Las luces del sol en el cielo, trescientos y algo de años tras aquella contienda, irrumpían a traves de los cristales de un salón de clases en la Ciudad de Mexico, donde una clase de ciencias naturales se estaba llevando a cabo.
—Entonces las especies se adaptan a su entorno por medio de la evolución, según lo planteado por Darwin —explicaba una señora de tez morena a la clase—, además que este mismo plantea que dentro del mismo, el organismo que mejor se desempeñara en su entorno sería el que lograra prosperar y dar paso a una nueva generación. ¿Alguien tiene un ejemplo de cómo un organismo podría ser mas apto para sobrevivir que otro de su misma especie? Si, Mariana, dime.
—En un clima de nieve, si ponemos a un lobo y a un chihuahua en este, el lobo está mejor equipado para sobrevvir y cazar sus presas que el chihuahua, y por ende el lobo prosperaría mientras el otro moriría.
—Ese ejemplo sirve, ¿Algúna otra aportación?
Dos individuos levantaron la mano en aquél instante, uno de ellos tenía el cabello castaño y un tanto alborotado, ojos de color avellana, nariz corta, cara ovalada y que en apariencia parecía no tener mas de quince años; el otro tenía el pelo negro y un tanto mas largo peinado hacia atrás y que dejaba caer en su nuca y en su frente algunas puntas, ojos color café, nairz nubia y labios algo gruesos que daba la misma apariencia en edad que el otro.
—Dime, Ryan —dijo la profesora, y en aquél momento el castaño comenzó a hablar.
—Recuerdo algo sobre que algunas jirafas antes tenían cuellos cortos y otras el largo que hoy vemos, y que cuando solo quedaba la comida en las copas de los árboles las de cuello corto murieron de hambre y perseveraron solo las de cuello largo.
—Excelente —le felicitó la profesora—, ¿Y tú, Sebástian? ¿Qué deseas aportar?
—Yo iba a decir lo mismo que Ryan —sonrió apenado el puberto levantandole el pulgar a Ryan, quien solo lo miró, le lanzó a escondidas de la maestra un gesto obsceno con el dedo y luego lo ignoró.
—Okey. Faltan pocos minutos para salir al recreo, entonces me apresuro y les digo la tarea de la proxima semana.
La maestra se dirigió al pizarrón y procedió a escribir con un marcador negro un trabajo sobre ejemplos de "supervivencia del mas apto". Sebástian la anotó y en aquel momento su mente divagó en otras especies que no fuesen jirafas ni perros para irse adelantando en ideas y llegar a su casa solo a escribir respuestas.
El timbre del recreo sonó por los pasillos de la escuela, los allí presentes guardaron sus cuadernos en las mochilas y procedieron a salir disparados al patio. Sebástian pensaba en si era válido dar ejemplos con primates para aquella tarea hasta que un dolor en su cabeza lo sacó de su ensimismamiento, y al voltear la mirada observó a Ryan alejandose de él, intuyendo al verlo que este le había soltado un zape.
Soltando solamente un suspiro en respuesta, Sebástian guardó su cuaderno y cruzó por el umbral de la puerta hacia el patio de recreo. Principalmente el suelo era tierra y grama, diferenciandose únicamente unos caminos elevados de concreto a la mitad del mismo que llevaba a las aulas al frente de la que Sebástian estaba, mismos donde en sus bordes estaban sentados varios alumnos charlando sobre sus asuntos personales, y aglunos otros, mas al fondo, se hallaban amontonados en la tiendita buscando comprar alguna chuchería.
Sebástian dio unos pasos al frente en camino a la tiendita, saludando a algunas personas que allí se encontraban y que con una sonrisa le devolvieron el saludo, pero en algun punto de aquel camino sintió que lo empujaron hacia la tierra, cayendo sobre esta golpeandose la cadera.
Al levantar la mirada observó a un chico de tez morena, cabello rizado y de nariz pronunciada junto a otro de piel más palida, cabello color negro estilo militar y con una mandíbula algo pronunciada.
—¿Adonde con tanta prisa, Sebástian? —se rió el rizado.
—Iba a la tienda —respondió poniendose de pie nuevamente, notando que varios estaban observando aquel suceso—, ¿Por qué?
—Es que nosotros también íbamos para allá —sonrió el otro.
—Pues si quieren podemos ir juntos, pero no hay prisa asi que no hace falta empujar —sonrió Sebástian, pero fue el único que lo hizo por su intento de aliviar el asunto con un chiste.
—Pero es que hay un problema, Seb —dijo una voz detrás suyo mientras sintió cómo alguien puso su mano sobre su hombro, sabiendo por el sonido del habla del chico que se trataba de Ryan—: No queremos gastar nuestro dinero, ¿entiendes?
—Pues podría invitarles a algo, por eso no se preocupen —afirmó tranquilo.
—No, implicaría que tendríamos que devolverte el dinero y que nos tendrías que acompañar, asi que se me ocurre algo mejor que eso.
Sin aviso previo, Sebástian sintió un fuerte golpe en su costado que lo hizo caer de rodillas al suelo. Intentó dar un grito o aullido del dolor, pero la palma de Ryan no solo impidió que el sonido saliera sino que, por un sabor agrio, Sebástian intuyó que le había metido un puññado de tierra en la boca, sintiendo además de su falta de aire, el barro y dolor cómo la otra mano de Ryan se metía en su bolsillo y sacaba los veinte pesos que este tenía.
—Gracias por el dinero, Seb, y de nada por no dejarte con la panza vacía —ironizó el castaño—, y por cierto, a la próxima intenta no imitarme en clases, ¿si? Busca tus propios ejemplos.
Sebástian escuchó las pisadas de aquellos tres sujetos alejarse y el de algunos otro más acercarsele para ver su estado y ayudarlo a ponerse de pie, ademas de darle la idea de ir y acusar lo sucedido con el director, pero Sebástian se negaba rotundamente. "O me va a ir peor o Ryan dejaría de hablarme" se explicó tras escupir la tierra dentro de su boca, y al notar el entrecejo fruncido de todos los que oyeron lo segundo explicó mejor aquello:
—Ryan solo se quiere hacer el fuerte, se que en el fondo no es tan así y que podríamos llegar a ser amigos en algún momento, pero si voy y lo acuso pasaría a odiarme en serio y perdería las chances de que eso suceda.