Elara y Caelum una alianza imposible

Capitulo 9

Elara despertó antes del amanecer, perturbada por un sueño que ya se desvanecía en su mente. Había algo inquietante en la forma en que las imágenes oníricas se entremezclaban con la realidad, como si intentaran advertirle de algo que aún no podía entender. A lo lejos, el canto de un búho rompía el silencio del bosque, pero dentro de la cabaña todo estaba quieto.

Miró hacia la esquina donde Caelum dormía, envuelto en una manta que apenas cubría su enorme cuerpo. Su respiración era lenta y constante, y su rostro parecía relajado, casi humano, bajo la tenue luz que se filtraba por las ventanas.

—¿Cómo es posible que puedas dormir tan tranquilo después de todo esto? —murmuró para sí misma, moviendo la cabeza.

Se levantó de la cama y se dirigió a su mesa de trabajo, donde un libro polvoriento permanecía abierto desde la noche anterior. Había estado investigando sobre la Luna de Sangre, buscando respuestas a por qué el vínculo entre ellos había reaccionado tan intensamente. Pero lo que había encontrado la había dejado con más preguntas que respuestas.

Un dibujo ocupaba la página derecha del libro: una imagen de un hombre lobo y una bruja de pie bajo una luna llena, rodeados por líneas entrelazadas que representaban un vínculo mágico. Debajo, había una inscripción en un idioma antiguo que Elara había tardado horas en descifrar.

"Cuando la bruja y la bestia se unan, el equilibrio del mundo cambiará. Un amor que no debe ser romperá las cadenas del destino."

Elara dejó escapar un suspiro, pasando los dedos por el texto. La profecía parecía demasiado específica para ser ignorada, pero también era lo suficientemente ambigua como para que no pudiera interpretar sus implicaciones completas.

—¿Qué estás haciendo? —La voz grave de Caelum la sacó de sus pensamientos.

Elara dio un pequeño respingo y giró la cabeza para verlo. Él estaba de pie detrás de ella, con el cabello despeinado y los ojos todavía medio cerrados por el sueño.

—Estás empezando a ser muy sigiloso para alguien de tu tamaño —comentó, cerrando el libro rápidamente.

Caelum arqueó una ceja, cruzando los brazos.

—¿Eso es tu forma de decir que estaba espiando? Porque técnicamente solo estaba viendo qué hacías.

—No importa lo que estabas haciendo. Esto no tiene nada que ver contigo —dijo ella, colocando el libro en el estante más alto para evitar más preguntas.

Caelum la miró con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—¿De verdad? Porque estoy bastante seguro de que vi un dibujo de un hombre lobo y una bruja en ese libro. ¿Coincidencia?

Elara giró los ojos, pero no pudo evitar sentirse expuesta.

—Es solo un viejo texto lleno de mitos. No significa nada.

—Claro que no —dijo él, aunque su tono sugería que no le creía en absoluto.

Caelum dio un paso hacia ella, apoyándose contra la mesa con esa sonrisa descarada que parecía ser su marca registrada.

—¿Qué decía el libro?

Elara dudó, sabiendo que si le contaba la verdad, solo complicaría más las cosas. Pero también sabía que Caelum no la dejaría en paz si no le daba una respuesta.

—Decía algo sobre una conexión entre hombres lobo y brujas —admitió finalmente—. Una especie de profecía sobre un vínculo que podría cambiar el equilibrio del mundo.

Caelum ladeó la cabeza, interesado.

—¿Y crees que tiene algo que ver con nosotros?

—No lo sé —respondió ella, evitando su mirada—. Pero si lo tiene, no puedo imaginar que sea algo bueno.

Por un momento, Caelum pareció considerar sus palabras. Luego, con un encogimiento de hombros, dijo:

—Bueno, supongo que eso significa que somos importantes.

Elara lo miró, incrédula.

—¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Somos importantes?

—¿Qué quieres que diga? —replicó él—. Si esto es parte de un gran plan del destino o lo que sea, no hay mucho que podamos hacer al respecto, ¿verdad?

Elara apretó los labios. Había algo frustrantemente simple en la forma en que Caelum veía las cosas, pero no podía negar que tenía un punto.

—Tal vez no. Pero no significa que podamos ignorarlo.

Caelum se inclinó hacia ella, con una sonrisa que mostraba más colmillos de los necesarios.

—No te preocupes, bruja. Si el destino quiere que hagamos algo grande, estoy seguro de que lo haremos. Juntos.

Elara sintió un leve rubor en las mejillas, pero lo ignoró.

—Eso no significa que tengas permiso para meterte en mis investigaciones.

Caelum se rió entre dientes, alejándose de la mesa.

—De acuerdo. Pero si descubres algo interesante, me lo dices.

Elara observó cómo se alejaba y se dejó caer en la silla, exhalando lentamente. La profecía seguía dando vueltas en su mente, y aunque trataba de convencer a Caelum (y a sí misma) de que no significaba nada, sabía que no era cierto.

La conexión entre ellos no era solo un accidente o un capricho del destino. Era algo más grande, algo que apenas comenzaba a entender.

Y aunque no quería admitirlo, la idea de enfrentar ese destino junto a Caelum era menos aterradora de lo que esperaba.




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