20 de febrero, 1989. Bend, Oregón.
Pueden algunos fingir inocencia y ocultar su naturaleza, pero no Jasper y Conrad. Uno era de inocencia descomunal, casi irreal como un pequeño ángel que cayó en los pozos más profundos del infierno; el otro, por su parte era salvaje, debes serlo en un lugar así.
Ninguno merecía estar en aquel lugar, nadie allí lo merecía. Pero la vida no se trata de merecer, sino de resolver con lo que recibes. Y siendo tan solo niños que reciben el borde más oscuro del mundo, y las vistas más violentas de la sociedad, no hay cómo resolver un problema, qué no los considera más que simples soldados.
Entonces cuando incluso la luz de la luna, quién podría ser la única testigo, se oculta y debes caminar con tus pequeños y descalzos pies atraves de la nieve en medio de la madrugada, todo lo que haces es llorar.
Lloras porque la vida es injusta. Lloras porque extrañas a tus padres, porque tienes frío. Lloras porque es lo único que puedes hacer. ¿Por qué? Porqué eres solo un niño.
Jasper, sentía su garganta rasposa de tanto llorar. Uno de los uniformados volteó hacía él generando una ruptura entre su ser y el frío secó que carcomía los huesos.
-¡Ya dejá de llorar!. No eres un niño, eres un soldado-el hombre que apenas pasaba sus veinte años, soltó aquello sin ninguna muestra de piedad. Nada nuevo.
En cuanto aquel joven que se hacía llamar soldado, olvidando que alguna vez también fue un niño, se aproximó a Jasper con la punta del arma apuntando sus mejillas, Conrad caminó hacía ellos.
Cada pasó bajo sus pies dolía. Ya entumecidos, el movimiento se volvía similar a caminar sobre una ilera de helados clavos.
-Señor, me aseguraré de que dejé de llorar. Así podrá regresar a su tarea.
Conrad desconocía cual era aquella tarea que los había arrastrado hacía el exterior en mitad de la madrugada. Pero al ver cómo los soldados se iban a caminar, entre los árboles teñidos, con niños y nodrizas para estos últimos ya no regresar pudo suponer lo que ocurría.
El soldado de mala memoria asintió, tomó a una niña, una pequeña pelirroja y ambos se dirigieron a un breve paseó para apreciar la belleza de los árboles teñidos de blanco.
Segundos después se oyó un disparó que rompió toda la paz del bosque.
Sí, paz. Si pasas años allí, cómo Conrad lo había hecho, llamás a los llantos de los niños, y la incertidumbre de tu posible muerte cómo "paz".
Jasper sintió por primera vez en la noche algo más que miedo, "Calidez". Jasper volteó al sentir una cálida mano sobre su hombro.
-No tengas miedo. Sólo obedece-Conrad dió un breve apretón sobre su hombro, buscándo darle algo de confort.
Y sé sintió...mal, sus entrañas se revolvieron, como si hiciera algo fuera de su naturaleza. Algo incorrecto para aquel lugar.
Y lo hizo. Él cometió un error al tener compasión y empatía, frente a un futuro soldado. Lo estaba debilitando. Y esa debilidad, si salían con vida, lo llevaría a su destrucción.
Con prisa quitó su mano del hombro de Jasper, quién para su sorpresa había dejado de llorar. Sus enrojecidos ojos lo observaban con añoranza. Conrad hizo algo mínimo, muchos dirían que no hizo nada, incluído Conrad. Sólo puso su mano en el hombro de Jasper.
Pero "Conrad, puso su mano en el hombro de Jasper".
Imagina estar en un mundo en llamas, todo se incendia y nadie hace nada por apagarlo. Pero de repente un extrañó aparece en medio de las llamas, y tira un vaso de agua. Sólo un vaso de agua en medio de un mundo en llamas.
Jasper, rodeó con sus brazos a Conrad buscándo sentir solo un poco más de verdadera humanidad.
Conrad, no se resistió. No se quejó. No se alejó. Sólo dejó que lo abrazará, y esperó.
Esperaron hasta ser los últimos niños en medio del bosque.
Al oír pasos detrás de sí, ambos voltearon. Jasper volteó rápidamente esperando hallar a su madre detrás de él, quién venía a rescatarlo. Conrad, volteó con lentitud y la vista pegada a la nieve, esperando hallar a su asesino.
Pero nada de eso ocurrió para suerte y desgracia de ambos niños quién fue por ellos era el soldado Walker. No para liberarlos, no. Ellos debían regresar adentró, continuarían con "vida" sólo un poco más.
Según el soldado Walker, ciertos test de existencia incierta indicaban que los niños de la nodriza 13 estaban sanos.
En silencio ambos niños lo siguieron, inhalando el frío aire de Bend, y con la mente nublada. Sabiendo que quizá en un par de días u horas desearían haber dado aquel paseó por el bosque en compañía de los uniformados.