Apoyada en el lavabo del baño de mi propia oficina, pensé en el beso de Adam y suspiré llevando la mano hasta el colgante que colgaba de mi cuello. Era una de las piezas de mi colección y solo me recordaba todo lo que había perdido desde que la diseñé hasta el día de hoy.
- No te desanimes ahora. - Me di ánimos y me aparté del lavabo para salir del baño, sorprendiéndome al encontrar a mi hija sentada en la silla detrás de mi mesa. - Abril. - La llamé y me miró mostrándome en mi móvil la foto que Angela me había pasado de Kevin.
- ¿Aun te ves con él?. - Me reclamó dejando caer mi teléfono sobre la mesa.
- No. - Le respondí acercándome y cogiendo mi teléfono. - ¿Como es que estás aquí?.
- Papá me a dicho que viniera para invitarte a ir a almorzar los tres. - Contó echándo atrás el asiento para ponerse en pie y darle rápidamente la vuelta a la mesa. - Vamos. Papá nos está esperando abajo. - Tomó mi mano para llevarme con ella y me miró cuando permanecí inmóvil. - ¿No vas a venir?. - Su voz sonó a reclamo y sonrió molesta, dedicando una mirada a mi móvil. - ¿Es por él?. ¿Sigues prefiriendo a ese chico que a papá?. - Agarré con firmeza su mano cuando quiso desprenderla de la mía.
- Kevin no tiene nada que ver con que no quiera regresar con tu padre. - Le dejé claro y negó.
- ¡No te creo!. - Me gritó y soltó su mano de mi para seguir haciéndolo. - ¿Como puedes preferirlo cuando no luchó por ti, solo porque le dije que te perdonaría si se iba de tu vida?.
- ¿Le dijiste que?. - Le pregunté sorprendida e incapaz de creerlo.
- Te llamé con el teléfono de papá desde el hospital y él respondió, me reclamó que fuera dura contigo y le dije que te dejara y dejaría de serlo. - Abril se mostró orgullosa al repetirlo y no pude evitar ver en ella reflejado a su padre. - Si de verdad te quería hubiera luchado por ti. Pero eres tan tonta que lo sigues prefiriendo a él, que aun hombre de verdad como papá.
- ¡Basta, Abril!. E tenido suficiente. - La reprendí y su respuesta fue golpearme la mano para hacer caer mi teléfono móvil al suelo. Luego se dio la vuelta y salió corriendo de mi despacho, por lo que fuí detrás de ella. - ¡Abril!. - La llamé parándome en un pasillo cuando la vi subir en uno de los ascensores.
Recogí mi teléfono del suelo, la foto de Kevin era cruzada por una grieta de la pantalla rota. No podía creer que Kevin hubiera roto conmigo solo por la petición de Abril.
- Señora Elena. - Me llamó Lola y levantándome la miré en la puerta. - El vicepresidente quiere verla en su despacho. - Me avisó y solo le asentí.
- Gracias, Lola. - Le agradecí caminando hasta mi mesa y dejando en ella el teléfono al tiempo que Lola salió cerrando. Me senté entonces en una de las sillas frente al escritorio, con los brazos en mi regazo y hundiendo la cabeza en ellos para llorar. Por cada paso que daba para acercarme a mi hija, ella se alejaba diez y me destruía un poco mas por dentro.
Permanecí allí sentada hasta que escuché la puerta abrirse y la posterior voz de Adam.
- Si sigues llorando vas a tener mala cara esta noche.
- Déjame, Adam. - Le pedí levantando la cabeza y al verlo ofrecerme un pañuelo de tela que llevaba bordadas sus iniciales, le pregunté. - ¿Sabías que Abril había hablado con Kevin y pedido que me dejara?. - Adam me asintió dejando el pañuelo sobre la mesa.
- Te llamó delante de mi, por eso lo sé. Pero lejos de lo que puedas pensar no la obligué ni la incité a hacerlo. - Se adelantó a mi posible reclamo y me lanzó uno después. - Dejaste que un tipo cualquiera respondiera tu teléfono.
- Kevin no era cualquiera, y tampoco es asunto tuyo quien responde o no a mi teléfono. - Le dejé claro y Adam no reprimió una irritable sonrisa.
- Realmente eres testaruda. Tengamos una segunda oportunidad, es lo mínimo que Abril y yo merecemos. - Me propuso.
- ¿Lo mereces?, ¿Para que vuelvas a engañarme?. - Le pregunté incapaz de creer en su hipocresía y negué echándole la cara.
- ¿Cuando entenderás que fue un error?. - Me preguntó y me agarró de la barbilla para hacerme volver a mirarlo. - Aun te amo, Elena, y se que tú a mi también. - Su declaración me hizo derramar unas lágrimas y no apartarme cuando me besó en los labios, permaneciendo inmóvil aun cuando se apartó de mi. - Piénsalo y dame tu respuesta cuando te recoja esta noche.
- Me vestiré aquí, no es necesario que me recojas. - Le negué poniéndome en pie y acercándome a mi mesa.
- Entonces te veré aquí a la noche. - Señaló y lo miré para verlo salir del despacho, sintiéndome aliviada cuando cerró la puerta.
- ¿Que es lo que realmente desea hacer?. - Me preguntó Salvador cuando nos reunímos por la tarde y negué sentada frente a él, con los ojos hinchados y una taza de café entre las manos.
- ¿Que otra cosa puedo hacer que no sea darle la oportunidad a Adam?. - Respondí dispuesta a aceptar aquella segunda oportunidad, preocupada por Abril y la separación que había entre nosotras.
- Permíteme. - Me pidió Salvador que acercó su mano para coger mi taza de café y lo dejé hacerlo, viéndolo extrañada llevarla hasta el centro de la mesa. - Pensemos que este café de aquí es el padre de su hija.
- ¿Adam?. - Dije incrédula de lo que se proponía y Salvador sonrió al notarlo.
- Este es Adam. - Afirmó y tomó luego su propia taza de té para colocarla junto a la mía. - Y este té es Kevin Lans. - Señaló, haciendo sus manos atrás y me quedé mirando las dos tazas. - Si pudiera elegir libremente sin pensar en nadie que no sea usted, ¿a cual escogería?.