Elegida por la luna

Capitulo 35

Luego de arrojar a Carer lo más lejos que pude fui tras el. Tengo la intensión de terminar con esto de una vez por todas; por estar jugando a que nadie sepa lo que hay dentro de mí, perdí al ser que más amaba en el mundo; mi único familiar, la única persona que siempre estuvo conmigo. Ya no lo volveré a ver.

-Éste es un buen lugar para terminar con esto.— Dijo Carer levantándose y mirando alrededor. Lo traje al claro preferido de Jack; aquí siempre se recostaba cuando quería estar solo, él creía que yo no lo sabía, pero sí.

-Si, es un buen lugar.— Dije tratando de silenciar el sollozo que que amenazaba con salir de mi garganta.

-Yo...

No lo deje terminar cuando ya lo había arrojado a unas rocas. Mientras más rápido termine con esto, más rápido podré volver con Jack.

-Veo que si quieres terminar con esto rápido.— Dijo riendo mientras se levantaba.

-No estaba jugando cuando lo- — No completé la oración ya que fue su turno de arrojarme a mí. Me lanzó hacia unos arboles, y con la fuerza con la que me había lanzado los arboles se rompieron. Antes de que pudiera ponerme en pie se acercó y me sostuvo por el cuello levantándome un metro  sobre el suelo.

 -Ésto no estaría pasando si en lugar de luchar con esas patéticas criaturas hubieras estado con nosotros desde el principio, ¿Es que no ves la diferencia de poder? ¿Los amas tanto que estas dispuesta a morir por ellos? Por tu insensatez tu amigo ahora está muerto, abre los ojos niña.— Dijo cada palabra mientras me miraba fijamente a los ojos con tanta frialdad que me hubiese intimidado sino tuviera el recuerdo de lo que le hicieron a Jack presente en mi cabeza a cada momento.

-¿Tú quién crees que eres?— Susurré. — ¿Te crees con derecho de cuestionar mis acciones?— Con cada palabra fui levantando mi tono de voz. Me liberé de su agarre haciendo brotar espinas de mi cuello lastimando sus manos; caí en sentada mientras el se miraba la mano. 

«-¿Confundido?.— Solté una risilla cínica.— Puedo hacer brotar ramas, hojas o cualquier cosa por el estilo de cualquier parte de mi cuerpo. Pero eso no te importa... Hablemos del porqué te sientes con tanto derecho de decirme lo que hubiera sido mejor para mí; o cuéntame porqué te crees con el derecho de mencionarlo.— Me levanté con la mirada gacha y la fui levantando lentamente.— Bien, ahora empieza la lucha real.- sonreí de manera macabra y me arrojé a él.


 

Pov Áaron

Cuando Layla se fue nos dejó menos guardianes por lo que solo quedaban unos pocos; han muerto muchos jóvenes guerreros, los de menos experiencia, pero sin duda hicieron todo lo que pudieron. Heridos tenemos unos cuantos así que inmediatamente acabamos con lo guardianes ordené que todos los que podían estar en pie ayudaran a los que no podían a llegar hasta la manada.

Mientras miraba la dirección en la que se fue Layla hace ya unas horas una Abbie toda destrozada se me acercó.

-C-cuando estuvieron inspeccionando  los alrededores en busca de más guardianes... Encontraron el cuerpo de papá, parece que estaba intentando escapar pero se encontró con uno de los guardianes.— Cuando terminó de hablar rompió a llorar.— Se que no era nuestro padre real y que hizo muchas cosas malas pero yo igual lo quería.— No pude hacer más que abrazarla, yo la entendía, yo también lo quería.

Luego de estar abrazados por unos minutos Abbie dijo:

-¿Qué tanto ves?—Mirando en la misma dirección que yo mientras sorbía su nariz que estaba toda roja y su cabello era un desastre. Bueno, todos aquí somos un desastre.

-Es que Layla se fue por ahí hace horas y no ha vuelto.

-¿Y qué esperas? Ve por ella.— Dijo mientras se apartaba unos pasos— Yo iré a ayudar a curar los heridos.

Me quedé pensando en lo que dijo y le tomé la palabra. Llegué a un claro todo destruí y vi a Layla y al guardián, estaban muy cerca así que me acerque y vi que Layla tenia su mano dentro del pecho del guardián; él le dijo algo, ella frunció el ceño molesta y dolida pero lo oculto rápido y respondió para que luego sacar su mano del pecho del guardián al mismo tiempo que éste caía al suelo trayendo consigo el corazón del guardián en la mano. Miró lo que tenia en la mano sin emoción alguna y luego de aplastarlo se desplomó en el suelo.




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