Elena Otra Vez El Amor

Capítulo 16 - El Duro Adiós.

Sentada en un banco veía los mensajes que Mary y las demás mujeres de la oficina estaban mandándose por el chat grupal, ni siquiera les importaba que yo los leyera. 

- No tienes que hacerles caso. - Habló Salvador sentado a mi lado y lo miré, miraba su teléfono y debía de estar leyendo lo mismo que yo. 

- Es fácil de decir cuando no hablan de uno. - Contesté molesta y me guardé el teléfono en el bolsillo del abrigo. - E trabajado tan duro desde que entré en la empresa, que no puedo ni creer que lo estén resumiendo todo a que me acuesto con el hijo de la presidenta para escalar. 

- ¿Que harás ahora?. - Me preguntó Salvador que imitó mi gesto y negué suspirando después. 

- ¿Que puedo hacer?. - Pregunté y bajé la mirada hasta mis manos en mi regazo. - Lo que más me preocupa es que Angela pueda creer esas mentiras. - Volví a suspirar y sonreí. - O que Kevin lo crea. 

- Entonces deberías de hablarlo con ellos antes de que escuchen las demás voces. - Creyó Salvador y sentí su mano frotar mi espalda, lo miré realmente sorprendida por ello, lo que lo llevó a darse cuenta y parar. 

- Gracias. Desde mi divorcio Angela a sido mi única amiga, la única que me a apoyado sin importar lo que hiciera. Pero en las últimas semanas usted también lo a hecho y no tengo palabras para agradecérselo. - Le agradecí por todo y lo llegué a avergonzar. 

- Realmente no es nada. - Me dijo y tras sonreírle, saqué de nuevo mi teléfono móvil. 

- Tengo que buscar un tren. Hablaré con Angela en persona y aceptaré su postura por mucho que me duela perderla. - Decidí revisando después el listado de trenes salientes desde la ciudad. 

- Me gustaría acompañarla más rato pero debo regresar a mi puesto. - Me indicó Salvador que se levantó y me apresuré a mirarlo. - Llámame si necesita hablar. 

- Lo haré. - Asentí y sonreí. 

Con lo puesto, cogí el primer tren que salía y ya en el vagón me deshice del chat grupal. Solté luego el teléfono en mi regazo y miré por la ventanilla durante el resto del viaje. 

Había pedido a Kevin que me enviara la dirección exacta de la casa de su abuelo, hasta la que llegué en un taxi que tomé en la estación de trenes. Pero parada en mitad del amplio recibidor de la enorme casa, me sentí temerosa, había dicho a Salvador que aceptaría la decisión de Angela, pero ¿como aceptaría que rompiera nuestra amistad?, ¿como aceptaría que me impusiera poner tierra de por medio entre su hijo y yo?. Suspiré y realmente quise salir corriendo, cuando una tos me hizo mirar y ví a Kevin salír por una puerta con un grueso abrigo de lana. 

- Elena. - Me llamó entonces Damián y tuve que mirar las escaleras por las que bajó el marido de Angela. 

- ¿Como está Angela?. - Pregunté y Damián asintió al llegar abajo. 

- Ya conoces como es. Llevaba sin parar desde que hemos llegado y la e tenido que obligar a tomar una pastilla recetada por su médico. - Me contó al tiempo que abrió sus brazos y me envolvió en ellos. - ¿Como es que estás aquí?. - Su voz sonó agradecida. 

- Yo le pedí que viniera. - Respondió Kevin por mi y Damián me liberó, dejando una mano en mi brazo y mirando a su hijo. Kevin se había acercado a nosotros y a primera vista contemplé sus ojos inchados y su nariz congestionada. - Mamá me estába poniendo peor que la gripe. - Se excusó Kevin cerrándose el abrigo y dedicándome una mirada. 

- Ya, hijo. - Damián bajó su mano y le pidió. - Su padre a muerto, tengamos paciencia. 

- ¿Y no lo hago?. - Se molestó Kevin que hizo rotar los ojos y masculló volviendo la cabeza aún lado. - No podía llorar como cualquier persona. 

- Angela no es como cualquier persona. - Hablé al hijo y me dirigí luego al padre. - Cuando despierte hablaré con ella, e intentaré que se derrumbe. - Damián me volvió a abrazar y sonreí. 

Cogí de un mueble una fotografía de Kevin de pequeño con su abuelo y lo escuché hablar, al tiempo que apoyó su barbilla en mi hombro derecho. 

- Gracias por venir tan rápido. - Agradeció y lo miré, sus ojos estaban puestos en la foto y pensé en que no era más que un niño congestionado, que había perdido a su abuelo. Dejé la foto y estaba por romper nuestra cercanía, cuando levantó los brazos y me rodeó con ellos. 

- Tu padre puede venir. - Le indiqué y negó. 

- A ido al despacho de mi abuelo a responder la llamada de un cliente. - Respondió apretándome aún más con sus brazos y reconociendo. - Eres calentita. - Sonreí y acerqué una mano a su frente, estaba helado. 

- ¿No estás tomando medicina para la gripe?. - Le pregunté girándome dentro de sus brazos y pegó su frente a la mía, al tiempo que su cuerpo avanzó haciéndome dar de espaldas con el mueble. Sus labios se pegaron a los míos y exhaló después de despegarlos. 

- Estoy tomando lo que me a recetado el médico de Angela. - Contestó Kevin a la pregunta que le formulé hacía rato y se sentó en la cama de su habitación, mirándome parada en la puerta. - ¿No vas a entrar?. - Me preguntó y negué. Sus ojos se apartaron de mi y se estiró para coger de la mesilla de noche una jarra llena de agua. - No es apropiado. - Repitió lo que yo había dicho en otras ocasiones mientras tosió sirviéndose agua en un vaso. Su tos se agravó y tuvo que dejar la jarra. 

- No parece que esa medicina te esté haciendo nada. - Hablé molesta y entré en la habitación, Kevin me miró tosiendo y terminé por él de llenar el vaso con agua. 

- Siempre me pongo así cuando me resfrío. - Me dijo cogiendo el vaso cuando se lo di y bebiendo después. Al dejar de hacerlo sonrió y me entregó el vaso. - Cuando era un niño y me ponía así, mi abuelo me llevaba al médico aunque Angela ya lo hubiera hecho. - Me quedé mirándolo y Kevin volvió a toser. 

- Hasta yo quiero llevarte al médico. - Le respondí dejando el vaso y ayudándolo a abrir la cama para que se echara a descansar, Kevin se rió por mi comentario mientras se deshizo de su abrigo y se metió dentro de la cama. - Descansa. - Le pedí sentándome a su lado y asegurándome de que estuviera bien tapado. 



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 30.04.2024

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