Elena Otra Vez El Amor

Capítulo 29 - Golpe De Realidad.

- ¿Abril?. - La llamé cuando respondí a su llamada, caminando hacia mi despacho y no la escuché hablar. - Cariño, ¿estás bien?. - Le pregunté preocupada. 

 

- Si. - Respondió apresuradamente y me sentí aliviada de escucharla. - Pero quería hablar contigo y pedirte perdón por haberme enfadado e ido corriendo. 

 

- Abril. - Me paré en el pasillo conmovida y le reconocí agarrando el teléfono con las dos manos. - Solo quiero que estés bien, y que podamos recuperar la relación que teníamos antes del divorcio. 

 

- También lo quiero, mamá. ¿Podemos por favor hacer las paces y no pelear más?. - Su voz sonó a súplica y lloró al otro lado del aparato. - No es cierto que te odie aúnque lo haya dicho cuando peleamos. 

 

- Cariño. - No pude no agradecérselo. -  Gracias por decírmelo. Que me odiaras es lo que más me dolería en el mundo. - Ví entonces a mi padre salir de mi despacho, ayudándose con su bastón a andar y quedándose parado al verme. 

 

- Eres mi madre, ¿como voy a odiarte por mucho que me enfade?. - Escuché a Abril falsamente molesta por mi agradecimiento y sonreí agradada. 

 

- Si es así, no deberías de decir cosas que no sientes solo para lastimar a los demás. - La regañé disponiéndome a acabar la llamada. - Tu abuelo está aquí, sigamos hablando mañana. 

 

- Vale. Pero lo e aprendido de papá y de ti. La culpa de como soy es vuestra. - Abril nos acusó y lamenté que tuviera razón. 

 

- Te quiero, cariño. - Me despedí y no contuvo una risa. 

 

- También te quiero. - Estaba convencida de que podía morir de amor después de escucharla decir eso, y sonreí bajando el teléfono cuando Abril cortó la llamada. Miré a mi padre y me acerqué, inclinando levemente la cabeza al detenerme frente a él. 

 

- ¿Hablabas con Abril?. - Se interesó y le asentí sosteniendo el teléfono delante de mí con las dos manos. - ¿Has mejorado tu relación con ella?. 

 

- Las dos lo hacemos poco a poco. - Le respondí y asintió conforme. 

 

- Eso está bien. Sigue así entonces. - Apoyó ambas manos en el bastón y me miró por largo rato antes de hablar. - Hoy e preparado todo, a partir de mañana cederé mi puesto como presidente en la empresa. - Una sonrisa se formó en sus labios antes de seguir hablando. - A tu madre no le gusta que siga trabajando, y tampoco tengo las fuerzas para hacerlo ya. 

 

- Adam lo llevará bién. - Respondí conforme a perder el lugar por el que tan duramente había trabajado junto a él. 

 

- Sé que lo hará. - Asintió por varias veces y retomó la palabra cuando Luís, su secretario y asistente personal, se detuvo cerca nuestra. 

 

- Ya me voy. Solo e pasado porque tenía que esperar mi coche y me habían dicho que estabas en la oficina. - Le asentí y lo ví caminar hacia el ascensor, ayudado por su bastón. 

 

- Con permiso. - Su asistente se inclinó antes de seguirlo y le devolví el gesto. 

 

 

- ¿Que sitio es este?. - Adam se quejó sentado en un sillón del bar de Ian y acomodando su chaqueta. 

 

- Has dicho que podía elegir lugar. - Le respondí y recibí una molesta mirada suya. 

 

- Me refería a un restaurante para cenar, no a un sitio así. - Fue tajante y se mostró encantado de irse. - Vayamos a otro lugar. 

 

- Solo tomemos una copa y quedémonos un rato. - Sonreí y Adam suspiró. 

 

- Como quieras. Sinceramente creo que has perdido el gusto últimamente. - Echó un vistazo a su alrededor y miró apático al camarero que se nos acercó. 

 

- ¿Que les sirvo?. - Nos preguntó utilizando un mechero para encender la vela que dentro de un vaso, ocupaba el centro de la mesa. 

 

- Un whisky doble. - Adam se cruzó de piernas y dirigió su mirada a mi. - ¿Que vas a tomar?. - Me preguntó pero me dirigí al camarero. 

 

- La especialidad del local estará bien. - Pedí y el muchacho sonrió antes de marcharse a la barra, donde lo ví hablar con Ian que dirigió su mirada a mi. 

 

- ¿La especialidad del local?. - Lo miré para verlo sonreír y preguntar. - ¿Has venido mucho por este sitio?. 

 

- Solo una vez. - Me acomodé más adentro en el sillón que ocupaba y dirigí la mirada hasta el pequeño escenario, preparado con un pie de micrófono y un taburete alto. Me pregunté si Ian cantaría. 

 

- Tu padre me a citado mañana a primera hora en su despacho y quiere que vengas conmigo. - Adam atrajo mi atención y se la entregué. Golpeaba con los dedos de una mano el brazo del asiento y sonrió dejando de hacerlo. - Estoy convencido de que será un día importante para los dos. 

 

- Lo e visto de camino a mi despacho en la oficina, lo a preparado todo para dejarte el control. - Dije lo que quería escuchar y ví las luces apagarse, quedando el local iluminado por las velas que había en cada mesa. - Felicidades, Adam. Finalmente lo has conseguido. 

 

- Si lo dices así, cualquiera diría que realmente te alegras. - Se burló y sonreí. 

 

- Me engañastes, Adam, y utilizaste que callé el motivo por el que pedí el divorcio para quedarte con mi puesto de trabajo, nuestra casa y con Abril. - No me callé y dejó escapar una sonrisa sonora. 

 

- ¿Dices que no merezco ser el presidente?. - Golpeó con sus manos los brazos del sillón y se reclinó adelante para mirarme molesto. - E trabajado duro antes y después de tu marcha, merezco ese puesto. Y afortunadamente fuistes tan estúpida que mantuviste la boca cerrada, solo para no dañar el corazón de nuestra hija. 

 

- ¿Te oyes?. - Le pregunté al tiempo que Ian habló sobre el escenario, agradeciendo a todos los que estábamos allí. - No te importé yo y tampoco lo hizo Abril. - Le eché en cara y aparté la cara de él cubriéndomela con la mano. - Dudo de que realmente te hayamos importado alguna vez. - Apenas hablé, Ian anunció a su amigo Kevin y bajé la mano para mirar hacia allí. Quedé helada al ver realmente a Kevin subir al escenario y me tapé la boca con la mano. Adam se rió desde su asiento. 



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 30.04.2024

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