Elena Otra Vez El Amor

Capítulo 27 - Segundas Oportunidades Que Duelen.

- Debes de tener más cuidado. - Advertí a Abril echando sobre mi dedo un poco de crema para los golpes. 

 

- No lo e hecho a propósito. - Me respondió metida en la cama y sonreí. 

 

- Lo sé. Solo digo que eres lo mas preciado que tengo y no sabría que hacer si te pasara algo. - Acerqué mi dedo al moratón junto a su ojo y me sentí agradada de que me permitiera juntarle la crema. 

 

- No te creo. - Abril me echó la cara y me reprochó. - De serlo te hubieras quedado en casa con papá y conmigo en vez de abandonarnos. - Aparté mi mano de su carita para verla resentida por haberla dejado y aún a riesgo de ser rechazada, la abracé. 

 

- Se que un día me entenderás y perdonarás. - Había extrañado abrazarla antes de dormir y me sorprendió que Abril me devolviera el abrazo, partiéndoseme el alma cuando lloró y la abracé aún más fuerte. 

 

 

Entré en el dormitorio encontrando a Adam en pijama y dejando su reloj de muñeca en la mesilla de noche. 

 

- ¿Ya a dejado de llorar?. - Me preguntó mirándome, nada sorprendido de que nuestra hija hubiera roto a llorar. Le asentí y me acerqué a los pies de la cama, para sentarme y quitarme los tacones. 

 

- Se a dormido agotada después de hacerlo. - Le conté y lo miré mientras me masajeé un pie. - ¿Puedes salír para que me cambie?. - Le pedí y ví cómo una sonrisa burlona apareció en sus labios. 

 

- Si ni siquiera puedes hacer eso delante de mi, tal vez deberías de dormir de verdad en la habitación de invitados. - Comentó caminando hasta la puerta. 

 

- Lo haré si eso hace que los dos estemos más cómodos. - Dije viéndolo llegar a ella y cerrarla sin salír. - Adam. - Lo llamé sabiendo lo que se proponía y me apresuré a levantarme. - Dormiré en la habitación de invitados. 

 

- No harás eso. - Se opuso y sonreí molesta. 

 

- ¿Vas a obligarme a permanecer aquí a la fuerza?. - Le pregunté y aparté la mirada llevándome la mano a la cara. - No hagas que me arrepienta de volver. - Rogué.

 

- Eres tú la que tienes que hacer que no me arrepienta de haberte dejado volver. - Respondió y lo miré para sorprenderme por encontrarlo cerca de mi. - Además, si te arrepientes y sales de esta casa, ¿de verdad crees que Abril te podría perdonar?. - Colocó su mano en mi cintura y permanecí inmóvil cuando me pegó a él y acercó su cara a mi cuello. - Extrañaba tu olor. - Me recorrió el cuello de abajo a arriba y mis manos se aferraron a las mangas de su pijama cuando lo besó. 

 

- Adam. - Alcancé a decir y cerré los ojos recordando con aquel beso, todos los besos de Kevin y haciéndome exhalar al bajar su mano desde mi cintura por mi cuerpo. 

 

- Hagamos el amor, Elena. - Me pidió y abrí los ojos permitiéndome sucumbir a él y dejar de lado el dulce recuerdo de Kevin. 

 

 

- Lamento la escena, pero no soporto a Adam. - Se disculpó Angela cuando respondí su llamada por la mañana, saliendo del ascensor y dirigiéndome hasta la oficina donde estaba mi despacho como encargada del departamento de joyas. 

 

- Buenos días, señora Elena. - Me saludó Lola al llegar hasta la puerta de mi despacho y la miré para sonreírle, y ver que una docena de rosas blancas adornaban su mesa. Debió de notarlo ya que ella también las miró, antes de correr a excusarse. - Espero que no le importe, me pareció una pena tirarlas la última vez y me las e quedado. Le e dejado sobre la mesa la tarjeta. - Asentí simplemente. 

 

- No me pases llamadas hasta que te avise. - Le pedí y Lola asintió. Entré entonces en el despacho y cerré la puerta. 

 

- ¿De que iba eso?. - Me preguntó Angela que debió de escuchar la disculpa de Lola. 

 

- Adam me regaló el día del lanzamiento de las joyas un ramo de rosas y le pedí a mi secretaria que las tirase. - Le conté alcanzando la mesa para dejar mi bolso y varias carpetas. - Y parece ser que a decidido quedarse con las que Adam me a mandado hoy. - Finalicé la historia observando sobre la mesa la tarjeta. 

 

- ¿Cual es el motivo de que Adam te regalé rosas hoy?. - Se mostró Angela interesada y lo supo sin necesidad de que yo hablara. - Por Dios, ya has caído en sus brazos. 

 

- No es exactamente eso. - Intenté defenderme y me senté en el asiento de mi mesa. - Sigo sin perdonar su traición, pero ayer... - Me quedé callada y cerré los ojos con fuerza al darme cuenta de que tenía razón y había vuelto a caer. 

 

- Vigila a esa secretaria, no queremos volver a pasar dos veces por lo mismo. - Angela tomó la palabra y aún lo hizo cuando no fui capaz de hablar. - Si te hace feliz y eso mejora tu situación con Abril, todo está bien, Elena. 

 

- ¿Aunque haya echado por tierra los últimos dos años y perdido todo el respeto por mi misma?. - Hablé abriendo los ojos y mirando la tarjeta. 

 

- Aún así. - Angela me dio la respuesta que necesitaba, pero no la que realmente pensaba. 

 

- Gracias. - Agradecí reteniendo las lágrimas. -Tengo que dejarte. 

 

- Está bien. No llores demasiado. - Aceptó Angela y no pude evitar sonreí. 

 

- No lo haré. - Corté la llamada y dejé el teléfono en la mesa para coger la tarjeta, pero Lola tocó al teléfono fijo y lo cogí. - ¿Si?. - Le pregunté abriendo la tarjeta para leerla. Adam había escrito un agradecimiento a una segunda oportunidad y añadido que le había encantado lo de anoche. 

 

- Me a pedido que no le pase llamadas, pero tiene una visita de su abogado. - Habló Lola y guardé la nota en un cajón. 

 

- ¿Damián?. - Pregunté extrañada y cerré el cajón. - Dile que pase. - Le pedí y me levanté para recibirlo. Damián no tardó en entrar y me acerqué. 

 

- ¿Debo traerles unos cafés?. - Preguntó Lola que permaneció en la puerta y Damián le negó. 



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 30.04.2024

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