Antes de pasar mandarte todo, esta será la carta introductoria. Debo explicar algunas cosas primero, o si no, quizás te asustarían las yo de las otras cartas.
Bien, antes que todo, gracias por compartirme tu valentía, sabes que realmente no es mi fuerte. Realmente tomaste siempre la iniciativa por mí, y no, no es idolatría, simplemente quería agradecerte ese pequeño gesto, que estoy segura ni siquiera hiciste con aquella intención. Probablemente estas cartas te lleguen bastante tarde, pero bueno, no importa mucho cuando las leas, solo que las hagas, o yo piense que fue así. Una vez que estén en tu poder serán tuyas, son mi regalo, nunca supe cuál era el regalo perfecto para ti, de hecho, aun no lo sé.
Así que no me queda más que regalarte mis pensamientos, y todo lo que causaste en mí.
Puedes tomarte el tiempo que quieras para leerlas, no te presiones. Y ni se te ocurra presionarte en darme alguna respuesta, porque de ti nunca necesité una.
En fin, mi regalo son estas cartas, estas cartas que iba escribiendo a medida que sentía y dejaba de sentir, son varias, espero que no sea tedioso leerlas.
Espero desde mi yo interior, ayudarnos y ayudarme a terminar esto. Y también espero que sigamos siendo las mismas de siempre, tú una loca tristemente enamorada del amor, y yo una niña cínica con complejo de héroe.
Esta es la historia del zorro amarillo y del ave herida.
Posdata: Recuerda el orden, es importante.
Posdata dos: He escondido canciones en los títulos de las cartas, tienes trabajo.
Te quiere mucho,
Luca