No sabía que decir, simplemente no me salían las palabras, ella estaba al otro lado en silencio, sabía que era yo.
—Hola helen— dije, sin pensar con claridad que decir.
—¿!Tomas!? ¿Tomas enserio eres tu?—me preguntó, sonaba asustada desde la otra línea.
—Si...soy yo...
—Tomas...¿dónde estás? Me tenías preocupada, mamá está histérica, papá no para de buscarte en todas partes, ¡Incluso hasta en la morgue!—me quedé en silencio escuchándola romper en llanto.
Podía sentir como se secaba mí garganta con cada palabra que decía.
—¡Por favor vuelve! Regresa te extrañamos, por favor...— decía entre el llanto.
—Lo siento helen—dije comenzando a llorar—intento ser fuerte con esto pero otra vez demuestro que solo soy un perdedor, un don nadie...
—Eso no es cierto... eres la persona más fuerte que conozco, luchaste contra ese problema por ti solo, ¡Eres increíble! Mamá, papá y yo estamos orgullosos de ti, estoy orgullosa de ser tu hermana, eres un johnson, eres fuerte.
—Helen...—las palabras se trabaron en mí garganta.
—No sé a dónde fuiste, pero por favor regresa.
—No puedo...no ahora, por fin tengo una misión en la vida, por fin me siento útil para alguien...
—¿Útil? No eres una cosa, eres mí hermano, eres tomas johnson, he estado para ti siempre ¿Lo sabes verdad?—no respondí, mí silencio parecía darle la respuesta— ví las noticias, ví como el autobús en donde ibas cayó del puente ¿estás bien? ¿en donde estas? ¿estás herido?
—Estoy vivo, no te puedo decir en donde estoy y te ruego que porfavor no le cuentes a nadie, solo quería que supieras que estoy bien y que no tengo fecha de llegada, pero volveré.
—Tom...
—Por favor helen, eres la única a quien llamaría.
—Está bien.
—No le digas a nadie o de lo contrario me iré y no volverás a saber de mí...—dije secandome las lágrimas.
—Está bien, no diré nada a nadie.
—Esto debe quedar solo entre nosotros ¿si?
—Sabes que yo jamás te traicionaría.
—Lo se...y helen...—no podía decirlo.
—También te quiero.
—Te hablaré cuando pueda, pero no esperes mí llamada.
—Espera to...
Colgué.
Me recosté sobre el sofá, pensando en todo lo que está por venir y las lágrimas salieron sin previo aviso.
Esto era una locura, pero no me rendiré, no tan fácil.
Me levanté junto a la ventana detrás de mí, vi que caía poca nieve, a la mañana probablemente ya saldrá el sol.
Me quedaba viendo cómo bajaba y sentí un frío en la nuca, me di vuelta en cuanto creí escuchar pasos detrás de mí, miré entre la oscuridad y no vi a nadie.
Probablemente sea tu imaginación.
Si...
***
Desperté.
Los pájaros cantaban, mientras que el sol se colaba por la ventana para freirme los ojos.
Porque solo me daba en los ojos.
Me volteé para ver a wang roncar y a xian quién parecía muerto, ya que tenía la misma posición de anoche, a mí siempre me duele la espalda cuando duermo boca arriba.
Sip, con esto compruebo que te estás volviendo anciano.
Aveces me dan ganas de pegarme en la cabeza para ver si te callas.
Uy pero que amargado.
Salí del cuarto en silencio, bajé a preguntar dónde estaba el baño, pero un olor a gloria me atrajo, olía a algo que sin duda me gustaría.
Entré a la cocina y vi a rebeca haciendo panqueques.
—Huele delicioso—dije ya botando la baba.
—Lo sé—admitió—es una de las pocas cosas en las que soy buena.
—¿Son para nosotros?—porfavor que diga que si.
—Pues en realidad eran solo para mí, pero decidí hacer más—me miró de reojo, estaba de espaldas a mí—soy mala pero no tanto.
—¿¡Que es eso que huele tan rico!?—preguntó wang, entrando a la cocina, la cual se veía un poco más moderna que el resto de la casa.
—¿Son panqueques?
—Sip—este tipo ya se sentía como en su casa, de echo es la primera persona que he visto raptada y lo disfruta, claro que eso no se lo podíamos decir a rebeca.
Nos acercamos a tomar algunos, pero ella nos apartó.
—Primero se duchan y se cambian.
En eso baja xian ya vestida con unos jeans y una camisa a cuadros.
—Aquí tienes linda—dijo con tranquilidad, le ofreció un plato lleno, incluso con el cuadro de mantequilla ensima.
—Gracias por la ropa—dijo xian comenzando a devorar la comida.
—Si quieren deben ir al baño—wang y yo nos vimos por un segundo y al siguiente corrimos escaleras arriba buscando el baño.
—¡Abajo a la izquierda!—gritó rebeca.
Bajamos rápido y cuando creí que llegaría primero el chino se me adelanta.
—Muuuuy lento—dice y cierra la puerta tras el.
—Vamos viejo, date prisa que muero de hambre.
***
Después de comer nos dispusimos a prepararnos para irnos, rebeca tuvo la amabilidad de darnos un poco de gasolina, ya que hace meses que no usa su camioneta.
—Cuidate mucho linda—le dijo a xian, mientras se abrazaban.
Ahora que me doy cuenta, rebeca cambio su actitud con nosotros en cuanto ellas hablaron, pero según recuerdo la única conversación que han tenido fue cuando intento matarme.
Aquí hay gato enserrado.
Concuerdo.
—¡Grasias por todo rebeca!—dije con sinceridad al despedirme.
—Adiós y cuídense.
***
El viaje era más tranquilo, por lo que no quise acelerar. Ya caía muy poca nieve y el camino estaba un poco más despejado, la brisa fresca entraba por la ventana, encendí la radio y "fly, robin, fly de silver convention" sonaba a todo volumen, me encanta esa canción.
¿Que? ¿A un chico no le puede gustar el pop?
***
Pasaron horas y la camioneta quedó sin gasolina, por suerte había una gasolinera cerca.
Bajamos del auto.
—Tu ve echándole gasolina y xian y yo iremos por botanas—le pedí a wang y el solo asintió—por cierto ¿Tienes para botanas?
—Ahora entiendo porque me trajiste—dijo entrecerrando los ojos y dándome unos 20 dólares.
Entramos a la pequeña tienda, xian se fue por otro pasillo, mientras que yo pasé frente a la cajera buscando chicles.
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Editado: 21.02.2020