Elementos Secretos

5

Una tormenta se aproximaba al pueblo, las nubes negras se alcanzaban a ver claramente en el cielo, no existía cavidad para la luz solar, se podían observar las parvadas de pájaros refugiarse en sus respectivos hogares, mientras los jóvenes del pueblo tomaban clases en el instituto Redtoc.

—Debes controlar tus estados de ánimo Alexander, no porque estés enojado los demos deben de sufrir las consecuencias—.Me coloque a lado de Alexander mientras este tenía fija su vista en el cielo.

A nuestro alrededor se podían apreciar a los demás con grandes abrigos, debido al frio que estaba haciendo, en la noche había nevado por lo tanto las calles estaban cubiertas de nieve, y algunos lugares estaban completamente congelados.

—Ella no debería estar aquí, nosotros no deberíamos seguir aquí—.Espeto el con rabia contenida en su voz.

—No hay nada que yo pueda hacer para que la situación sea diferente—.Me encogí de hombros.

—Claro que hay algo que puedes hacer, lo has hecho antes, sin embargo te has negado a hacerlo desde el momento que me lastimo—.Alexander me dio una mirada de reproche.

Sonreí inconscientemente sabiendo a lo que se refería.

—No voy a matarla Alexander, porque por más tenga deseos de hacerlo, no cometeré otro asesinato a menos que sea por una causa justificada—.Inhale tranquilamente el cigarro que yacía entre mis manos, soltando el aire lentamente.

—Deberías hacerlo, la odias y yo no tengo ganas de volver a verla en mi vida, los dos ganamos en caso de que accedas—.Volteo a verme con una sonrisa.

—¿Y por qué no lo haces tú?.

—Bueno, tu sabes que nunca me ha gustado hacer el trabajo sucio, siempre he preferido que tú te ensucies las manos, sin embargo en case de ser extremadamente necesario lo hare—.Alexander se encogió de hombros entrando a la escuela.

Sonreí y me quede unos segundos más, terminado mi cigarro ya arrojándolo a un bote de basura cercano.

Al entrar a la escuela pude observar a Alexander recargado en el casillero continuo al mío, con el ceño fruncido, mordiéndose levemente el labio.

—Pareces un perro rabioso—.Me burle de él.

—Disculpa si no todos podemos ser tranquilos y fingir serenidad a la perfección todo el tiempo, yo si tengo sentimientos.

—Yo tengo sentimientos, solo que prefiero no perder el tiempo con cosas absurdas, soy inexpresiva, no un ser sin sentimientos, si lo fuera tu no estarías aquí en este momento—.Me encogí de hombros.

Alexander negó con la cabeza, mientras caminábamos a nuestra siguiente clase.

—Alexandra, sígueme—.Ordeno Caín cuando llego a mi lado.

Enarque una ceja y solté unas pequeñas risas, mientras le daba la espalda y negaba con la cabeza, sentí el agarre mientras rodeaba mi muñeca con su mano con un poco de fuerza.

Inmediatamente mi mano se empezó a calentar en sobre manera, haciendo que me soltara rápidamente.

—No me vuelvas a agarrar de esa manera Caín, te lo advierto, la próxima tendrás graves consecuencias—.Me encogí de hombros.

Alexander miro con furia a Caín, e intento avanzar hasta el, negué con la cabeza indicándole que dejara de avanzar.

Por el rabillo del ojo pude ver como Adam se acercaba así que me dirigí a Caín.

—Retírate Caín, después hablare contigo, sin embargo considero prudente que te retires.

Caín asintió y se fue justo antes de que Adam llegara, este último frunciendo el ceño al ver que Caín se iba.

—¿Qué ha pasado?—.Pregunto cruzándose de brazos.

—Nada que tenga importancia—.Me encogí de hombros.

Asintió, mientras yo me volteaba para irme pude sentir como el cuerpo de mi hermano empezaba a emitir diferentes corrientes de energía.

—Ahora, ¿Qué ha pasado?—.Pregunte realmente enfadada, regresando mi vista hacia atrás, que es donde veía Alexander.

Pude observar a Alicia besándose con Adam, mientras este le sonreía con total felicidad y ella reía a carcajadas, en un pequeño momento ella volteo y pude verle guiñarle un ojo a Alexander.

Sonreí mientras negaba con la cabeza, pues Alexander había sido lo suficientemente obvio con el clima y sus acciones, como para que Alicia no siguiera viendo cuanto seguía influyendo en Alexander, empecé a caminar con dirección a los baños, completamente segura de lo que tenía que hacer. Una vez en ellos me encargue se asegurar la puerta para que nadie pudiera entrar.



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En el texto hay: elementos, batallas epicas, mellizos

Editado: 10.09.2018

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