Los siguientes días pasaron sin sobresaltos, ya que afortunadamente Angela había salido de viaje y no regresaría hasta la siguiente semana. Eso me dejaba un margen de tiempo para pensar.
- ¿Sea enterado?. - Me preguntó Mary nada más dejé el bolso en mi mesa de la oficina y la miré negando.
- ¿Que a pasado?. - Le pregunté mientras me empecé a quitar el abrigo y observé que Martina estaba reunida con un hombre.
- Martina a anunciado que cambiaremos de modelo para la colección. - Habló con desánimo Mary y la miré realmente sorprendida.
- ¿Que?. - Mary asintió para confirmar lo que me acababa de decir y no añadió más, eso debía de ser cuanto sabía del asunto. Me apresuré a dejar mi abrigo en la silla y fui hasta el despacho de la jefa del departamento, no me importó que estuviera reunida para abrir la puerta.
- Elena. - Me reprendió Martina nada más hacerlo, y mostró luego una mejor cara cuando el hombre con el que estaba reunida reparó en mi. Me sorprendí al ver que se trataba de Ian, el amigo de Kevin y acercándome me incliné brevemente.
- ¿Por qué has cambiado de modelo?. - Le pregunté luego a Martina y ella sonrió.
- Lo hablaremos más tarde, ahora déjame presentarte... - Indicó con su mano a Ian, pero él la interrumpió.
- Ya nos conocemos. - Anunció Ian qué se levantó y me ofreció su mano. Le asentí e insistí en saber.
- ¿Y Kevin?. - Pregunté. - Ya le hemos tomado las medidas y hemos empezado a cortar las telas, no puedes cambiar de modelo sin más.
- ¡Elena!. - Me calló poniéndose en pie y golpeando la mesa con sus manos. - Haz el favor de no ser tan mal educada y poco profesional delante de nuestro nuevo modelo. - Me mordí el labio y Martina negó a disgusto conmigo, luego fue hasta la puerta y llamó a voces a Mary.
- ¿Si?. - Preguntó ella qué no tardó en llegar.
- Acompaña al señor Ian a la sala para tomarle las medidas. - Le ordenó Martina y se dirigió a mi. - En vez de quejarte ponte a trabajar para recuperar los días perdidos. - Caminó entonces hacia su mesa y me marché cuando la escuché hablarle a Ian.
- Elena. - Me llamó Mary cuando pasé por su lado y no me paré hasta llegar a mi mesa, donde cogí de mi bolso mi teléfono para llamar a Kevin y saber si lo ocurrido entre nosotros tenía algo que ver con ello.
- El abuelo de Kevin a muerto. - Escuché hablar entonces a Ian y lo miré pararse junto a Mary.
- ¿Su abuelo?. - Repetí y me sentí mal por haberme alegrado del inesperado viaje de Angela, cuando el motivo de este debía de ser su padre. Apreté mi teléfono móvil y bajé la mirada hasta él, luego miré a Mary. - Tengo que saber cómo está la presidenta Angela, ¿te importa ir tomándole las medidas al señor Ian?.
- No. - Respondió Mary y me incliné antes de irme de la oficina.

- ¿Por qué no me lo habías dicho?. - Le recriminé a Angela parada en el descansillo de unas escaleras.
- ¿Que habrías hecho?. - Me devolvió Angela la pregunta y la sentí negar, para consolarme después. - Quédate tranquila, hace tiempo que estaba delicado y sabíamos que esto iba a suceder pronto. Y estamos bien habiendo llegado a tiempo para despedirnos. - Bajé la cabeza. Su padre había fallecido y aun debía de ser ella la que cuidara de mi. - Estaremos aquí un par de días más. Vamos a hacer en casa de mi padre una reunión para los allegados que no han podido acudir al funeral y regresaremos el lunes.
- Nos vemos el lunes entonces. - Le dije e hizo un ruido afirmativo, seguido de un suspiro cansado y colgó el teléfono. Bajé el mío y lo miré, accediendo al chat de Kevin. Su abuelo había muerto y definitivamente debía de darle mis condolencias.
- {¿Puedo llamarte?}. - Le envié un mensaje y observé a una mujer que bajaba una pesada caja, que le impedía ver los peldaños. Me guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y me ofrecí. - Déjame ayudarla.
- Gracias. - Agradeció sorprendida cuando tomé un extremo de la caja y respiró aliviada de hacerse su carga menos pesada. Las dos bajamos las escaleras hasta la siguiente planta y simplemente la seguí cuando me indicó a donde la debíamos llevar. - Gracias de nuevo. - Agradeció cuando soltamos la caja en la mesa de un taller y se inclinó delante de mí.
- No a sido nada. Pero deberías de pedir ayuda para cosas tan pesadas. - Le aconsejé mirando el taller donde estaban trabajando en vestidos de novia y de nuevo a ella, que se incorporó. - ¿Eres nueva?. - Me asintió.
- Mí primer día y está resultando agotador. - Se llevó la mano a la espalda para darle valor a sus palabras, pero sonrió de forma divertida. - Me llamo Raquel.
- Yo Elena. Estoy asignada dos plantas más arriba, búscame si necesitas ayuda. - Señalé con el dedo el techo y ella lo miró. Sonreí bajando el dedo y saqué mí teléfono cuando sonó, Kevin había optado por responder a mí mensaje llamando él mismo y me disculpé con Raquel. - Tengo que contestar.
- Claro. Gracias de nuevo. - Me dijo y sonreí para poder irme, respondiendo la llamada de Kevin antes de salir del taller y parándome una vez pasé la puerta.
- Kevin. Lo lamento mucho. - Agarré el aparato con ambas manos.
- Gracias. - Me respondió y su voz sonó congestionada. - ¿Has hablado con Angela?. - Me preguntó después y asentí para obligarme a atender a sus palabras, más que al estado preocupante de su voz.
- Lo e hecho antes de escribirte. - Le respondí caminando hacia las escaleras que había bajado con Raquel.
- Está actuando como si lo llevara bien y me está poniendo enfermo. - Se quejó y me paré con un pie en el primer escalón al escucharlo toser. - ¿Podrías hablar de nuevo con ella para que baje el ritmo?. No nos escucha a papá ni a mi.
- Menos me escuchará a mi. Angela es cabezota desde que estábamos en el Instituto. - Le respondí y lo escuché emitir una leve risa, para luego toser gravemente. - ¿Estás bien?. - Subí algunos escalones y me paré a mitad del tramo oyéndolo soltar un soplido.