Electrum

Poco a poco

Desconocido

El rastro se hacía cada vez más difícil, la señal se distorsionaba, lo que significaba que los habíamos perdido.

La habíamos perdido.

—¿Cómo es posible que haya desaparecido? Se suponía que era prácticamente imposible.

—Señor calmese, hacemos todo lo posible para encontrarla—me dice él doctor, científico de toda esta operación.

—¿Que me calme? ¿Tienes una idea de lo pasa? Porque parece que no.

—Poniéndote sí no ganas nada, necesitamos calmarnos y pensar en una forma de llegar a ella, lo más rápido posible.

—Si sabes que ella nos siente, es como un lobo oliendo la sangre, ella nos siente a kilómetros, así que acercarnos no es una opción—le recordé.

—Lo sé, lo único que sabemos es que el chip que tenía funcionaba a la perfección, pero nos dice que ella está aquí en la selva...y ya buscamos, ¡no está! No...está....—en eso a él pareció llegarle la misma conclusión que a mí.

Sabe que la rastreamos.

—Sabe que tiene el chip...
—¡Por eso es que se distorsionaba la señal! Ella debió recordar que trae el chip y usó sus poderes para engañarnos e ir un paso adelante—cada palabra que decía sonaba con mucha más lógica, ella resultó ser mucho más lista de lo que esperábamos.

—¿Te das cuenta? Esa es la señal que necesitabas para completar el experimeto ZX8—le llamé por su nombre— está recordando, lo que la hará cada vez más peligrosa y sabes que si ella llega a recordar todo...

—No, eso no puede pasar, trabajamos mucho para esto, no podemos permitir que eso pase, la atraparemos.

—¿Y como pretendes que lo hagamos? El chip ya no es una opción.

Silencio de su parte.

—¡Los encontramos!—nos avisó uno de los guardias.

Me le acerqué con rapidez.

—¿Estas seguro?
—Si, están en una gasolinera a las afueras de florida—respondió con algo de nerviosismo.

Tomamos las camionetas y fuimos por ella.

***

Los guardias entraron primero, tres de ellos se quedaron conmigo y con él.

Rompieron el cristal y después de unos segundos nos avisaron para entrar, así que bajamos con tres guardias a nuestros costados.

Llegué a la caja registradora dónde se encontraba la cajera.

—¿Donde están?—le pregunté sin rodeos.

Ella parecía realmente asustada.

—¿Qui...quienes?
—La chica, rubia blanca, de un metro sesenta, chico castaño.

Ella parecía dudar pero habló.

—Yo...yo no lo sé— me dijo, podía sentir el miedo incrementarse, usarlo a mí favor sería muy fácil.

—Se que están aquí karol—le afirmé, sospechaba que estaban aquí, le había ordenado a los guardias que no se movieran en cuanto entré, podía matarla ahora con solo una orden o con mis propias manos.

Ella se veía sorprendida de que supiera su nombre, tanto que no parecía llegar a la conclusión de que lo he leído en el bordado de su uniforme.

—Dime en donde están y no te pasará nada—ella parecía dudarlo, luego de ver que no hablaba, la agarré del cabello forzandola a qué me mirara—¿¡Donde están!?

Pasaron unos segundos y ella me seguía mirando fijamente, hasta que por un pequeñísimo segundo volteó la mirada hacia izquierda, hacía las bebidas.

Bingo.

Chasquee los dedos indicandoles que fueran a esa dirección. Pasaron unos minutos y uno de los guardias habló.

—¡No están!
—¿Que?— pregunté—no puede ser— vi de nuevo a karol quien me miraba diferente.

Parecía...¿Burla?

Saqué mí arma y le apunté en la cabeza.

—¿¡En donde están!?—ella elevó la comisura derecha formando una sonrisa tranquila—¡Dime si quieres vivir maldita!

Y pasó.

Fue tan rápido que no me dió tiempo de reaccionar.

Las luces se apagaron, pero no era una oscuridad cualquiera, era una negrura que no me permitía ver nada en absoluto, las puertas de la entrada se cerraron.

Pasaron unos segundos hasta que escuché un grito de uno de los guardias.

¡Ahí está!
—¡No, está aquí!
—¡Está en todos lados!

Vi entre la negrura, volteé a todos lados y no la ví, no veía nada, hasta que de la nada rayos de energía eléctrica brotaban de todas direcciones, podía ver cómo atacaba a cada uno de los guardias, pero solo por un instante.

Solo escuché gritos de dolor, huesos quebrarse y después nada.

Silencio por unos segundos.

Tu sigues.

Escuché en un pequeño susurro tras mío, que por primera vez en 30 años me hizo helar la sangre.

Y entonces las luces se encendieron.

Vi a los guardias tirados en el suelo, lo raro era que no había ni un rastro de sangre.

Volteé hacia la chica y no estaba, se la llevó.

Lo llamé esperando que estuviera vivo.

—¡Aquí estoy señor!—entró corriendo—¡dios! ¿Que pasó?
—Se volvió a escapar, ¡eso pasó!
—Buscaremos más guardias, seguiremos su rastro hasta tener otra oportunidad de atraparla.

—No...
—¿No?
—Seguirla ya no es una opción, necesitamos que ella venga a nosotros o...—lo pensé un momento—que algo o alguien la traiga a nosotros.

—¿Que quieres decir con eso?
—Pronto lo verás mí querido amigo...por el momento hay que planearlo bien, llama a limpieza para que venga. No podemos dejar ni un rastro a la policía, eso nos complicaría aún más las cosas.

—¿Tienes algo en mente?
—¿Que parte de "planearlo bien" no has entendido? Ella ya ha probado ser muy lista.

Pero se le ha olvidado una cosa.

Yo lo soy más.

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Este capítulo ha sido un poco corto (sorry) ayyyy cuánto misterio 🌚



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En el texto hay: misterio, muerte, suspeso

Editado: 21.02.2020

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