Electus 1

Príncipe encantado

La rodilla de la reina sangraba sin parar, Dustin caminó hasta la mesa y tomó una venda y  regresó con su madre, se colocó sobre sus rodillas y con mucho cuidado tapo la herida que había provocado Meriel, estaba furioso porque no le había hecho caso, pero a pesar de eso no fue capaz de castigarla, odiaba que ella tuviera ese efecto en él porque al final siempre se salía con la suya.

—Ah que se debe este cambio repentino

—Vengo a proponerte un trato —dijo mientras se levantaba y limpiaba su ropa del polvo del suelo.

—No crees que es un poco tarde para eso

—Puede que sí, aun así eres mi madre y me gustaría que permanecieras a mi lado —A la reina le fue imposible controlar la carcajada que salió de sí

—¿Qué es tan chistoso?

—Me envenenas con el único veneno que podría matarnos

—Pero no lo hice —la interrumpió—. Aunque mis acciones no lo demuestren te amo, pero no podía permitir que mataras al amor de mi vida

—¿Meriel? —dijo con voz irónica y el asintió —Por favor que dices, esa arpía no ama a nadie solo te está utilizando, además fue ella quién me secuestró y no mientas hijo mío cuando llegué mi habitación estaba hecha un desastre y hay algo que tú no sabes —él la miró arqueando una ceja —nunca te has preguntado por qué tu padre no se coló en mi habitación como hacía en la de las sirvientas

—Tú no querías estar con él

—En serio crees que un simple no, de mi parte iba a hacerlo entender, él es despiadado y se creía con el derecho de hacer lo quisiera, hace años se colocó en mi habitación de esa única noche naciste tú, luego de eso protegí mi alcoba con magia para que solo mi sangre pudiera entrar en ella, tu padre no iba a mí en las noches porque no podía. Cuando dije que solo tu podías entrar me refería a que esta hechizada.

—Pero los sirvientes, los he visto limpiándola, no me mientas —dijo confuso

—Con una invitación de mi parte todo es posible, yo puse el hechizo, solo yo puedo quitarlo, y el desastre que me encontré era obra tuya, así que dime que buscabas

—No lo sé —dijo en tono muy seguro —. Desapareciste sin decir nada

—Tu novia me secuestró, no desaparecí

—Eso no es cierto, Meriel lo niega —Marissa puso los ojos en blancos, aquello no llevaría a nada, era obvio que el príncipe no solo estaba enamorado, se encontraba cegado ante el verdadero rostro de la arpía.

—Claro que lo hace, entonces yo que soy tu madre, tu reina soy la mentirosa. ¿Qué interés podría tener yo en deshacerme de ella?

—Esperaba que tú pusieras responderme esa pregunta

—Es la hija de Fairud Bolek, ni siquiera cuando descubrí que me traicionó le puse un dedo encima, por respeto a su madre y lo que representa su especie.

—¿Entonces?

—No hay un entonces hijo mío, esa mujer esa mala, no sé cómo llegó a ser así pero es la realidad. Tú eres su marioneta, ni siquiera te ama, solo te utiliza para llegar a ser la reina, no te has preguntado que quería saber —el príncipe permaneció callado —estaba dispuesta a sacarme la ubicación de mi corona a cualquier costo, no le importas en lo más mínimo solo quiere el poder que conlleva estar a tu lado.

—No es cierto, solo quieres envenenarme en su contra —grito furioso Dustin

—¿Para qué haría yo eso? Al final del día estaré muerta, solo quiero dejar estas ideas en tu mente porque en el futuro te darás cuenta de que tengo razón, esa mujer es mala y no sé qué es lo que planea pero hay algo turbio detrás de todo esto

—Ella solo busca la corona para mi fiesta de coronación —Marissa dejó escapar un suspiro porque significaba que ella estaría muerta para entonces

—No tienes idea, del poder que habita en esa reliquia familiar, tampoco lo descubrirás

—¿De qué hablas? —dijo sin entender el príncipe

—Si me hubieras hecho caso en las clases de historia que te di, sabrías que es lo que realmente busca Meriel

—Aún puedes decírmelo tú

—No lo haré por un simple motivo hijo, yo no confío en ti —hubo un momento de silencio en el que ambos se quedaron mirándose, en los ojos de su madre, se veía la decepción que sentía hacia las decisiones que había tomado, a pesar de que él, en el pasado había cometido muchos errores, ella jamás le había dado esa mirada que en ese momento tanto le dolía.

—Supongo que entonces rechazarás mi oferta —ella se quedó en silencio esperando a que el continuara hablando —. Tienes dos opciones, ninguna será sencilla pero al menos podrías vivir. Si renuncias a tu corona y me conviertes en rey entonces te dejaré vivir en el palacio, conservarás tu habitación y aunque tendrías dos guardias contigo siempre, permanecerías en mi gobierno como consejera, pues soy consciente de lo mucho que te ama el pueblo.

—No puedo renunciar a mi puesto

—¿No puedes o no quieres madre?

—Permíteme mover mis brazos y te mostraré —la observó desconfiado, aquella podía ser la oportunidad de la reina para usar su magia con él, las cenas la tenían inmovilizada —. No te lastimaría aunque no niego que te lo mereces, por ser un traidor a tu reina y madre.



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En el texto hay: fantasia, romance

Editado: 23.03.2022

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