Elena Otra Vez El Amor

Capítulo 31 - ¿Donde Estás, Abril?.

- Por favor, avísame si sabes algo de ella. - Le pedí por teléfono a Claudia y corté después la llamada. Suspirando cuando dejé el teléfono en mi regazo y me acaricié el brazo dolorido. - ¿Donde estás, Abril?. - Ni su amiga, ni su instituto la habían visto y Sofí me había confirmado que no había regresado a casa. Miré mi teléfono al sonar y lo ví sin batería.

 

 

Enchufé el teléfono al cargador de mi despacho y me quedé mirando una fotografía enmarcada, de cuando Abril no tenía más de tres años. Sin proponérmelo y aún queriendo hacer lo contrario, había conseguido que su vida fuera un caos. 

 

- Señora. - Me llamó Lola desde la puerta y la miré. - El presidente la está esperando para su reunión con el vicepresidente. 

 

- Gracias, Lola. - Le agradecí y al verla irse, volví a mirar la foto. 

 

 

- Pasa. - Me pidió mi padre cuando abrí la puerta de su despacho, donde él y Adam me esperaban. 

 

- No tengo mucho tiempo. - Dije cerrando la puerta y caminé hasta el sofá frente a el que mi ex marido estaba sentado. Tomé asiento y miré a Adam, que sentado de piernas cruzadas no parecía preocupado por saber donde estaba su hija. 

 

- Está bien. Lo que tengo que decir tampoco llevará mucho tiempo. - Anunció mi padre y lo miré para verlo dirigirse a mi. - Quiero que ocupes mi puesto como presidente en la compañía. 

 

- ¿Yo?. - Pregunté sorprendida y mi padre asintió antes de darle una debida explicación a Adam. 

 

- Sabes que te aprecio como a un hijo, pero mi deseo siempre a sido que la empresa siga en manos que lleven mi sangre. Más ahora que Elena a regresado. - Adam se movió hasta el borde del sofá. 

 

- ¿Me está tomando el pelo?. - Le reclamó y permitió que su dedo me señalase. - Puede que ella lleve su sangre pero no a trabajado tan duro como yo en estos últimos dos años. 

 

- Hijo. - Mi padre intentó hacerlo entender pero Adam se levantó y lo encaró duramente. 

 

- ¡Lo e dado todo por este maldito lugar y ahora dice que siempre quiso que ella lo llevara!. - Dejó salir una sonrisa sonora llena de rabia y me miró serio. - ¿Es esto cosa tuya?. 

 

- No, hasta hace un segundo creía que mi padre te daría a ti el control de todo. - Respondí simplemente, aunque me sentía feliz de haber estado en lo incorrecto. 

 

- La decisión ya está tomada y firmada por la Junta Directiva. - Habló mi padre y los dos lo miramos ayudarse de su bastón para ponerse en pie e ir hasta su escritorio. - Lo siento, Adam. - Le ofreció una disculpa y me ví en la obligación de levantarme también, cuando Adam caminó hasta él. 

 

- ¿Que lo siente?. - Se rió y al ser mirado por mi padre no dudó en cargar contra él. - Sabía que estaba mayor y demente, pero no tanto como para tirar todo a la basura. 

 

- Adam. - Lo callé y sonrió mirándome. 

 

- ¿Que?. ¿Temes que le diga la clase de mujer que es su hija y te quíte el cargo?. - Me preguntó y disfrutó difamándome. - Que sepa que eres una mujer sin dignidad ni escrúpulos que se acuesta con el hijo de su amiga.

 

- ¡Adam!. - Mi padre gritó su nombre y lo miré cuando de su garganta salió después un gemido de dolor, viéndolo dejar caer su bastón al suelo y llevarse la mano al pecho al tiempo que cayó apoyándose en el escritorio. 

 

 

- Mamá. - La llamé cuando llegó corriendo con la cara compungida de la preocupación. 

 

- ¿Que a pasado?. - Preguntó mirando por la ventana de la habitación que mí padre ocupaba en el hospital, viéndolo descansando en la cama. 

 

- El médico dice que a sido un amago de infarto. - Le respondí y la ví preocuparse por la palabra infarto que había salido de mí boca, por lo que la tranquilicé. - Está bien, mamá. Solo debemos cuidar de su salud.  

 

- Dios. - Exclamó aliviada y las dos lo miramos através de la ventana. 

 

- No sabía que estaba tan delicado. - Hablé arrepentida de haber permanecido tan alejada de ellos y sentí como mí madre me agarró una mano. 

 

- Tu padre no quería que te preocuparas. - La miré sintiendo la caricia de su mano en la mía y no pude mas que sentirme peor. - Entraré a verlo. - Dijo dando una suave palmada en mí mano antes de soltarla y le asentí. 

 

- Si. Yo necesito salír a buscar a Abril, pero regresaré más tarde. 

 

- ¿Buscarla?. ¿Le a ocurrido algo a mí nieta?. - Se volvió a preocupar y le negué. 

 

- No te preocupes. Solo cuida de papá y avísame si pasa algo. - Le pedí y la abracé antes de irme rápidamente por el pasillo. Deteniéndome únicamente cuando llegué a la puerta de salida y encontré a Kevin hablando por teléfono. 

 

- Estoy bien, papá. Te dije que Angela se preocupa de más. - Acusó Kevin a su madre y cuando se giró esbozando una sonrisa, se sorprendió al verme y dirigió después una mirada a los papeles médicos que sostenía en su mano. 

 

 

- ¿Estás enfermo?. - Le pregunté a Kevin cuando me acompañó hasta llegar a mí coche en el aparcamiento del hospital, y me volví mirando los papeles en su mano. Nada más cortar la llamada los había enrollado evitando por completo que pudiera verlos. 

 

- No. - Negó simplemente y se interesó por mi. - ¿Y tú?. 

 

- Mí padre está hospitalizado, a sufrido un amago de infarto. - Le expliqué. 

 

- Lo lamento. - Kevin compartió mi dolor y le asentí solamente, por lo que cambió el tema para preguntarme. - ¿Que tal te fue anoche?. 

 

- Adam no me dejó ver a Abril. - Le fui sincera, girándome para introducir la llave en la cerradura del coche. - Lo peor es que se a ido de casa y no sabemos donde está ahora. - Dejé la llave para cubrirme la cara con las manos y no evitar echarme a llorar. - Si le pasa algo, yo... - Kevin me hizo girar y no pude más que dejarme abrazar por él, aferrándome a su chaqueta y queriendo morirme si Abril volvía a hacerse daño por mi culpa. Kevin apoyó entonces su barbilla en mi cabeza y me prometió. 



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 30.04.2024

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