El carruaje negro, tirado por corceles de ojos rojos y crines de humo, se detuvo frente a los portones de Eldricht. Se había nublado desde el amanecer, como si el mismo clima presintiera la llegada de algo que no pertenecía.
De él descendió una figura envuelta en una capa de terciopelo escarlata, con el emblema de Thornifeld bordado en hilos de plata: una serpiente devorando su propia cola. Era Dracelle Malrois. Su reputación la precedía como una sombra que se arrastra por debajo de las puertas cerradas.
Había sido la mejor de su clase en Thornifeld, la escuela de magia oscura más antigua del continente, donde solo los magos de sangre pura eran admitidos. Allí, la crueldad era virtud, y la ambición, ley. Pero ahora, por razones que ni los más sabios lograban comprender, Dracelle había sido transferida a Eldricht, la academia de magia de luz, donde compartían aulas tanto los puros como los mestizos. Y esa noche, como dictaba la tradición, se celebraría la Ceremonia de selección.
En el Gran Salón de Piedra, cuatro criaturas ancestrales dormían encadenadas en los extremos del círculo ceremonial. Solo despertaban una vez, cuando una nueva generación debía ser seleccionada por las Casas Fundadoras. Cada criatura representaba una virtud: el puma morado para los valientes, el elefante de hielo para los sabios, el zorro para los astutos, la Hiedra de Siete Cabezas, para los ambiciosos y el Éter para los unísonos. Cuando Dracelle cruzó el umbral del salón, el murmullo fue inmediato.
-¿Quién es ella?
-Una Malrois...
-¿Una maga oscura aquí?
-¿En una escuela mixta?
Los estudiantes se apartaron como si su mera presencia contaminara el aire. Algunos profesores fruncieron el ceño, otros bajaron la mirada. Nadie se atrevió a detenerla. Nolan solo observa con curiosidad y confusión. No entendía el porque ella estudiara en el eldricht después de tantos años de indiferencia hacia los mestizos.
Dracelle caminó con la cabeza en alto, sus botas resonando con eco sobre el mármol. Sus negros, no mostraban ni temor ni arrogancia. Solo una calma peligrosa, como la superficie de un lago antes de una tormenta. Las cadenas comenzaron a temblar. Las criaturas despertaban.
El puma morado gruño moviendo la cola , observándole con intensidad. El elefante de hielo movió su trompa con calma acercándose. El zorro bajó la cabeza, olfateando su alma. El humo de las narices de la hydra de siete cabezas la rodea, sus cadenas resuenan. Al parecer las cuatro criaturas la habían elegido y seleccionada. Entonces el Éter se hace presente, una figura bañada de luz con un pentagrama marcado. El espíritu la atraviesa, formando un pentagrama debajo de los pies de Dracelle: Declarándola unísona.
-Seleccionada, susurró la voz ancestral, que no era una voz, sino un pensamiento que se clavaba en la mente de todos.
El silencio fue absoluto.
Dracelle sonrió. No con alegría, sino con la certeza de que el juego acababa de comenzar. Y Eldricht, con toda su luz, no estaba preparado para la oscuridad que acababa de cruzar su umbral. El príncipe elegido debía dar la bienvenida a los nuevos estudiantes. Nolan se levanta de su asiento caminando con autoridad saludando a cada nuevo estudiante. Siguió saludando, hasta que llegó el turno de Dracelle. La mirada de Nolan se poso en sus ojos mientras se daban la mano en un saludo respetuoso.
-Bienvenida a eldricht, espero que nos llevemos bien y te lleves bien con todos en tu estancia...-Dijo Nolan amablemente.
-Ya veremos eso-Susurro enigmática.
Dracelle retira su mano del saludo comenzado a caminar. Nolan frunce el ceño al ver que ella se limpia la mano en su ropa, tratando de borrar su saludo. Nolan sacude la cabeza ligeramente con un suspiro siguiendo con los saludos de bienvenida. Dracelle por otra parte se aparta, no queriendo convivir con mestizos. Un grupo de siete chicos se acercan a ella.
-Por fin alguien con nuestro mismo pensamiento-Habla uno de ellos.
Dracelle arquea una ceja observándolos. Los chicos la rodean con sonrisas de aprobación. Cada uno pertenece a casas diferente, Pero todos tienen algo en común: Magos de sangre pura, obligados a estudiar en eldricht por sus padres.
-No debes alejarte nena, somos magos de sangre pura-Dijo uno de tez morena y ojos verdes-Somos como tú, odiamos a los mestizos.
Dracelle sonríe lentamente. Los demás al ver su aprobación le devuelven la sonrisa. Ella se cruza de brazos aún teniendo esa sonrisa altanera y arrogante.
-Es bueno saber que hay magos de mi nivel aquí-Dijo observando a cada uno de arriba hacia abajo-Pero hay que admitir que este lugar es decepcionante y ridículo al aceptar mestizos.
El chico de tez morena sonríe concuerdo a su comentario-Dorian D'Marcelis, un gusto linda-Dijo depositando un beso en su mano-El es Lucius Aetherwald- Dijo señalando a un chico rubio cenizo con ojos azules profundos. El chico sonríe con un asentimiento de cabeza.
-El es Eren Lysandres, el coqueto del grupo-Dijo apretando su hombro-
El chico de ojos verdes avellanas y cabello castaño oscuro, asiente lentamente con una sonrisa coqueta en su rostro. Dorian camina hacia un chico de cabello ondulado y ojos cafés llenos de picardía y atrevimiento.
-El es Cyrien valeor, el bromista del grupo-Dijo Dorian sacudiéndole ligeramente.
-¡Hola!-Saludo con una sonrisa amplia, extendiendo la mano- ¿Cómo te llamas linda?
-Dracelle tomo su mano, respondiendo el saludo-Dracelle Malrois, un gusto- Sonrió encantada.
-El es Rowen Vexmere. El típico amargado que no falta en todos los grupos-Bromeo Dorian observándolo.
-Mucho gusto Malrois...-Respondió brevemente sin decir más.
-Bueno el es Elías Valemort, el casi tímido-Bromeo de nuevo dándole un ligero codazo al chico de cabello oscuro al igual que sus ojos.
El chico sonríe ligeramente saludando. Dorian se acerca al último chico de cabello castaño largo y ondulado. Sus ojos verdes esmeraldas brillando ligeramente.
#1295 en Fantasía
#239 en Magia
#enemistolovers, #brujas #magos #fantasia #drama, #magia #amor #celos
Editado: 18.12.2025