La vida no es fácil eso lo aprendes desde que eres un crió, debes enfrentar riesgos que no siempre son agradables pero finalmente que son lo que le toco vivir a cada quien, en mi caso me ha tocado esconder lo que soy, no soy un monstruo o algo parecido, pero el simple hecho de que no sea igual a los demás me hace diferente y las cosas diferentes no son tan fáciles de asimilar para el humano común, lo diferente le hace temer y al descubrirlo lo único que quiere hacer es exterminarlo, el humano finalmente no tiene la culpa pues es su mecanismo de defensa, no puede pensar en los demás, primero esta su protección, si yo fuera como ellos, definitivamente haría lo mismo.
Afortunadamente no me ha tocado vivir esto sola, tengo a mi hermano, él es igual a mí, diferente, sin embargo nos tenemos el uno al otro y con eso nos basta.
¿Por qué diferente?, Inexplicablemente podemos controlar cosas que ustedes no, los elementos, no solo los básicos como ustedes los conocen, agua, fuego, tierra y aire, también algunos otros sombra, niebla, hielo, electricidad, y algunos otros más.
Nos hemos mudado tantas veces que llegamos a la conclusión de que finalmente pertenecemos al grupo de los nómadas, intentando descubrir lo que somos, de dónde venimos y para qué.
Empezaremos a estudiar en un nuevo instituto, el camino hacia el es tranquilo, sin interrupciones, mi hermano en lo suyo y yo en lo mío, pero juntos.
—Hemos llegado.—Comento él mientras se estacionaba en un lugar que tenía la cancha libre.
Simplemente lo mire, sin un ápice de preocupación en mi rostro, un rostro neutral, inexpresivo.
Entramos a la escuela y nos dirigimos a la dirección, esta estaba justo en la entrada del colegio así que no se nos dificulto tanto encontrarla.
—Estos son sus horarios, pueden elegir una clase extra, esto no es obligatorio pero si les ayudaría mucho para su desarrollo, también hay un mapa de la institución por si tienen algún problema encontrando sus salones de clase—.La secretaria era una joven de aproximadamente veintiséis años.
—De acuerdo—. Conteste con simpleza y jale a Alexander para que saliera de ese lugar junto conmigo.
Caminamos por un buen tiempo explorado la escuela y al mismo tiempo buscando el salón en el que nos correspondía, en los alrededores no había nadie pero aun así, me sentía tensa como si personas diferentes estudiaran en este lugar.
Al final encontramos el salón en el que nos correspondía tomar la clase de, ¿Historia elemental?, nunca vi en el folleto de la institución algo así.
Me acerque a la puerta y toque con mi puño tres veces, a través de la puerta pude alcanzar a oír el sonido de unos pasos dirigiéndose hacia ella.
La puerta fue abierta y aun así yo no me inmute en ningún momento ante la presencia de un joven con mirada dura, detrás de mi pude sentir a Alexander mirándome la espalda con una gran intensidad.
—Buenos días, somos los alumnos Alexander y Alexandra Elment, somos nuevos, disculpe por la interrupción.
Alexander se adelantó a hablar por mí, para no tener que meternos en problemas desde un principio.
El maestro solo asintió e hizo espacio para que Alexander y yo pudiéramos pasar por la puerta, bajo su inescrutable mirada.
Al entrar en la habitación pude darme cuenta de la energía que rodeaba a cada ser que se encontraba dentro, algo extremadamente electrizante para mi sistema.
Algo era seguro, todos, absolutamente TODOS aquí presentes eran elementos.
—Preséntense por favor—.Pidió el profesor de manera ruda.
—Mi nombre es Alexander Elment, ella es mi hermana Alexandra Elment, un gusto compartir clase con ustedes—.Me límite a hacer un simple gesto de indiferencia absoluta mientras Alexander hablaba frente a la clase que nos miraba con ojos curiosos.
Camine hacia al frente bajo la atenta mirada de todos, con mi mirada identifique dos lugares juntos hasta el final de la habitación así que a paso decidido y con la mirada hacia delante camine despacio hacia dichos asientos, con toda la tranquilidad y confianza del mundo.
Me senté y mire hacia al frente, no saque ningún tipo de cuaderno o algo por el estilo, simplemente mire un punto en específico ajena de todo lo que sucedía a mi alrededor.
Sentí la presencia de Alexander a mi lado y lo pude confirmar cuando lo vi sentado a mi mirándome con extrema curiosidad por mí forma de actuar frente a todos los espectadores que tenían curiosidad por los nuevos alumnos que habían llegado a su instituto.
A lo largo de toda la clase el profesor estuvo hablando sobre una especie de explosión que se llevó a cabo hace muchos años y demás, así mismo como de las cenizas puede renacer el fénix.