El zorro amarillo y el ave herida

XXVI: Buenos años, horizonte

Es de noche, y me he quedado sola en casa. Tengo unas ganas tremendas de correr a casa de mi abuela y abrazarla, decirle que la quiero un montón, que nunca me deje sola.

Aquí, sola.

Ya no me siento tan sola desde que las conocí, aunque a veces estamos juntas y vuelvo a sentirme así. Creo que el día en donde me sienta completa estando sola, será genial. Sentirse no sola estando sola. Contradictoriamente genial.

A veces no puedo sacarme de la mente cómo será el momento en donde mi abuela me deje. Es horrible. Sentir como no puedo controlar la impotencia y la rabia, la tristeza.

La tristeza.

No quiero que ese día llegue nunca.

Nunca.

Nunca.

No.

Por favor.

Deja que se quede un minuto más.

Un último abrazo está bien para mí.

Solo uno más.

Por favor.



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En el texto hay: poesia, cartas, el primer amor

Editado: 21.02.2019

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