*En el rio…
El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de un suave color naranja. Dalia caminaba hacia el refugio de las serpientes, sintiéndose extrañamente tranquila, como si la mañana le prometiera un nuevo comienzo. Sin embargo, a medida que se acercaba, una inquietud comenzó a crecer en su interior. Algo no estaba bien.
Al entrar en la cueva, el ambiente era sombrío. Eloy estaba parado en una esquina del lugar mientras los otros presentes se dispersaban por el lugar. Y Lían sollozaba con rostro pálido y los ojos vacíos, como si la vida misma se hubiera desvanecido de él. Dalia sintió un escalofrío recorrer su espalda.
-¿Qué sucedió? -Preguntó, su voz apenas un susurro.
-Alicia está muerta -Hablo Lían que levantó la mirada, y en sus ojos Dalia vio el dolor y la desesperación.
Las palabras cayeron sobre ella como un balde de agua helada. Su corazón se hundió, Dalia sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor.
Negándose a aceptar la cruel realidad, miró a Eloy, quien bajó la mirada, incapaz de decir algo. Dalia sintió que el aire se le escapaba de los pulmones.
Aún manteniendo su semblante frío, limpio la lágrima que se había escapado de ella y decidió salir del lugar para respirar.
Los días habían pasado. Alicia había sido cremada como la tradición de su familia lo imponía. Antes de marcharse, Dalia decidió pasar por el lugar donde Lían se había mantenido aislado de todos.
Lo encontró, apoyado contra la pared, con la mirada perdida en el vacío. Su rostro estaba marcado por el dolor, y en su pecho, Dalia podía ver cómo el peso de la tristeza lo aplastaba.
Lían alzó la vista, y cuando sus ojos se encontraron, Dalia vio el abismo de la pérdida que lo consumía.
-No se porque, ni como. Solo se que no estuve ahí para protegerla -Murmuró con su voz quebrada.
Dalia se sintió abrumada por el sufrimiento que emanaba de él.
-Tienes que ser fuerte, Lían. Alicia Querría que lo fueras -Le dijo, tratando de darle aliento.
-¿Fuerte? ¿Y para qué? Si ya no hay nada… nada que valga la pena -Grito con desesperación y su vos llena de amargura.
-¡¿Tu hija que? ¿Acaso no es algo que valga la pena?! -Alzo la voz al mismo tono que Lían haciendo que este se calmara un poco.
Eloy y Marizol se hicieron presentes en el lugar para poder comprender el motivo de los gritos. Dalia se acercó a el y lo miro fijamente
-Escúchame con atención, Lían… si hay algo de ese guerrero que Alicia tanto amo, sacarlo y lucha por ti hija. Si no queda nada de ti, toma un cuchillo y córtate el cuello -Le dijo con su tono firme.
Por un momento, el silencio reinó entre ellos. Lían, temblando, pareció considerar sus palabras. Pero luego, con un profundo suspiro, bajó la mirada, sintiendo que la sombra de Alicia lo envolvía.
Dalia sabía que el camino de Lían hacia la recuperación sería largo y doloroso, pero sus esperanzas eran bajas, Lían era un lobo los seres mas débiles cuando de amor se trataba.
Dalia sin mas que decir salió de aquel lugar y Eloy siguió sus pasos.
-Fuiste muy dura con el -Le dijo Eloy.
-Es un lobo -Le recordó, freno sus pasos para girar en dirección de Eloy -Si vez que intenta suicidarse no intervengas, si no se recupera pronto será un caso perdido y seria inútil que continúe con vida -Le dijo fríamente.
-¿Tu a donde irás? -Le pregunto.
-A la mansión Jensen, no tengo nada que hacer aquí. La única persona por la que lucharía ahora que Alicia está muerta, es por su hija, y en estos momentos puede estar en cualquier parte del mundo -Respondió.
-¿Qué sucederá con Frederick y su manada? -Le pregunto, Dalia respiró profundo.
-La manada se dirige al este, y Frederick va tras ellos. Apenas y hay vampiros sobrevivientes y los lobos no atacaran más, pero si quieres continuar con esta masacre alcánzalos y mátalos a todos -Dalia lo encaró -La guerra ya terminó para ti Eloy, conquista la mansión de Apolo y comienza una nueva vida, si algún día encuentras a Sandra y yo ya estoy muerta para protegerla, por favor cuida de ella y enséñale a defenderse -Le pidió.
-Alicia me pidió lo mismo mucho antes de que decidiera salir del refugio. Prometo cumplirles -Dalia asintió para luego emprender su camino.
Luego de alejarse de aquellos lugares donde una vez la guerra destruyo territorios enteros, Dalia recibió la noticia de que Lían ya sumergido en la locura por la perdida de su mate decidió quitarse la vida…
*En los territorios Jensen (Canadá).
7 meses después de lo sucedido…
La tarde caía en los territorios, y la luz dorada del sol se filtraba a través de las hojas de los árboles, creando sombras danzantes en el suelo. Boris buscaba a Dalia para informarle de lo que se aproximaba, sobre como cada día que pasaba la amenaza se cernía sobre ellos como un oscuro presagio.
Al llegar donde Dalia estaba, la encontró con su mirada perdida en medio del bosque. Los cuatro meses de embarazo apenas comenzaban a vislumbrarse en su figura, pero Boris sabía que no tardarían en hacerse evidentes.
Se detuvo un momento para absorber la imagen de ella, aquella expresión de tranquilidad que contrastaba con la tormenta que se avecinaba.
-Dalia -Dijo finalmente, rompiendo el silencio. Ella giró la cabeza, sus ojos se encontraron y ella vio el destello de preocupación en ellos.
Flashback:
-¿QUE QUIERES FREDERICK?, ¿QUIERES QUE SEA TU AMANTE? -Dalia discutía fuertemente con el lobo que insistía en querer tener la atención de ella -¿Eso es lo que quieres entonces? Conservar a tu mujer y tu hijo y dejarme a mi tu destinada como tú amante.
-No, no es lo que quiero -le respondió firme -No quiero que seas mi amante pero tampoco puedo deshacerme de Beatriz y mi hijo así como si nada.
-Pues no tengo porque cargar con tus problemas, aquí el que tiene que buscar la solución a este problema eres tú, porque en primer lugar no debiste haberte casado con alguien que no era tu luna -le dijo y Frederick paso la mano por su rostro con frustración.
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Editado: 02.02.2025