Una mañana como cualquier otra encontré una aglomeración en la oficina y dejando mi bolso sobre mi mesa, miré curiosa.
- Salvador. - Lo llamé al tenerlo sentado dos mesas más allá de la mía y apartó la mirada de su trabajo para atenderme. - ¿Que está pasando?. - Salvador dedicó una mirada llena de indiferencia a la aglomeración antes de responderme.
- El hijo de la presidenta a venido para empezar a tomarse las medidas o algo así.
- ¿Kevin?. - Pronuncié su nombre y al poder recordar la textura y el calor de sus labios en los míos, me los toqué.
- ¿Consiguió disculparse con él?. - Me preguntó Salvador y asentí bajando mi mano, luego me senté dedicando una mirada a la gente que rodeaba al hijo de Angela. Una semana me resultaba poco tiempo para volverlo a ver tras lo ocurrido en el aparcamiento, más aún para trabajar con él, así que evitaría acercarme más de lo necesario y centrarme en mi trabajo.
- Mi trabajo... - Me dije y apreté los ojos con fuerza, ya que estaba destinada a ser quien le tomara las medidas. - No puedo hacer eso. - Tan rápido abrí los ojos encontré a Martina parada junto a mi mesa.
- ¿Puede saberse que haces ahí sentada?. - Me preguntó y tendió su mano en dirección a Kevin. - Ve a agradecer a Kevin Lans por su colaboración. Y empieza lo antes posible a tomarle las medidas. - Luego soltó algo parecido a una queja casi silenciosa por mi actitud y caminó rumbo a la aglomeración. Sus manos se hicieron sonar en un par de palmadas y mandó a todos a su puesto de trabajo, dejándome ver a Kevin y permitiendo que nuestras miradas se cruzaran. - ¡Elena!. - El grito de la jefa del departamento, me hizo dar un bote de la silla y caminar hacia allí.
- Buenos días. - Saludé ofreciendo al hijo de Angela una leve reverencia y miré a Martina que tomó la palabra.
- Elena a diseñado algunas de las prendas que vestirás y será la encargada de tomarte las medidas y realizarte también las posteriores pruebas de vestuario. - Kevin asintió en de acuerdo con todo y Martina me colocó la mano en el brazo. - Ánimo. - Me alentó y se marchó dejándonos solos. Miré a Kevin y luego a una compañera que justo pasó por nuestro lado.
- Mary. - La llamé haciendo que se detuviera. - ¿Te importa acompañarnos a la sala de pruebas para tomarle las medidas?.
- ¿Yo?. - Se señaló con el dedo y le asentí. Por nada del mundo me quedaría a solas con él.
Anoté en un cuaderno unas medidas y miré detrás de mi a Kevin que extendió sus brazos cuando Mary se lo solicitó con metro en mano. No había conseguido sacarme de la cabeza su beso y ahora debía de tratar con él quisiera o no, suspiré y debió de ser escuchado pues atraje la mirada de Kevin.
- ¿No es este tu trabajo?. - Inquirió Kevin mirando a continuación el trabajo que Mary estaba realizando.
- Entre las dos lo haremos más rápido y podrá regresar pronto a sus cosas. - Respondí y mostré una complaciente sonrisa. Kevin me ignoró para dirigirse a Mary.
- Dale el metro y déjenos solos. - Bajó sus brazos y Mary no supo que hacer.
- Hazlo, Mary. Yo acabaré de tomarle las medidas. - Le indiqué acercándome para cogerle el metro. Ella asintió y tan rápido fue para la puerta, tan rápido pedí a Kevin. - Levante los brazos. - Caminé a su alrededor hasta alcanzar su espalda y le tomé la medidas desde su hombro hasta la muñeca. Luego acudí a la mesa para hacer las anotaciones y cuando me giré, me lo encontré tan cerca que el querer escapar me hizo chocar contra la mesa. Me aguanté una queja y lo miré, no pude evitar enfocarme en su boca entreabierta antes de mirarlo a los ojos. - ¿Que estás haciendo?. - Le pregunté.
- La otra noche... - Respondió y al querer tocar con su mano mi mejilla, me escapé y dejé la sala casi corriendo.
- Elena. - Escuché al mismo tiempo la voz de Kevin y la de su madre Angela, volviéndome para verlos coincidir en el pasillo.
- ¿Elena?. - Le preguntó sorprendida Angela a su hijo.
- ¿Que haces aquí?. - Angela sonrió ante la pregunta molesta de su hijo.
- Quería ver como te estaba yendo. - Angela que acarició el brazo de su hijo me miró entonces queriendo saber. - ¿Le habéis tomado ya todas las medidas?. - Negué y me llevé la mano a la cara.
- No me siento muy bien, tomaré un descanso de cinco minutos y continuamos. - Me disculpé y Angela se me acercó, pasándome el brazo por sobre los hombros y haciéndome caminar con ella.
- Entonces ven conmigo a tomar un café. - Nos detuvimos para que mirara a su hijo y le ofreciera. - ¿Vienes?. - Kevin asintió y aparté mi mirada queriendo salir corriendo.
- ¿Que te ocurre?. - Angela me preguntó más tarde en la cafetería de la empresa, mientras ocupábamos una mesa y miré a Kevin que esperaba en la cola para pedir unos cafés. - Elena. - Insistió Angela.
- Nada. - Negué dejando de mirar a su hijo y haciéndolo con ella. - Solo estoy cansada. Puede que sea mejor poner a otra persona en mi lugar.
- No digas tonterías, la semana pasada estabas encantada de que mi hijo fuera a ser tu modelo y ahora pretendes renunciar al trabajo. - Negó y acomodándose la falda me preguntó. - ¿Como te va con Abril?. - Intentó adivinar el problema.
- Igual. - Lamenté apoyando un codo en la mesa y llevándome la mano a la cara. - No se como acercarme a ella y difícilmente responde a un mensaje de texto. Realmente envidio la relación que mantienes con tu hijo.
- Porque no la invitas a venir a la fiesta de año nuevo. - Me propuso.
- Eso es aburrido hasta para mi, imagina para ella. - Se lo debatió Kevin que dejó los cafés en la mesa y le dio a Angela el suyo. - Si lo que quieres es comprarla llévala a un concierto de una de esas bandas juveniles que están de moda. - Me ofreció una alternativa y me dejó el café enfrente.
- No quiero comprar a mi hija. - Respondí. - Solo acercarme a ella.