Electus 1

Coronación

La noticia de la muerte de la reina había llegado a todo el reino, todos los habitantes estaban de luto por la tristeza que había dejado con su partida. Silencio era lo que había en cada aldea, las calles estaban vacías y las celebraciones habían sido canceladas por la partida de la reina al paraíso.

Cada noche los habitantes se reunían en la plaza para contar anécdotas sobre su reina, tres días habían transcurrido y entre lágrimas y sonrisas a medias la recordaban. Según las tradiciones de los regium durante cinco días las ceremonias de luto tendrían lugar. El príncipe solo había salido del palacio un día para una exequias a la que asistieron todos los miembros de la realeza del submundo y de su propio reino, desde entonces no se había sabido nada más de él, por los rincones se comentaba que no salía de su habitación desde su regreso del funeral. 

⊱✿⊰

Todo su plan había salido a la perfección, la reina había muerto y nadie sospechaba de él, a pesar de que era el único heredero del reino de Ganondorf. Había hecho todo tan bien que no hubo manera de descubrir quién fue el asesino de Marissa, esta información la había ocultado de todos, el reporte oficial del médico planteaba que la causa de la muerte fue asesinato por el corte de sus alas pero implantaron las huellas de tal forma que creyeron que Elijah era el responsable, de quien el príncipe en persona se había hecho cargo.

Podía recordar ese instante a la perfección incluso mejor que la forma en que eliminó a su madre, pero se sentía bien con eso porque así no sentía tanta culpa.

Cuatro noches antes…

El cuerpo de la reina quedó estático, las alas negras estaban en el suelo, poco a poco iban perdiendo el color, era cuestión de horas que estas se deshicieran y desaparecerían por completo. Colocó el cuchillo sobre la mesa y le dio un último vistazo a su madre, hasta en ese momento lucía hermosa, se acercó a ella y con sus manos cerró sus ojos. Un ruido proveniente del mismo calabozo lo hizo voltearse rápidamente, ojeo todo el lugar pero no veía a nadie, se acercó a la reja y vio un ligero movimiento a lo lejos

—¿Quién anda ahí? —silencio absoluto, estaba por  seguir en lo suyo, cuando sintió nuevamente la presencia de alguien —Sé que estás ahí, da la cara ahora —Unos pasos resonaron por el lugar y una sonrisa se dibujó cuando vio de quien se trataba —Elijah

— Dustin, no puedo creer lo que has hecho… —llevó una mano a su boca —mataste a tu madre, tu reina, te has vuelto loco

—Loco estás tú por aparecerte ante mí,  acaso tu inteligencia no te dio para huir de aquí

—Yo no diré nada, ahora tú eres el rey, solo estoy sorprendido por lo que hiciste, pero mi lealtad ahora está contigo —Elijah se arrodilló ante el príncipe para demostrar respeto. El  regium observó al elfo de arriba abajo, una voz en su interior le decía que no confiara en él, durante años aquel hombre había sido la sombra de su madre

—Lo siento pero no te creo —caminó hasta él, con su fuerza lo levantó y con un movimiento partió su cuello, dejando sin vida al elfo, todo ocurrió tan rápido que el pobre hombre no tuvo tiempo para reaccionar.

Caminó con molestia por las escaleras y se dirigió a la salida, afuera se encontraban los guardias de su máxima confianza.

—Lleven a la reina a sus aposentos y busquen una excusa para la muerte del otro, después vayan a descansar, a partir de mañana formarán parte de mi guardia personal —los cuatro oficiales se miraron y tuvieron una leve sonrisa por la notica

—Gracias, mi príncipe —dijo uno de ellos y el resto asintió

—Su alteza o rey, a partir de ahora me llamarán así—dijo sin darles tiempo a responder, continuó su camino hasta su habitación, quería llegar antes que Meriel despertara, este sería el único secreto que le ocultaría, había hecho un gran sacrificio por el futuro de ellos, o al menos eso creía él.

⊱✿⊰

Todo su plan había salido a la perfección, la reina había muerto y nadie sospechaba de él, a pesar de que era el único heredero del reino de Ganondorf. Durante cuatro días había tenido que fingir tristeza y dolor por la muerte de su madre pero en verdad en su frío corazón no había nada más que el odio fomentando por su cruel padre y amada.

El antiguo rey era un simple mundano que vivió con envidia de su esposa, ella no solo era bella e inteligente también era la fuente de vida de todo el reino. Fingió toda una vida que estaba locamente enamorado de la reina, en verdad solo amaba las riquezas que venían con el poder, también aquellos poderes que le fueron concebidos al ser coronado, eso era algo que ningún mundano obtendría nunca.

Las campanas comenzaron su canto, aquello solo significaba que el acto de coronación estaba por empezar, el momento había llegado ya no había marcha atrás.

Con sus manos alisó su traje rojo con diamantes y rubíes incrustados e hizo una seña a los guardias para que las puertas se abrieran y así fue en cuestión de segundos que divisó la sala del trono con los líderes de todos los clanes.

Las trompetas comenzaron su canto, con la frente en alto caminó sobre la alfombra que lo llevaría a su futuro trono, se encontraba tan nervioso que las manos le sudaban pero nada era más importante que mantener su cuerpo erguido, no podía demostrar debilidad ante sus súbditos.



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En el texto hay: fantasia, romance

Editado: 23.03.2022

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