*Al otro lado del bosque…
Bajo la tenue luz de la luna, el bosque se llenaba de sombras alargadas, y un silencio ominoso reinaba en el aire. Alicia caminaba con pasos firmes, quería respirar y alejarse de dónde solo habían problemas, pero su corazón latía desbocado, como si presentía el peligro que acechaba entre los árboles. Las hojas crujían bajo sus pies, un sonido que resonaba en su mente como un eco de advertencia.
De repente, como si el mismo bosque hubiera cobrado vida, Miryan emergió de la penumbra con una sonrisa siniestra. Sus ojos, brillantes como carbones encendidos, se posaron en Alicia, y un escalofrío recorrió su espalda.
Sin tiempo para pensar, la pelea estalló. Miryan, ágil y astuta, atacó con ferocidad, lanzando golpes certeros que Alicia intentaba esquivar a toda costa.
La lucha era brutal. Alicia se defendía con todas sus fuerzas, pero cada movimiento de Miryan parecía anticipar sus acciones. Los árboles, testigos silenciosos de su batalla, se estremecían con cada impacto.
El aire se llenaba de gritos y jadeos, y la desesperación comenzaba a apoderarse de Alicia. En un giro inesperado, Miryan logró derribarla, su cuerpo golpeando el suelo cubierto de hojas secas.
Miryan se inclinó sobre ella, su respiración entrecortada, pero una risa macabra brotó de sus labios.
-¿Ves lo poderosa que me vuelto? -Murmuró, mientras ponía su mano en el pecho de Alicia y está sentía que la vida se desvanecía de su cuerpo -Tranquila, no vas a morir. Serás mi prisionera y me darás tanto poder que gobernare todo el mundo-.
Alicia miró a Miryan, un torrente de miedo y determinación en sus ojos. Sabía que si Miryan lograba obtener lo que quería ella podría dañar a quienes ella amaba. Sabía que en ese instante Miryan había ganado y una decisión desgarradora se formó en su mente.
Con un último esfuerzo, Alicia apartó a Miryan de un empujón y se levantó. Corría por el bosque hasta que el río se cruzó en su camino y el agua oscura reflejaba su rostro pálido.
-No te atrevas -Le advirtió Miryan, pero Alicia ya había tomado su decisión. Sabía que para salir viva de aquel lugar solo tenía dos opciones, como prisionera de Miryan o que alguien llegara a rescatarla.
Con manos temblorosas pero firmes, tomo el pequeño cuchillo que llevaba con ella y se hizo un corte en la muñeca, dejando que la sangre fluyera y se mezclara con el agua con la intención de que la advertencia llegara a Eloy.
Con un movimiento decidido, Alicia coloco el cuchillo sobre la piel de su cuello. La frialdad del metal la hizo estremecer, pero se mantenía firme, consciente de la decisión que estaba a punto de tomar.
Miryan se detuvo, una expresión de incredulidad cruzando su rostro. Con un último suspiro, Alicia presionó el cuchillo contra su piel y realizó un corte preciso, dejando que la sangre fluyera.
En ese momento, sintió un torrente de energía y liberación, como si cada gota que caía al suelo estuviera debilitando el poder oscuro que Miryan había intentado acumular.
Alicia se mantenía firme. Cada pulso de su corazón resonaba con la fuerza de su sacrificio. Mientras la vida se desvanecía de su cuerpo, sus pensamientos se dirigieron a Sandra, a la promesa de protegerla a toda costa.
La luz comenzó a desvanecerse para ella, Alicia sabía que quizás su hija no viviría sin la sombra de Miryan sobre ella, pero se había asegurado de que en el futuro Miryan no sería más poderosa que ella, y ese era un motivo por el que valía la pena luchar, incluso con su propia vida.
El bosque, antes lleno de sombras, parecía iluminarse con la pureza de su sacrificio, y mientras Alicia caía al suelo, una última sonrisa de paz se dibujó en su rostro. Sabía que había tomado la decisión correcta.
Los ojos de Miryan se abrieron en horror mientras comprendía lo que estaba sucediendo. El bosque quedó en silencio, solo roto por el murmullo del agua y el eco de una decisión tomada en un momento de desesperación.
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Editado: 02.02.2025