Capítulo 17 - Una Reacción Inesperada.

Por la noche durante la cena solo Kevin y yo ocupamos la mesa, ya que Angela estaba agotada de haber acabado llorando todo el día y Damián se quedó con ella. 

- ¿Que te a pasado en el labio?. - Me preguntó Kevin después de largo rato mirándome. Estábamos sentados frente a frente en una mesa redonda descomunal, no entendía porque las chicas del servicio nos habían colocado tan lejos, cuando solo éramos dos personas. 

- Angela me a dado una bofetada. - Le respondí con las manos en mi regazo, y ningunas ganas de comer. ¿Como tener apetito cuando mi mejor amiga se había pasado todo el día llorando por mi culpa?. - ¿Te sientes mejor?. - Me interesé por él y Kevin asintió. 

- A ratos. - Comentó dando golpes con el cubierto en su plato y quiso saber. - ¿Que le has dicho para que se derrumbe?. - Dirigió la mirada a la puerta del comedor y luego a mi. 

- Solo algunas cosas que ya no podrá hacer con su padre. - Asintió entendiéndolo y soltó de golpe el cubierto. 

- No tengo hambre. - Se levantó caminando para la puerta y no dije nada. Mi respuesta seguramente le haría pensar en las cosas que él tampoco podría hacer con su abuelo. 



Encontré a Kevin en el porche de la casa, con el hombro y la cabeza apoyadas contra un muro de carga. 

- Vas a coger frío. - Le advertí parándome a su lado, lo miré para verlo apartar su cara de mi y limpiarse con el dorso de su mano las mejillas. Había salido pese al frío para llorar solo y no supe que debía hacer, ¿abrazarlo o regresar dentro?. Decidí hacer lo que me imponía el corazón y me volví hacia Kevin, quería abrazarlo y calmar su dolor, pero antes de poder hacerlo él ya me había abrazado. - Kevin. - Lo llamé al tiempo que se echó a llorar en mi cuello y mis manos se aferraron a su cuerpo. - Llora todo lo que necesites. 



Cuando Kevin se hizo atrás pude ver su rostro y observar después como me agarró las manos, los dos las teníamos heladas y me agradó verlo preocuparse única y absolutamente por las mías. 

- Voy a contarle todo a tu madre. - Le hice saber y me dedicó una mirada. 

- ¿Estás segura?. - Preguntó introduciendo mis manos con las suyas en los bolsillos de su abrigo de lana. Asentí y bajé la mirada. 

- Mis compañeros del trabajo están especulando sobre nosotros, y de que me acerco a ti para escalar en la empresa. - Le conté y busqué verme reflejada en sus ojos. - No estoy contigo por eso. Quiero que lo sepas. - Sonrió y asintió. 

- Lo se. - Suspiró después dejando mis manos solas en sus bolsillos y me abrazó por sobre los hombros. - Tienes mi apoyo. 

- ¿De verdad?. - Lo miré y él hizo lo mismo conmigo. - ¿Que pasará si Angela se cabrea y te quita las tarjetas?. - Echó atrás su cabeza y respiró hondo. 

- Si hace eso, no me importará. Tengo dinero ahorrado y puedo trabajar y pagar mis propios gastos. - Bajó su rostro y me preguntó. - ¿Que pasará si te despide?. 

- Me lo tendré merecido por tocar a su hijo. - Solté y lo hice sonreí con eso. Luego acercó sus labios a los míos y disfruté de su cálido beso. 

- Te quiero, Elena. - Me susurró apenas separó nuestras bocas, su declaración me atravesó el corazón, más aún cuando me abrazó sin esperar una respuesta. Demostrándome que su amor por mi era desinteresado, valiente y puro. 



Sentada a la mesa del comedor por la mañana, removía con la cucharita el café de mi taza. 

- ¿Has pasado buena noche?. - Me preguntó Damián poniendo su mano en mi hombro y sentándose en la silla junto a la mía. Con una bata sobre el pijama a cuadros y cara de no haber dormido mucho, empezó a servirse el café. 

- Si. - Le respondí y miré hacia la puerta, esperando quizás que Angela también apareciera. - ¿Y Angela?. - Le consulté. 

- Bajará en un rato. - Me contestó Damián que dejó la jarra del café y cogió la de la leche. Centré mi mirada en como se servía la leche y pensé que era mejor ser directa, que esperar. 

- E tenido relaciones íntimas con Kevin. - Le conté, y al decirlas las palabras me parecieron mucho más directas que al pensarlas. Damián soltó la jarra de leche y me miró en silencio. 

- Ese niño. - Se quejó luego negando. 

- Entenderé que Angela y tú os enfadéis. - Le dije agarrándome las manos sobre mi regazo. 

- ¿Enfadarnos?. - Escuché de pronto a Angela al mismo tiempo que sus manos se posaron en mis hombros, casi se me sale el corazón del pecho. - Que le gustas a nuestro hijo es algo que sabemos desde hace tiempo, aunque no esperé que realmente fueras a hacerle caso. - Habló mirándome y no pude más que preguntarme, ¿como podían saberlo y no haber interferido?. 

- Lo siento. Ni yo misma se como a pasado. - Me vi aún así obligada a implorarle una disculpa. 

- Está bien, deja de disculparte. Lo único que a pasado es que dos personas adultas se han gustado. No es que me agrade del todo, pero si hay algo que Damián y yo siempre hemos hecho es respetar las decisiones de Kevin. - Me explicó Angela y vi a Damián asentir estando de acuerdo. 

- Me dais miedo. - Los critiqué ya que esperaba ser duramente juzgada, pero en vez de eso solo les faltaba darme las gracias por mancillar a su hijo. Angela me dio en respuesta un tortazo en el brazo, y me quejé viéndola ir hasta la silla al otro lado de su marido. 

- Eres tú quien a dormido con mi hijo. - Me acusó sentándose y no pude evitar que mis labios se curvaran con una contenida sonrisa, ya que dormir era justo lo que Kevin y yo no habíamos hecho. - Respeto a Kevin, y dije que te apoyaría siempre y cuando no volvieras con Adam. - Comentó poniéndose la servilleta en su regazo. 

- Ya mujer, estás hablando demasiado. - La acalló Damián y Angela lo miró golpeando su brazo, lo que hizo a su marido quejarse del mismo modo que yo lo hice segundos antes. Luego Angela me miró para terminar ahí la conversación. 

- Tendremos tiempo para hablarlo, pero será de regreso a la ciudad. - Asentí simplemente y miré mi café, verlos tomárselo tan bien me hacía sentirme peor.