El Zorzal

Capítulo IX

Guiados en el vuelo por la garza y con la esperanza puesta en el supuesto plan de las aves de la zona, el zorzal y sus amigos emprendieron vuelo rumbo a la ciudad-puerto, ubicada a unos pocos kilómetros al norte de la ciudad principal, con el fin de reunirse con sus congéneres a fin de tomar decisión respecto del futuro de los suyos.

Durante mucho tiempo las aves de la zona toleraron el actuar de los humanos al intentar sacarlos de sus hogares para construir sus casas y edificios, destruyendo sus nidos y derribando los árboles que los sustentaban, como en el caso que le ocurrió dos veces al joven zorzal.

Tras eso y durante el transcurso de estos tres años, las aves más imponentes del territorio se reunieron en distintos puntos de la zona para discutir la posibilidad de tomar acción inmediata contra los humanos con el fin de desestabilizar su actual prosperidad y causar un susto a su gente. Por esa razón las aves de toda la ciudad decidieron reunirse en la ciudad-puerto para ser consultadas por este proyecto de plan.

Al llegar a la ciudad-puerto, el zorzal y sus amigos se sorprendieron al ver la enorme afluencia de aves que se habían reunido en una roca de mar, ubicada a escasos kilómetros de la zona portuaria, lejos de la influencia de los humanos. Venían aves de todas partes de la zona, incluso provenientes de otros territorios, desde el mar, e incluso desde la cordillera, avisados por mensajeros que se enviaron a diferentes lugares para avisar de esta reunión.

Los zorzales eran el grupo minoritario, puesto que la gran mayoría de ellos habían sido diezmados por los humanos producto de la destrucción de muchos asentamientos, aunque habían también queltehues, golondrinas, peucos, garzas, piqueros, murciélagos (que andaban de colados pero no importa), gorriones, codornices, canarios, patos, cisnes y como no, palomas.

Todos ellos conformaban el grupo de las aves menores, mientras que por otra parte estaban las aves mayores (Gaviotas, Pelícanos, Águilas, Halcones e incluso, Cóndores). Este grupo de aves eran el grupo que gobernaba a las aves menores por su tamaño y por su experiencia en situaciones de peligro, por lo que cuando empezaron a piar con fuerza, todas las aves menores, entre ellas el zorzal, el queltehue, la golondrina, el peuco y la garza se sentaron en el suelo.

De inmediato la garza que trajo al grupo del zorzal, llamó a la presencia al líder de los pelícanos para dar a conocer el plan. La enorme ave comenzó a extender sus alas y a piar con todas sus fuerzas como dando un discurso respecto del plan que se iba a gestar.

Por medio del piar, el líder pelícano explicaba a todos el objetivo de este plan maestro. En la mañana del alba, bandadas de aves grandes (Pelícanos, Águilas, Halcones y Cóndores), comandadas por un grupo de aves especiales, iniciarían los primeros asaltos a los humanos desde los cielos, en lugares determinados. Los humanos, buscarían refugio en los lugares que creen ellos no los atacaran por los aires, pero ahí será la señal para los aliados de las aves (perros, gatos, ratones y demás) quienes entrarían a los lugares de refugio de los humanos y los obligarían a salir, para luego ser atacados por la segunda oleada, conformada por las gaviotas, las palomas y los piqueros, quienes con ayuda de los patos y los cisnes, en lo que se denomina "Operación Mojón", para después enviar la tercera oleada, integrada por el resto de las aves menores, entre ellas, el zorzal y sus amigos.

Por supuesto que las aves, previendo una eventual represalia por parte de los humanos, tienen una cuarta oleada de reserva, integrada en su gran mayoría por aves menores, gaviotas y pelícanos, para reforzarse en caso de ser necesario.

Todas las aves, al escuchar el plan, piaron con fuerza en señal de aceptación, la fuerza del piar fue tan potente, que a los humanos que se encontraban a la distancia les llamó la atención, pero no se inmutaron mucho, sino que lo dejaron pasar.

Sin embargo, a pesar del piar alegórico de la gran mayoría de las aves convocadas, el queltehue, la golondrina y el peuco que estaban preocupados por la situación. Temían que el plan fuera un fracaso y que esto se convirtiera en una total y absoluta masacre. Solo el zorzal apoyaba la idea de un ataque total contra los humanos.

Sus amigos le piaban en señal de oposición, como diciendo: "¿Te volviste loco?", a lo que este les contestaba con un piar más fuerte, como queriendo decir: "Hay que hacerlo. Hemos soportado demasiado tiempo a los humanos y tolerado su maldad muchas veces, ahora nos toca a nosotros".

El queltehue comenzó a piar como discutiendo con él: "¡No seas tonto! Esto lo dices porque quieres vengarte por lo que te hicieron a ti y a tu familia, no por ayudar a los nuestros. Una cosa es ayudar a preservarnos y otra cosa muy distinta es la venganza. ¡Piénsalo bien!".

La golondrina solo observaba con tristeza al escuchar el piar del zorzal. Estaba preocupada más que por la situación que se iba a desencadenar, por el bienestar del zorzal, pues la hermosa ave todavía lo amaba y no quería que nada malo le pasara a su amado.



#25950 en Otros
#3489 en Aventura
#7946 en Relatos cortos

En el texto hay: naturaleza aves paisaje, vida, vuelo

Editado: 24.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.