El Zorzal

Capítulo III

Después del incidente con las palomas cochinas, nuestro pequeño y valiente zorzal decidió emprender nuevamente el vuelo, esta vez en compañía de sus dos nuevos amigos, el queltehue y la golondrina, con el fin de seguir buscando la respuesta a aquella inquietante pregunta que la madre naturaleza le dejó el día que su familia fue asesinada por los humanos: ¿Por qué sigo vivo?

Tras abandonar el verdoso parque, las tres aves llegaron hasta un campus universitario, lleno de edificios y áreas verdes, con el fin de buscar un lugar tranquilo donde posarse.

Finalmente lo encontraron en un pequeño edificio de color amarillo beige, en el cual se posaron en una cornisa de este.

Allí, observaron hacia tierra la enorme cantidad de personas que entraban y salían del edificio, portando unos extraños libros de color azul y leyendo parados dando vueltas o sentados en una escalinata que estaba al frente del edificio.

Tanto al queltehue como a la golondrina les llamaba la atención la actitud de los humanos frente a esos libros, mientras que al zorzal no le importaba. El solo hecho de ver a los humanos aún le seguía haciendo memoria por la muerte de su familia.

La golondrina, preocupada por su amigo alado, le pió, como queriendo preguntar: "¿Qué pasa? ¿Por qué no quieres ver lo que hacen los humanos?", a lo que el zorzal le contestó con otro pío, como queriendo responder: "Porque ellos mataron a mi familia y por culpa de ellos estoy solo en el mundo".

Tras esa respuesta, el queltehue le pió, como queriendo decirle: "Amigo, entendemos como te sientes, pero si sigues recordando eso jamás vas a honrar la memoria de ellos. Además, no eres el único zorzal en el mundo, hay muchos otros como tú, que tal vez han corrido con la misma suerte a causa de los humanos. No podemos hacer nada contra ellos, porque son más grandes, pero podemos enseñarles a respetar a otros como nosotros a través de nuestras acciones como aves, es decir, la ley de la vida."

El piar del queltehue reflejaba algo muy sabio. Mientras ellos respetaran la ley de la vida, no habría problemas, ya que los humanos eran los únicos que torcían a la madre naturaleza en su afán por creerse superiores.

Sin embargo, a pesar de las palabras de su amigo, el zorzal hizo caso omiso y sin pensar, se lanzó en picada hacia donde estaban los humanos, escondiéndose cerca de unos matorrales cercanos. Aterrados por lo que le pudiera pasar, el queltehue y la golondrina fueron tras él.

Desde el matorral, el zorzal observaba fijamente a los humanos y con su agudo oído escuchaba sus palabras. Parecían decir lo que leían una y otra y otra y otra vez, como si estuvieran repitiendo. El ave no entendía por qué lo hacían, parecían tontos repitiendo lo mismo, y eso que se supone son la raza más inteligente del mundo. Al ave eso le llamó la atención y continuó escuchando.

Pero sin darse cuenta, dos jóvenes aparecieron frente al zorzal, a lo que este reaccionó adentrándose más en los matorrales. El ave observó a ambos, se trataba de dos mujeres muy lindas que adoraban a las aves, las cuales quedaron encantadas con el ave, pero este sentía miedo, y al mismo tiempo, un fuerte deseo de atacarlas a picotazos.

Una de las mujeres le dio unos gusanitos con el fin de llamar su atención. Le decía: "¡Ven! No te asustes... no te haremos daño".

El zorzal desconfió al principio de las palabras de la joven. Aun tenía en su mente lo ocurrido con sus padres y hermanos y el terrible precio que significó su muerte y como los humanos ni siquiera se dignaron a hacer algo para evitarlo.

Sin embargo, el hambre le ganó a la venganza, y el zorzal, motivado por el instinto, fue poco a poco hacia donde estaban los gusanos dejados por la joven para comerlos. El ave se regocijó con los anélidos que devoró.

Mientras el zorzal se devoraba los gusanos, la joven aprovechó un segundo para hacerle cariño con un dedo en su cabeza, acercándolo poco a poco, pero en ese instante, aparecieron el queltehue y la golondrina y se colocaron en medio de ambos, piando fuertemente hacia ella y su amiga, como queriendo decirles: "¡Aléjense de nuestro amigo!", a lo que las dos mujeres, asustadas, se levantaron y se fueron, atemorizadas por la reacción de las dos aves. El zorzal se dio cuenta de ello mientras comía los gusanos, sin entender nada.

La golondrina se acercó a él y le pió, como queriendo preguntarle: "¿Estás bien?", a lo que el zorzal asintió con la cabeza. El queltehue comenzó a piar fuerte, advirtiendo a las otras dos aves de que venían más humanos a donde estaban ellos. Estos al parecer, al ver a las dos mujeres correr asustadas por la reacción anterior, partieron con palos hacia donde estaban las tres aves para matarlas. El zorzal, el queltehue y la golondrina emprendieron vuelo de inmediato y abandonaron el campus.



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En el texto hay: naturaleza aves paisaje, vida, vuelo

Editado: 24.10.2019

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