Capítulo 12 - El Pueblo.

Gracias a que el autobús salió temprano alcanzamos el pueblo de Salvador antes del medio día. Dejamos nuestros equipajes en las habitaciones compartidas de un sencillo hostal y salimos a pasear. Caminando entre el resto veía con gratificación como Salvador presumía de las calles, de las viejas edificaciones y de toda la naturaleza. 

- Un pozo. - Exclamó Hugo haciendo detenerse a todo el grupo cuando corrió a ver un viejo pozo donde una señora mayor sacaba agua. 

- ¿Que tiene de impresionante un pozo?. - Preguntó Angela a mi lado, muerta de frío y abrigada hasta las orejas. Se dirigió hasta el pozo cuando Salvador también lo hizo y me pareció gracioso y extraño verla mezclada entre nosotros. Miré a mi alrededor, aún costado de la carretera de tierra por la que andábamos, se extendía un campo verde y más allá unas montañas cubiertas de nieve. 

- La presidenta parece que se divierte. - Comentó Mary haciéndome mirarla y verla echarse a reír junto a otra compañera. 

- Falsa alarma, sigamos. - Nos alentó Hugo que regresó al camino seguido de Angela y Salvador. 

- ¿A que se debía eso?. - Me interesé con Salvador que se detuvo cerca de mi. 

- Existe la leyenda de un pozo en el pueblo que concede deseos. - Me iluminó Salvador que miró aquel pozo. - Obviamente este no es. -Angela frotó sus manos con guantes sin dejar de mostrarse atenta a la historia de Salvador. 

- ¿Cual es entonces?. - Le pregunté y negó. 

- El pozo solo puede ser visto por aquellos que sus sueños sean sinceros y de corazón. - Intervino la señora mayor que se acercó con su cubo de agua. 

- Eso parece pesado. Déjeme ayudarla. - Me ofrecí acercándome y cuando me permitió coger por ella el cubo, casi di contra el suelo debido a su peso. 

- Lo haré yo. - Salvador lo tomó por mi y le sonreí agradecida. 

- ¿Donde vive, señora?. - Le pregunté amablemente. 

- Más para ya. - Señaló la mujer su casa por donde nosotros habíamos venido y empezó a caminar sin mas. Me miré con Salvador y luego me dirigí a Angela. - Ve con los demás, Salvador y yo iremos detrás. 

- ¿Segura?. - Se mostró dudosa y le asentí tomándola de los hombros para hacerla caminar de prisa con los demás, que habían seguido sin nosotros. 

- No tardaremos. - La animé a ir y Angela lo hizo casi a regaña dientes. Sonreí volviéndome hacia Salvador y caminando con él detrás de la señora que nos había sacado gran ventaja. 

- ¿A estado enferma?. - Inició Salvador una conversación y lo miré sin entender el porqué de aquella pregunta, por lo que se vio en la obligación de apuntar. - Ayer fue día laborable y no pasó por la empresa. - Sonreí al entenderlo y negué concienzudamente. 

- No, no e estado enferma. Solo algo cansada y me cogí el día libre. - Asintió entendiéndolo al tiempo que sonó mi teléfono móvil y lo saqué de un bolsillo viendo que era un mensaje de Kevin, me paré y al ser mirada por Salvador, le rogué. - ¿Puedes seguir sin mi?. 

- Claro. - Esperé al verlo alejarse para mirar la pantalla de mi teléfono y leer el último mensaje de Kevin, en año nuevo había recibido su felicitación y en los posteriores días lo había ignorado hasta el punto de olvidarme de que estaba allí, sin reparar de que modo eso podía resultar para él. 

- {Veámonos en cuanto puedas}. - Su mensaje era un ruego a mi desatención y me volví para ver que Angela no estuviera por allí, afortunadamente había seguido el camino con el resto. Caminé entonces hacia el otro costado de la calle y le escribí un rápido mensaje. 

- {No podré. Estoy de viaje con mis compañeros del trabajo}. - Envié el mensaje y sonreí cuando llegó su respuesta. 

- {Veámonos entonces cuando regreses}. - Acompañó su mensaje con un emoji llorando y tan solo escribí dos letras antes de mandarlo. 

- {Si}. 



El resto de la mañana estuve acompañada por Kevin a través del teléfono, lo que me resultó encantador a la vez que una misión de riesgo evitar que Angela descubriera que me mensajeaba con su hijo. 

- {¿Aun no has parado para comer?}. - Me paré al salir del dormitorio que compartiría con Mary en el hostal y cerré la puerta. 

- ¿Bajas al comedor?. - Me preguntó uno de los compañeros que pasó por el pasillo y se paró. 

- Lo haré en un momento. - Respondí asegurándome de que lo hiciera delante y sin mi, y al verlo irse miré mi teléfono. 

- {¿Unas barritas energéticas cuenta como comida?}. - Me preguntó Kevin y sostení el teléfono con ambas manos. 

- {No. Haz el favor de comer o te enfermarás}. 

- {Si lo hago vendrás a cuidarme}. - A su descarado mensaje lo siguió un emoji festivo y sonreí. - {Tomaré una comida en un rato}. - Me confirmó después. Decidí dejar ahí la conversación y darme prisa en bajar o sería yo la que acabaría sin comer. 



Me senté en una silla junto a Angela y observé como todos comían, las dos mesas largas que ocupábamos estaban llenas de comidas variadas, pero típicas del lugar. Del otro lado de Angela me llegaba la voz de Salvador señalando cada plato para informar a nuestra jefa de departamento y a la misma Angela, de que se trataba cada plato. 

- Prueba esto. - Me ofreció Mary sentada a mi otro lado, y señalando un plato con algo que tenía pinta de ser picante, ya que Víctor se tuvo que beber un vaso entero de agua y aún así parecía que la boca le echaba fuego. 

- No me sienta bien la comida picante. - Lo rechacé mirando a Mary con una sonrisa y ella acercó su tenedor a sus labios con sorpresa. 

- No sabía. - Dijo a modo de disculpa y negué. 

- Comeré de lo demás. - La tranquilicé y cogí el tenedor para hacerlo. Escuché sonar el teléfono de Angela y la miré cuando pronunció el nombre de su hijo, levantándose para ir a hablar con privacidad. 

- Ojalá fuera venido su hijo con ella. - Habló Mary y la observé que al igual que yo había escuchado a Angela. - ¿No te parece que es un chico muy guapo?. - Le preguntó posteriormente a Vicky, la chica junto a ella y sostuvo el cubierto con ambas manos para expresar su curiosidad. - ¿Tendrá novia?.