El Zorro Blanco I

Capítulo 8: Para el corazón

"Existen en la vida ese tipo de dolores que no son físicos; sino emocionales. Esos dolores que son como estacas clavadas para el corazón y para los que ni siquiera existe cura"
-Taiga Bridger.

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Capítulo 8:
PARA EL CORAZÓN

El silencio reinó en la habitación luego de semejante grito y Zimmer, por su parte, se mostró algo asombrado por mi repentino cambio de humor. Tardó un poco en atreverse a decir palabras, o tan siquiera a moverse, para comenzar de nuevo una conversación con cierta cautela.

—Tienes un pequeño problema de manejo de la i... —intentó bromear un poco, como siempre, pero lo detuve antes de que pudiera terminar de hablar.

—Zimmer, basta, por favor —rogué entre dientes con todo el autocontrol que pude reunir.

Estaba harta de sus bromas, harta de sus insinuaciones y harta de pensar en mis padres. Quería tranquilidad o esto se iba a volver aun más incomodo, y no era lo conveniente.

—Creo que ya debo irme —confesó rascando su nuca un poco inquieto.

Lo vi ponerse de pie y caminar hacia la ventana con las manos en los bolsillos, alistándose para marcharse.

—Alto, ¿a donde vas? Aun tenemos trabajo —le recordé siguiéndolo tan rápido como pude.

—Janette, tienes que dormir y yo tengo que trabajar mañana. No pensaste que atraparíamos al Zorro Blanco en la primera noche, ¿o si? —dijo mientras me observaba detalladamente con una pequeña sonrisa de curiosidad.

¡Puf, tonterías! Para nada estaba pensando que si trabajábamos toda la noche podríamos descifrar las gráficas y usarlas para relacionarlas con el dinero, rastrear las cuentas y conseguir al destinatario, quien posiblemente nos lleve a los movimientos y así encontrarlo. Por favor, yo solo pienso en dormir.

—No, claro que no. Solo pensé que podríamos trabajar hasta las doce, al menos —traté de sugerir haciendo evidente mi falta de sueño.

Mi reloj marcaba las 10:30 pm, por lo que un par de horas más no dañarían a nadie.

—Por hoy, terminamos —sentenció comenzando a recoger los papeles del suelo.

—¡Solo media hora más! —me quejé cruzando los brazos en forma de protesta.

No tenia sueño, ni siquiera un poco. Quería seguir trabajando e igual no podría dormir sabiendo que tenía pruebas reales que analizar bajo mi techo. Él, por su parte, ignoró todos mis intentos de convencerlo y terminó de meter todo en la caja para luego incorporarse.

—A dormir —dijo con una amplia sonrisa y señaló la cama con una falsa expresión seria.

—No soy tu mascota —rodé los ojos con disgusto.

—Pero eres mi socia, si mueres, ya no tendré una socia paranoica a la cual deba proteger de si misma —expresó levantando los hombros para restarle importancia a sus acciones.

—Tengo una pregunta: ¿Cómo es que lograste ser parte de el Equipo Hun-ZB? Tienes 20 años, literalmente deberías estar estudiando no teniendo un cargo tan importante como ese —cuestioné realmente confundida por este hecho.

Si Zimmer tenía esa edad, eso hacia realmente impresionante su presencia en este equipo. Debía ser muy bueno en su trabajo si le habían asignado algo como eso.

—Es gracioso lo poco detallista que eres.

—No entiendo —confesé ante tal afirmación.

—Jonathan, nuestro líder, tiene 27 años; Mariana tiene 26, Vanessa 23 ¿Y tú te cuestionas mi edad? —dijo con ironía riendo por lo bajo.

—No entiendo. ¿Por qué son tan jóvenes? Es el equipo mas importante de este país, el foco del mundo y los encargados de la tarea del siglo, deberían ser miembros experimentados de alto rango con muchos años de labor —realmente me encontraba confundida, muy confundida.

—Y lo eran, pero digamos que capturar a El Zorro Blanco es una tarea algo complicada que fatiga hasta a los más fuertes; hace más o menos tres años el equipo pasó de ser ancianos con miles de medallas a jóvenes con "ideas frescas". Conclusión: ninguno ha logrado nada —hizo una mueca luego de culminar su explicación y soltó un suspiro.

—O sea que son conejillos de indias. Una prueba social para ver si los jóvenes son capaces de superar la mente de un genio —hablé con seguridad. Era fácil deducir eso debido a todos los hechos planteados.

Los adultos estaban atrapados y se habían rendido, pero no podían decirles eso a los medios porque mancharía el nombre de Estados Unidos, por lo cual habían recurrido a una estrategia diferente. Delegar la responsabilidad a otros individuos para luego tener a quienes culpar si algo no tenia resultados. Muy buena idea, gobierno, son unos cobardes con astucia. Jonathan, Mariana, Vanessa, Evans y Zimmer eran solo el rostro de esta operación; y, si fuere necesario, también el escudo.

—Exacto. Solo que, si me lo preguntas, este hacker no es un genio invencible, solo es un tipo jugando en su terreno. Si logramos sacarlo de su terreno, será como un temible tiburón fuera del agua, totalmente indefenso —luego de decir esto, sonrió con cierta malicia y miró su mano haciendo un puño.

—Eso no será tan fácil. Alto, aun con sus edades, tu sigues estando bajo el rango de lo imposible, ni siquiera deberías estar graduado —alegué.

Lo vi avanzar hacia la cama y tomar asiento nuevamente sobre esta. Era obvio que no tenía intenciones de marcharse y, por su actitud más relajada y franca, pude intuir que el efecto del café ya había desaparecido por completo.

—En realidad yo no me gradué. Cuando hicieron la elección, se decidió que no sería necesario y heme aquí —respondió estirando sus brazos hacia los costados con un bostezo.

—¿Selección? ¿Los escogieron? ¿Cómo? —indagué sentándome junto a él sobre el colchón con una curiosidad casi palpable.

—Bueno, todos los demás cuentan historias realmente exageradas sobre como los guardias de la NASA El Cazador los llevaron a sus límites para probar sus habilidades y así elegirlos de entre todos los demás. Después de todo, ellos si eran miembros de la fuerza de manera oficial cuando les dieron el anuncio de su nuevo puesto. Yo en realidad no se cual fue la manera, pero se que en muchos de los detalles solo están alardeando —confesó.




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