Una semana después
Ha pasado una semana y yo aún no sé que hacer, es decir, el bosque es y será siempre lo primordial para mí; pero en serio quiero darme una oportunidad de, al menos, conocer mejor a Aaron además...
Mis pensamientos fueron interrumpidos por algo, mejor dicho alguien, que espanto al conejo que sostenía en mis manos.
-Reina mia, hasta que al fin puedo verte —Dijo una voz detrás de mi y no tuve que voltear para saber quien era.
Puse los ojos en blanco aun sentada en el pasto dándole la espalda.
-No extrañaba verte Marcus, hasta me sentía muy tranquila sin sentir tu presencia a los alrededores —Dije poniéndome de pie.
-Supe que encontraste a tu mate, y que es un... Perro—Dijo lo ultimo con asco, lo que provoco una ira repentina en mi.
-Será mejor que te vayas, tengo cosas más importantes por las que preocuparme que de tus estupideces —Dije dándole la espalda otra vez, ya que lo había encarado para irme.
Pero el imbécil de Marcus me sostuvo apretándome un poco fuerte el brazo.
-Más te vale que no estés considerando aceptar al chucho ese como tu pareja, no quiero tener que empezar una guerra por tu culpa linda —Dijo mientras sus ojos de ponían rojos.
-No, más te vale a ti soltarme o te cortaré el brazo idiota—Dije mientras mis ojos se ponían verde esmeralda.
De un movimiento brusco libere mi brazo de su agarre.
-Vete de mi territorio Marcus, no te conviene que peleemos aquí y lo sabes—Dije yéndome hacia mi cabaña.