Elegí no amarte (corrigiendo)

Capítulo 29: Familia

En silencio entregamos los restos de amor que teníamos para el otro y, sin ninguna explicación, volvimos a regalarnos nuestras almas en intimidad, mientras nuestros cuerpos esperaban ansiosos el roce de nuestro tacto.

Despacio, el peso y la fuerza que Doran ejercía sobre mí me hizo buscar confort en la cama y, dejando caer su cuerpo sobre el mío, pude sentir su respiración pegada a mi pecho, mientras mi piel respondía a nuestra cercanía.

Con delicadeza, tomé su cuello con ambas manos, mientras él empezaba a recorrer mis curvas y se reencontraba con mis labios.

Nuestros gemidos callaron nuestros miedos y la oscuridad nos brindó la seguridad de no ser vistos ni siquiera por nosotros mismos.

Doran se despojó de su camisa de botones y, con sus ojos, desnudó un cuerpo que, desde hacia mucho, era desconocido para él, el mío.

Así, nos volvimos a sumergir en un lento beso que nos guió hasta nuestra intimidad.

—¿Qué es eso?—preguntó Doran y quebró toda la complicidad que habíamos conseguido.

En ese instante, rompió toda muestra cercanía, se levantó y se dirigió hacia el lugar donde provenía el sonido.

Su decepción pudo más que su furia y, acariciando la pantalla del celular, recordó el constante martirio que perseguía a nuestro matrimonio.

Con esperanza de encontrar respuesta en sus labios, dejé el miedo y pregunté:

—¿Qué sucede?

Me bajé de la cama, mientras mis pequeños pechos se movían sin dificultad.

Con enojo reprimido, Doran me mostró la pantalla del móvil; los sentimientos de impotencia y vergueza arruinaron nuestro mejor momento.

—No le hagas caso —mencioné para intentar recobrar la armonía.

De nuevo, una llamada de mi padre había estropeado todo.

Pero Doran, a quien mis palabras ya no le alcanzaban para recupera la paz, sin decir una tan sola palabra y para liberarse de todo su calvario, estrelló el móvil contra el suelo. Unas cuantas piezas se expusieron a las alturas y chocaron contra nuestro cuerpo.

Los sollozos de Doran terminaron por romper la poca paz mental que había podido mantener después de tanto.

—Quiero acabar con esto.

—¿A qué te refieres? —hacía preguntas obvias para no obligarlo a pensar de más.

—Con todo Holly, lo único que deseo es vivir de nuevo. Esto me ha arrebatado tantos años de vida. Intenté ser el mejor padre, el mejor esposo. ¿Y qué crees? No pude cumplir con ninguno de esos objetivos, incluso, olvidé ser lo mejor conmigo. Mandaré a Blake a una correccional y Olivia... Más adelante veré qué puedo hacer con ella. No tengo más cabeza para pensar.

Con esperanzas de recuperar lo perdido y consciente de mi propia contradicción, con un aire de esperanzas,  le respondí:

—No es necesario que te deshagas de las niñas. Creo que nosotros aún podemos recuperar todo, quizá si hablamos con ellas...

—Ese "nosotros" ya no existe Holly, solo existía en mi cabeza, hace mucho, y ahora solo existe en la tuya. Lastima  que nuestros pensamientos no coincidieron en tiempo.

—No sé qué sucedió con Olivia —aclaré para fingir ignorancia y, como de costumbre, al darse cuenta de mi poco conocimiento de la situación, Doran arrugó el rostro y con un tono de tranquilidad, intentó disimular su decepción.

—Casi lo olvido —hacía pequeñas pausas para encontrar las palabras que se adecuaran a ese momento —el problema con Blake.

Doran no encontraba la mejor forma para expresar toda su incomodidad, por ello, era poco acertivo en sus palabras. Así que, para no fallar más y no malgastar sus esfuerzos, decidí ayudarle.

—Ya dime qué sucede —exigí con preocupación.

Mi reacción pareció gustarle, porque, en ese momento, cogió un poco más de confianza.

—Olivia... Ella está embarazada

Doran hizo una pequeña pausa, pues esperaba una sorpresiva reacción de mi parte, sin embargo, al poco tiempo, y al ver mi nula reacción, él habló.

—¿No vas a decir nada? —preguntó para intentar despertar más ánimos en mí.

Pero, como yo conocía los detalles del embarazo de Olivia, no podía expresar sorpresa, así que no me quedó más opción que excusarse.

—Lo siento, Doran —llevé una mano hasta mi cabeza para exagerar el gesto. —. Pero me he quedado sin palabras.

Esa actuación no podía engañarme, pero sí sirvió para los estándares de Doran quien, con una sonrisa,  aceptó mi respuesta.

—Sí, sé que es complicado de creer —Doran se expresaba con soltura. Los berrinches de nuestras hijas lo habían econvertido en una persona más receptiva para los problemas. Por lo que, la explicación no se le dificultó —, no se cómo te tomarás todo esto.

Para darle el impulso faltante, lo interrumpí y le dije:

—No importa lo que me digas, intentaré entender todo.

—Olivia esta esperando un hijo, el padre es un hombre mucho mayor que ella. Sé quien es el tipo y me repugna solo pensar lo que ha hecho con mi hija. Tiene treinta y dos años, por poco, y le duplica la edad. No quiero verla con él, he pensado enviarla con mi mamá. Ella vive en un lugar alejado y mucho más reformado que el nuestro. Quizá eso le ayude. Nos quedan solo un par de días en esta playa. Me di por vencida con ambas, Holly.

En su inconsciente, Doran no consideraba el futuro del niño, así que, para recordarselo, le cuestioné:

—¿Qué pasará con el niño?

La culpabilidad doblegó el control que Doran tenía sobre sus sentimientos y, en ese momento, uno de sus mejores aliados —el auto control— lo traicionó. Se dio media vuelta y, para tratar de reconocerse, se miró en el espejo; pero, desconociendo al sujeto de enfrente, golpeó el vidrio.

—Sí te lo dijera. He pensado en hacer lo incorrecto... Me he contagiado con todo este caos, hasta el punto en el que ya no me reconozco.

—Habla ya—le exigí.

Su conversación indirecta me desconcertaba. Doran se dio media vuelta y, con sus manos ensangrentadas, acarició sus lágrimas.

—He consideraro que debe abortar. No puedo imaginarme a Olivua como una madre soltera. Además, ese embarazo es de riesgo. El día en que Blake la lastimó... Olivia no está bien. La doctora mencionó que pude el llegar a tener un parto prematuro, ya que el bebé la madre ha perdido líquido aminiotico luego de los golpes que Blake le dio.




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