no logré ver nada, no veía a nadie
 


 

Cada paso que daba parecía ir en falso, todo lo que hacía iba mal, ¿como no iba a sentirme culpable? Todo parecía mentira.
 


 

                          * *  *  *  * *
 


 

Llegué a casa, ya estaba de noche y me acosté, cerré mis ojos, sentía mi garganta seca me levanté y fui en busca de un vaso de agua fresca, bajé lentamente los escalones, me sentía sin fuerzas, no tenía ganas de nada, mi corazón se agitaba con fuerza sentía taquicardia, así que me paré en el último escalón, respirando hondo para calmarme. 
 


 

--¿Estás bien?-- preguntó Herodes.
 


 

Moví la cabeza negando, el caminó a mi y me abrazó.
 


 

--¿Estás mejor?-- volví a negar, dejando caer lágrimas de mis ojos.--ven-- me tomó del brazo llevándome a sentar en el comedor. 
 


 

--Ella.. Herodes.. 
 


 

---¿Ella que princesa?-- preguntó mirándome acariciando mi mano.
 


 

---Está muerta--dije fría.
 


 

--¿Que?-- el desconcerto en sus ojos era notorio no tenía idea.
 


 

--Lo comprobé, y era ella, ¡estoy segura de que era ella!-- dije desesperada-- cuando la vi ahí-- dije un poco calmada-- no podía creerlo--hice una pausa.-- tengo sus cosas pero las dejaré en un lugar donde nadie las encuentre, solo yo sabré donde están.
 


 

--Lana, muestrame...--dijo Herodes tocando mi mano, con el tacto sentí una corriente caminar  por mi brazo y llegar hasta mi cabeza, me despegué de el de golpe y me agarré el brazo echándome atrás.
 


 

--No, déjame, vete, lárgate de aquí, no quiero verte-- grité-- ¡lárgate! Vete-- susurré.
 


 

Herodes me miraba confundido con los labios entre abiertos. Me fui de ahí tomando rumbo a mi cuarto, entrando cerré la puerta de golpe poniéndole el seguro.  Caminé hacia atrás poniendo mis manos para tentar y sentarme en la cama.
 


 

--¿Que hacías sola en ese lugar?--oí una voz preguntar, guardé silencio para ver si lo estaba imaginando o era real-- Quien sabe que te habría pasado si no hubiese llegado.
 


 

--¿Quien eres?--susurré.
 


 

--Ah, ya no no me recuerdas--rió burlón-- ¿tienes memoria corto plazo?.
 


 

---Si supiera quien eres no te estuviera preguntando.
 


 

--M... que tal te refresco la mente, esta mañana, ¿quien te ayudó a salir de esos tipos?.
 


 

Si, lo recordé, pero no me fijé en su rostro ni nada, solo salí de ahí corriendo tanto como pude, pensando en que pasaría si lo mataban.
 


 

El chico me sacó de mis pensamientos empezando a hablar.
 


 

--¿ya me recuerdas?--dijo en un tono juguetón.
 


 

--Si.. y gracias, pero la verdad ese no era un camino peligroso, es el mismo de siempre, el que conozco a ojos cerrados para ir a la escuela.--dije con simpleza.
 


 

--Oh, tu mamá no te advirtió-- dijo extrañado.
 


 

--a ver, primero hoy hace tres días que mi mamá murió, me acabo de enterar hoy por su puesto, y segundo, no se de que me hablas, mi mamá no tenía que advertirme  nada.
 


 

--Lana, no tienes idea de lo que pasa en este pueblo que no es normal.
 


 

¿De que está hablando?, no lo entiendo, este pueblo es, religioso, unido, y pequeño, todos nos conocemos y.. y..
 


 

--¿Me estás oyendo?--preguntó el chico.
 


 

--Lo siento, ¿puedes repetir?.
 


 

--Lo que presenciaste esta mañana fue una ilusión, la formaron unos brujos, quieren algo que tu mamá tenía 
no se que porquería sea, pero puede que sea importante, porque todos andan tras ella.-- pronunció el con seriedad.
 



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En el texto hay: misterio suspenso muertes

Editado: 15.05.2021

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