Elena estaba seria sumida en sus pensamientos mientras Francisco la observaba y luego le dijo.
Elena te encuentras bien.- observandola preocupado.
Ella lo miró y cuando logró reunir coraje le respondió.
-No se si mi cabeza rodará después de esto pero ya no me puedo callar más.- después suspiró y volvió a hablar - yo ya no soy pura Francisco y entiendo si después de esta declaración tu quieres anular el matrimonio.- mientras lo decía las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Francisco que la observaba solamente atinó a reírse, Elena perpleja por la reacción de su esposo dijo.
-¿Pero qué es tan gracioso?.
-Que yo tampoco lo soy, así que no te preocupes.
-¿Pero todavía no puedo entender que tiene de gracioso?.
-Pues tu cara y las palabras que usaste.
-¿Mi cara? .- mientras lo decía sintió impotencia y le respondió- ¿acaso me tomas por tonta?.
-Oh no, claro que no, definitivamente ese no es el caso lo que pasa es que se ve demasiado encantadora cuando se preocupa y me pareció un poco ocurrente que dijera que su cabeza rodaría.
-Claro que sé que no me sacrifican por no ser pura simplemente es una expresión que utilice.- hizo una pausa mientras se miraba las manos y prosiguió - solo se que mi familia será deshonrada y por eso soy tan extremista.
Él la miró y habló en voz seria mientras tomaba las manos de Elena.
-Entiendo Elena que si una mujer pierde la pureza es más juzgada que un hombre pero quiero que entiendas que ante mis ojos tanto hombres como mujeres deberían ser medidos con la misma vara, así que no te preocupes seguiremos adelante con esto no te voy a desampara.
-¿Pero cuando llegue el momento de consumir nuestro matrimonio y tu padre entre a la habitación para buscar las sábanas manchadas que vamos a hacer?.
-No te preocupes que si de algo puedes estar segura es que no te dejare sola ante esta situación.- mientras intentaba tranquilizarla le dijo - aunque no te ame, hice un juramento ante Dios de que te cuidare y no te desamparare, recuerda que marido y mujer son una sola carne y debemos apoyarnos mutuamente.
Elena asintió y sintió un gran alivio cuando llegaron a la hacienda los esperaban con una gran celebración mientras ellos entraban caminando hacia la mesa de los novios ella podía sentir todas esas miradas clavadas en ella y a más de uno murmurar lo que le revolvía el estómago y le traía horribles recuerdos que la atormentaban, aún así supo poner su mejor cara y proseguir. Francisco también lo notó así que envolvió a Elena con su brazo para hacerla sentir segura.
Cuando llegó el momento tan esperado por ende los novios deben de retirarse a la habitación donde van a consumar su matrimonio mientras los invitados continuaban el festejo. Al subir aquellas escaleras Elena tenía un nudo en el estómago y aquellos recuerdos vuelven para atormentarla trayendo los viejos fantasmas del pasado que le golpeaban el alma así que simplemente se serenó y mantuvo la compostura para no exponer su debilidad.
Cuando entraron a la habitación y ambos quedaron solos, él la tomó por sorpresa besándola y a cada paso quitando una prenda al mismo tiempo Francisco también se iba quitando su ropa ella no podía reaccionar se sentía como en el aire. Cuando ambos estaban sin ropa él la tumbó en la cama pero al momento de ejecutar su acto ella lo detuvo.
-Francisco aunque ya no soy pura por favor se gentil conmigo- dijo ella con una expresión de temor en su rostro.
-Esta bien lo haré, no te preocupes seré gentil contigo como si fueras la más frágil de las rosas.- dijo mientras se podía ver el deseo en su mirada.
Comenzó a acariciarla y a besarla nuevamente, finalmente la poseyó sin restricciones pero sin dejar de ser gentil con ella y cuando el momento terminó, ella se puso a ansiosa púes temía el ser descubierta mientras pensaba desesperada en toda la situación él se mordió su dedo dejando caer sangre sobre las sábanas justo en medio de las piernas de Elena, ella lo miró desconcertada y él le dijo.
-Listo ahora nadie podrá decir que no eras pura al momento de entrar en mi cama.
Muy bien yo estaba aterrada de ser expuesta.- lo decía con lágrimas de agradecimiento.
-De acuerdo ahora debemos vestirnos y bajar para continuar con el festejo.
-¿Pero qué vas a hacer con tú mano herida?.
-No te preocupes por mi solo es un pequeño corte.- dijo con una carcajada - estaré bien ahora es momento de salir.
Mientras bajaban las escaleras ella pensaba que a pesar de que él no sentía nada por ella pudo sentir atracción hacia él mientras tenían intimidad, eso la desconcertó ¿será que aquel viejo afecto que ella tuvo por él en el pasado estaba volviendo a surgir? esto ciertamente la asustaba un poco porque si él no sentía nada por ella y ella se enamoraba de él Definitivamente saldría lastimada debía de evitar volver a enamorarse de él a toda costa.
Todos esperaban sentados a que bajara don Adolfo, la cabeza de Elena no podía dejar de pensar y esto no pasó por alto de Francisco, quien le preguntó.
-¿Estás bien?.
-Si solamente estoy recordando a mis abuelos.- dijo mientras intentaba disimular una sonrisa - pasa que es un poco difícil separarse de la familia.
-Lo se cuando yo me fui a España para realizar mis estudios me sentía muy solo, a veces extrañaba demasiado a mi padre y extrañaba mi tierra.- al decirlo se veía nostalgia en sus ojos como si hablara de algo más pero Elena no podía descifrar de qué se trataba - así que no te preocupes haré de tu estadía aquí lo más reconfortante posible ya lo veras.
-Gracias Francisco.