Electrum

Perdido en ella

29 de diciembre, 1975

Después de dejar a karol en un lugar seguro seguimos nuestro camino hacia un rumbo desconocido y luego de una hora de reflexionar, ya que las princesas de atrás se habían dormido—oficialmente soy el chófer de estos dos— llegué a la conclusión de que la vida es larga, pero en cualquier momento se puede volver corta, las horas se pueden volver minutos y los minutos segundos y si es así pues yo no quiero pasarme el resto de mi vida huyendo de personas que ni siquiera vienen por mi.

No, no estoy abandonando, tengo un miedo horrible con cada paso que doy, pero no la dejare, creo que soy un cobarde valiente.

Yo creo que eres un tonto.

Aveces pienso que eres una maldición imaginaria, la cual provoca que odie ponerme a pensar, por que al hacerlo apareces a decir mierdas.

¿Hola?

¡No lo puedo creer, se cayo!

Nop, sigo aquí

¡Maldición!

***

Ya eran las 11 de la noche y seguíamos en carretera, honestamente estoy exhausto, pero ni loco pago otro Hotel o Motel, he entendido que sin duda ellos nos pueden encontrar a través de cámaras y del sistema, lo descubrí en cuanto estuvimos con rebecca, así que teniamos que ser mas astutos, por eso fui por otra carretera un poco mas solitaria, así seria mas difícil y mis previos planes darían fruto.

¿Cuales son? pronto lo sabran.

—Wow hermano ¿Que hora es?—preguntó wang mientras despertaba.

—Las once y algo—respondo con simpleza.

—¿Tanto dormí?...—hizo una pausa—¿Y dónde está karol?—pregunta confundido.

—Pues una hora después de que te dormiste la llevé a un motel.

—¿Que? ¿Porque?
—Porque si la secuestran yo no pagaré su rescate—respondí con tranquilidad sin despegar la vista de la carretera.

—Mierda, hermano ¡Ni me despedí!
—De echo si.
—¿Que?
—Le babeaste todo el hombro mientras dormías, tienes suerte, se fue con tu recuerdo.
—¡Eres un...
—Hombre bello, lo sé, pero no me gusta presumir.

—Yo soy más bella...—dice xian, recién despertando.

—Sip, es cierto.
—Concuerdo—respondo—bueno les aviso que no dormiremos en un hotel.

—Entonces...¿Donde?
—Pues aquí en el auto amigo.
—¿Que?
—Sip.
—No, no, no, yo no puedo dormir en un auto.
—Por mí está bien.
—¿Ves? Por ella está bien, no seas dramático.
—¡Esto es antihigiénico amigo!
—De todas formas no nos hemos bañado en tres días—dije con naturalidad.

—¿Que?—pregunta indignado, luego mira a xian quién asintió—No puede ser y ¡los he tocado!

Se veía muy asqueado ¿Quien lo diría? El policía salió nena.

—Pues a no ser que quieras amanecer con un tiro en la cabeza es mejor dormir aquí.
—Pues...a...a...¿podemos al menos cenar antes?
—Claro amigo—dije con amabilidad.
—Ufff que suerte, se me antoja una hambur...
—Pero tu deberás pagar la cena—mencioné interrumpiendole.

—¿Que?
—Oh vamos, tu quieres cenar ¿No?
—Pues...
—Pues si quieres cenar deberás pagarla tu, porque yo no tengo ni para una menta—digo tocandome el bolsillo del pantalón y sentí una moneda—oh no espera, si tengo para mentas.

—A la mierda, yo quiero cenar, yo pagaré...—dice con seguridad—wow, hasta aquí me huele tu pobreza amigo.

Yo solo me río y para no ser mala onda busqué una cafetería de esas baratas por si tenía el bolsillo pobre.

Al menos trae algo.

¿Que? ¿No te gustan las mentas?

El que no me gusta eres tú, con tu actitud de maricón.

*** 
Después de una media hora encontré un lugar de esos dónde venden comida rápida hasta por un dólar.

¡Un dólar!

—¡Por fin! Mí estómago está que ruge nena—le dice a xian mientras se golpea la panza y esta lo mira sin ninguna expresión.

Lo normal.

—No le grites, después se contagia.

Ahora me ve a mí entrecerrando los ojos.

Dicho eso bajamos del auto, mientras el corría a comprar, ella y yo caminábamos sin prisa, le eché un vistazo a sus manos y aunque ya no las tenía azules podía ver cómo se resaltaban un poco las venas.

—¿Estas bien?—ella solo asintió—lo que pasó en la gasolinera...

—Son mis poderes, al menos...una parte de ellos—dijo con la mirada perdida.

—¿Hay más?—ay dios cuando abro la boca no hay quien me la cierre.

—Si, pero son fragmentos perdidos...de vida pérdida...—dice con ese acento raro, es como si se le dificultara hablar.

—Vamos a encontrar a tu familia, tu...origen—la agarré del hombro para que me mirara—pincki pomesa—dije levantando el meñique.

¿Enserio? ¿Pincki promesa?

—¿Eh?—pregunta confundida.
—Significa que es una promesa—ella me veía más confundida—yo te prometo que te llevaré a ellos—dije con el meñique, ella asintió y para no verme tonto le sostuve el meñique—pincki promesa.

—Pincki...promesa.
—Si—dije sonriendo y a ella parecía contagiarle mí fea sonrisa.

¡Ay necesito ir al dentista!, pero es bueno saber que al menos tiene sentimientos y no es una roca. Y me acabo de dar cuenta de que llevamos más de un minuto viéndonos fijamente con los meñiques entrelazados.

Pero antes de separarnos volvió a pasar, era igual y a la vez diferente que la otra vez, sentí de nuevo esa corriente eléctrica y por alguna extraña razón no escuchaba nada más a mí alrededor, solo éramos ella y yo.

Y entonces escuché una voz.

¿Me oyes?

"Si"

Le respondí pensado que era ella, pero luego noté que no estaba moviendo los labios, de echo yo tampoco lo hacía.

Pase lo que pase, no la sueltes.

"¿Que?"

Ellos son la llave.

Pude ver cómo nuestros meñiques seguían unidos y ella tenía la miraba perdida en la mía, estaba por decir algo más.

—¡Ya besala!—escuchamos un grito que nos hizo salir del trance.

Nos separamos, me tomó un momento, sentía como si mí cabeza diera vueltas y luego la ví.

—¿Que fue eso?—estaba cada vez más y más perdido en el mismo lugar, con ella.



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En el texto hay: misterio, muerte, suspeso

Editado: 21.02.2020

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