Electus 1

La gran batalla

Al cabo de las horas, Marissa se fue recuperando, ya no se sentía tan débil, la droga que habían usado para ocultar su magia había desaparecido, tenía que escapar antes de que fuera demasiado tarde.

Tomó la cadena que tenía en un pie y tiro de ella tan fuerte que está se partió en dos liberándola. Lentamente camino hasta estar frente a la reja, analizó sus opciones tenía que ser cuidadosa para salir de allí, necesitaba ganar tiempo no podía lanzarse a la batalla sin antes ver sus opciones o analizar a sus adversarios.

Miro al rededor y pensó que convocando al viento la reja saldría volando, tocó el hierro de esta para comprobar su grosor, demasiado fuerte para romperlo, pero quizás podría fundirlo hasta convertir la reja en nada.

Retrocedió, no quería quemarse una vez que este se derritiera, sus grandes y potentes alas negras se hicieron visibles, separó sus pies de la tierra, levantó ambas manos hacia adelante, cerró los ojos y se concentró en sacar el fuego que existía en el mismísimo infierno, al abrirlos sus ojos ya no eran como antes ahora portaban un color rojo, del mismo tono de las llamas que salían de sus manos, cuando acabó, se dirigió al otro lado y al tocar sus pies el piso sus alas desaparecieron.

Subió unas escaleras llevándola a la superficie del antiguo castillo, aquel que fue de sus antepasados. Sus paredes fueron testigo de una historia llena de dolor y sufrimiento justo por eso hace mucho tiempo, quedó desolado.

Caminó por los pasillos hasta que finalmente encontró una ventana, se asomó con mucho cuidado de no ser vista, pudo ver al ejército que el lacayo de Meriel había mencionado, tenía dos opciones ir directo a su palacio para averiguar que sucedió o podía enfrentarse a este y mandarlo de vuelta a donde pertenecía, la traición cometida a la corona era importante pero si ella no se desasía de los Tengus, la mayor parte de su pueblo sufriría las consecuencias y habían pocas personas en el reino con la capacidad de enfrentarse a semejante manada de demonios y ahora mismo no sabía en quién confiar.

Primero que todo era reina y su principal deber era salvar a su pueblo así que ese pensamiento bastó para saber que debía hacer, a escurridizas buscó una salida habían guardias en algunas esquinas pero poco a poco y en silencio los fue eliminando.

Finalmente encontró un camino que la llevaría directo a las puertas principales, dejó de esconderse y como la reina que era sacó sus gigantes alas, se elevó en el aire y de un tirón las puertas principales se abrieron, todos miraron sorprendidos y embobados a la reina que había escapado, tardaron unos minutos en reaccionar. Marissa los miró como la soberana que era y con una sonrisa en los labios habló finalmente:

—¿Bien, quien quiere volver de primero a su hogar? —dijo con una voz dramática

Todos los Tengus lanzaron un grito de guerra y corrieron en manadas hacia ella. Los primeros diez fueron ahogados con agua que emergió de la tierra. Los siguientes salieron volando por los aires, de ninguna manera podrían sobrevivir a aquello.

De pronto de un tirón las alas de Marissa fueron aladas a la tierra, y al caer sobre el suelo, estas volvieron a desaparecer, un Tengus la había obligado a volver a la superficie, aquello significaba que tendría un combate cuerpo a cuerpo pero no estaba asustada, a cosas peores se había enfrentado.

Miró los ojos negros de la criatura y podía ver la muerte en ellos, por todas las vidas arrebatadas por el demonio. Se levantó y todos los demás retrocedieron para ver la gran pelea, aquel acto demostraba que el Tengus frente a ella era el líder, si lo vencía los demás se rendirían ante ella, pero si lo mataba se volverían más salvajes para eliminarla.

Caminaron en círculos como animales depredadores. Ella quería que el diera el primer paso y así fue la criatura corrió soltando un grito que a otra persona le habría provocado terror.

Marissa se colocó en posición de lucha, lista para enfrentarse al demonio y cuando este iba con toda su fuerza hacia ella, se levantó del suelo gracias a sus alas, haciendo que la criatura se estrellara contra el muro del castillo.

—Eso es todo, patético —dijo mientras volvía a su lugar, su intención era provocar a la criatura, mientras más furiosa estuviera más actuaría como un animal.

El Tengus se giró furioso hacia ella, con sus pesuñas arañó el suelo y sacó la espada que estaba amarrada en su cinturón. Ahora la que se encontraba en desventaja era la reina, pues su única arma eran sus poderes y habilidades de combate.

—Veamos que hace ahora su majestad —dijo mientras se acercaba a ella con una voz tenebrosa

Estiro su brazo comenzó a dar espadazos en el aire, los cuales Marissa esquivó con elegancia uno a uno, hasta que se le dio la oportunidad de coger a la criatura por la patas haciéndola caer y con un movimiento muy ágil se apoderó de la espada, con la criatura en el suelo y la espada en sus manos, tenía que aprovechar su oportunidad. Usó su poder para impedir que se moviera y antes que los demás demonios la atacaran, levantó la espada cortándole sus cuernos provocando que sangre negra brotara de la carne del Tengus, el olor a podrido llegó a sus fosas nasales y tuvo que alejarse rápidamente para evitar vomitar allí mismo.

Todos los demonios soltaron un grito de guerra y de unión entre ellos, corrieron hacia la reina, el líder estaba muerto eso significa que todos sentían el dolor en sus cuerpos, por lo que vencerles en batalla sería imposible sin embargo ahora eran más vulnerables sin un jefe que los guiara.



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En el texto hay: fantasia, romance

Editado: 23.03.2022

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