Olivia, que durante las vacaciones había mostrado un buen comportamiento, desmoronó todo aquello que, con esfuerzo, había construido.
Por su parte, Blake, la hermana mas rebelde, que casi siempre adoptaba un papel más sumiso cuando interactuaba con Olivia, se colocó de pie y con un leve halón de brazos hizo que Olivia se sentara a su lado.
Blake, entre susurros, se comunicó con su hermana y gracias a su intervención, el problema no pasó a más. Sin embargo, las miradas y las palabras de Doran hacia Olivia eran escasas.
Mientras la mayor de las mellizas intentaba esquivar las miradas de aquel moreno y trataba de hacer sentir orgulloso a su padre, Doran pasaba por completo de ella.
Olivia y Blake, quienes manejaban su discusión en discreción, luego del altercado, ignoraron mi presencia. Las ocurrencias de Blake, que solo mostraba cuando estaba al lado de su hermana, le regresó el buen rollo a Olivia; pero yo no me salvava de obtener cualquier mirada de odio de la chica y todo empeoraba más cuando Doran se alejaba de ella.
—La fogata ya está lista, niñas, hoy quiero que la pasen bien.
—Si tú no estuvieras, la pasaríamos muy bien —susurró Olivia, pero yo escuché con claridad toda la oración.
Sin embargo, como deseaba mantener la armonía entre nosotros, ignoré cualquier provocación de mi hija y me dediqué en alegrar la noche para todos.
—Su madre quiere jugar algo con nosotros.
—Qué aburrido —mencionó Blake —, si el juego no tiene algo fuerte, yo no voy a jugar.
—¿Y qué sugieres? —pregunté abierta a cualquier proposición, pues deseaba que ellas me dejaran de ver como una intrusa.
—Bueno, primero debo escuchar de qué trata el juego. Pero tampoco me hago mucha ilusión —dijo e hizo referencia a nuestras diferencias.
Temía que mi poca experiencia en actividades familiares me hicieran quedar en ridículo, por lo que, traté de recordar un juego interesante.
Antes de dar una respuesta, para no decepcionar las expectativas de mi hija, intenté hacer algo creativo para todos. Pero mi desempeño no era el mejor, así que, antes de decir algo, cerré los ojos.
—Me gustaría que jugaramos verdad o reto.
—Me suena a que esos retos serán absurdos —se mofó Blake.
—Niñas... —dijo un divertido Doran, le gustaba ver sonreír a sus hijas.
Ya que no quería parecer una madre aburrida, me atreví a a molestar a ambas niñas. Sí, incluso a Olivia, pues deseaba que nuestra convivencia fuese amena.
—Está bien, ¿qué sugieren? Haré lo que ustedes quieran.
—No creo que eso sea del todo buena idea —advirtió Doran.
A pesar de la temerosa actitud de Doran, dejé que mis hijas se desenvolvieran y tomaran un tanto de confianza, por lo que, ignoré todo intento de mi esposo por detener el juego.
—Blake es muy buena para proponer los juegos —aclaró Olivia y se arregló su cabellera rubia —así que, deja todo en manos de ella
—El juego de verdad o reto me parece interesante, pero ya demasiado rayado. Me gustaría que jugaramos a las afirmaciones. Para iniciar el juego, nos turnaremos. Uno de nosotros realizará afirmaciones sobre los demás y otro será el juez, quien dirá si la afirmación es correcta o incorrecta. Si la afirmación es incorrecta, el afirmante tendrá que quitarse una prenda de su vestimenta y si la afirmación es correcta, podrá tomar una prenda de ropa para irse vistiendo…, claro una vez que ya no tenga nada.
La propuesta de Blake provocó una mirada de su hermana mayor y la molestia de su padre, así como mi asombro.
—Creo que no es buena idea, Blake
—le advirtió Doran con un tono más dulce que el que utilizaba para dirigirse a Olivia.
—Papá, pero si mamá quiere jugar con nosotros
—Blake, por favor.
Doran estaba a punto de culminar nuestro intento de juego, sin embargo, yo intervine para calmar ya el mal humor de Doran.
—Doran, no importa. Quiero escuchar a las niñas.
Doran, quien no se daba por vencido en su afán de detenerme, con una explicación poco coherente y dominada por sus titubeos, de nuevo, volvió a darme otra excusa.
—¿Estás segura? —preguntó con preocupación —Creo que Blake no está muy bien que se diga.
La menor de mis hijas, que fijaba toda su atención en los intentos de huída de su padre, de inmediato, cortó cualquier intento de Doran por frustrar su "diversión".
—Papá... —mencionó un poco molesta. En raras ocasiones, Blake se comportaba como la típica buena hija —, ¿por qué le dices eso a mi mamá? Claro que estoy bien. ¿A caso no es normal que quiera jugar con ella?
Mientras Blake intentaba dar explicaciones, Olivia, que hasta ese momento había permanecido absorta de nuestra discusión familiar, centraba su atención en llamar la atención de uno de los chicos de la playa.
Sin embargo, el instinto paternal y sobreprotector de Doran, que cumplía un doble rol, interrumpió la lujuria de la chica.
—Olivia...—susurró en un tono bajo; pero demandante. La voz de su padre hizo que Olivia se comportara.
—¿Sí? —preguntó nerviosa y sonrojada. La misma vergüenza provocó que la chica hablara de más —¿Qué haremos entonces?
Blake, que hasta ese momento se había mostrado respetuosa con su hermana mayor, se dejó guiar por la intolerancia creada por la bobez de su hermana mayor.
—Jugaremos, Olivia, jugaremos —expresó con un tono de obviedad y rodó sus ojos.
La disposición de su hermana menor causó que Olivia se mostrara más atenta a las instrucciones.