Elefante Blanco

Capítulo 3 : Caos.

20 de febrero, 1989. Bend, Oregón. 

Las bajas temperaturas exteriores invadían, ya, el interior del nido enfermando a más de una nodriza. Apesar de sus fortalezas físicas, la salud de más de un niño peligro ese invierno. 

Era ya de madrugada, cuándo, ante los ruidos incesantes de algunos niños del piso 2, expertos y aprendices, John Walker se escabulló entre los pasillos en busca de respuestas.

Entre las sombras de la noche oyó los gritos desgarradores de varias nodrizas, eran arrastradas de sus cabellos por ciertos hombres que John logró reconocer, los niños bajo su custodia gritaban atraves de los vidrios blindados golpeando en espera de ser oídos por sus nodrizas.

Buscó con la mirada a cierta joven entre tanto caos la halló. Oculta tras la cuna de James, 13 lo atrajo hacía su pecho y puso su pulgar en su boca deseando amortiguar sus sollozos. 

-¿Qué esta ocurriendo?-preguntó John vigilando sus alrededores con precaución. 

-No lo sé...se llevan a las nodrizas. Por favor no me saques de aquí. -le suplicó. 13 sabía que de serle ordenado John la sacaría a rastras, era un buen soldado. 

-Quédate aquí. Veré que ocurre. - se detuvo poco antes de salir del lugar, regresó hacía ella y observó al niño, buscó rápidamente y tras hallarlo se lo extendió con temor al rechazo. -Le gusta este juguete- explicó ante la mueca de confusión en el rostro de 13. 

13 y James permanecieron en su casi refugio, oyendo gritos de jóvenes nodrizas, y apesar de la empatía que podría sentir por esas que se suponía eran sus iguales, no fueron ellas las que ocupaban la mente de 13, eran sus niños. 

Pudo, entre tanto caos, oír el llanto de Jasper el pobre era arrastrado de sus rubios cabellos peleando en todo momento, la sangre sobre su labio era prueba de ello. Conrad también fue sacado de su habitación, pero él no puso oposición,  caminaba siendo tomado por su hombro. Salir a salvarlos significaría peligrar al pequeño Bennett, pero incluso si decidiera hacerlo no había chance alguna de que ella venciera a todo un escuadrón de supersoldados.

Esa noche, fría y caótica como ninguna otra 13 decidió que había tenido suficiente, liberaría a esos niños a como diera lugar.

El 20 de febrero de 1989 en Bend, Oregón una masacre silenciosa fue llevada a cabo, niños y nodrizas cuyos nombres caerían en el olvido debido a la ignorancia que mantenía la sociedad sobre su existencia.

 

 

 




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