- Lo e visto hoy en la puerta de urgencias y cuando le e preguntado no a querido decirme. - Hablé sincera, y Angela dejó la cucharita del café para dirigí una mirada a la puerta, comprobando que su hijo no entrara por ella.
- Si te lo cuento tienes que prometerme que él nunca sabrá que lo sabes. - Me advirtió Angela que no tardó en contarme. - Desde que nació, Kevin padece de un corazón débil. Tuvo que someterse a varias operaciones de niño y los médicos no esperaban que sobreviviera a los cinco años. - Noté como los ojos se me llenaron de lágrimas. - La miocardiopatía dilatada no tiene cura, Kevin solo recibe un tratamiento para evitar que vaya a más. - Angela volvió a remover su café y me cubrí la cara con la mano.
- ¿Por qué no me lo habías dicho antes?. - Le dije sin saber si sería realmente capaz de ocultarle que lo sabía.
- Kevin nunca a querido ser tratado como un enfermo, por eso aparte de la familia más cercana solo lo sabe su amigo Ian. - Angela dejó el café para advertírme seria. - Deja que sea él quien te lo cuente si así lo desea, y solo finge que no lo sabes.
- ¿No es eso cruel para los dos?. - Pregunté bajando la mano, ¿como podría fingir no saber que el hombre que amaba estaba enfermo?, pero asentí sabiendo que era cuanto Angela necesitaba de mi parte. - Lo intentaré...
- Gracias. - Agradecí a Kevin que me devolvió las llaves de mí coche, y miré a Abril en la puerta de la cafetería junto a Angela y Damián. - Y gracias por haber salido a buscarla. - Le agradecí también volviéndolo a mirar. - Hoy has hecho por ella más que su padre.
- ¿Se quedará contigo?. - Se interesó y le asentí felíz de poder hacerlo.
- Eso queremos las dos. - Le conté y me acordé de que aún tenía su teléfono, por lo que lo saqué del bolsillo de mi falda. - Te lo devuelvo.
- Quédatelo hasta tener el tuyo, y búscame con la excusa de devolvérmelo. - Me pidió empujando con una mano el teléfono en dirección a mí y al abrazarme, sonreí agradecida a su impulsividad, ya que mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Te buscaré sin necesidad de una excusa. - Le aseguré, reprimiendo romper a llorar cuando su breve abrazo acabó.
- ¿Lo harás?. - Observé el deseo en sus ojos a que así fuera y tuve que bromearle para no acabar llorando.
- Claro que si, mañana iré al cumpleaños de Angela y tú estarás allí. - Kevin no reprimió entonces una suave risa que me llenó de vida.
- ¿Nos vamos ya?. -Escuchamos a Abril que se acercó hasta nosotros, lanzando una molesta mirada a Kevin antes de quitarme su teléfono y hacerlo chocar contra él.
- Abril. - La regañé por ello, pero me agarró de la mano haciéndome caminar hacia mi coche aparcado.
Suspiré al cerrar la puerta del vehículo y miré a Abril sentada en el asiento del copiloto, viéndola mirar afuera y al hacerlo en la misma dirección que ella, ví a Angela abrazar con amor a su hijo. Sintiéndome culpable de que Kevin se hubiera ido lejos de ella.
- ¿Se va a morir?. - La pregunta repentina de Abril me paralizó el corazón y me giré mirándola. - Os e escuchado hablar antes en la cafetería.
- Solo puedo desear que no. - Respondí y suspiré para dejar de hablar de eso y pedírle. - No seas demasiado dura con él.
- ¿Vas a salír otra vez con él?. - Su voz llevaba el reclamo de no gustarle y arranqué el coche.
- Ponte el cinturón. - Me giré para coger también mi cinturón y la escuché hablar.
- Si quieres salír con él no me opondré. - La miré entonces sorprendida y ví su carita seria. - No quiero que se muera y ser la culpable de que no hayáis podido estar juntos.
- No digas esas cosas, por favor. - Le rogué no gustándome escucharla expresarse tan fríamente de la posibilidad de que algo malo pudiera ocurrirle a Kevin. - Ponte el cinturón. - Le mandé después y al verla simplemente obedecer, miré en la dirección de Kevin.
Sonreí agradecida cuando Lola me llevó hasta el aparcamiento mi teléfono móvil, no quería ver a Adam, menos entregarle a Abril.
- Gracias. - Le dije dejando el teléfono en mi regazo y la ví mirar curiosa a Abril dentro del coche. - ¿Adam sigue en la oficina?. - Le pregunté y Lola asintió.
- Le e preguntado a su secretaria, dice que está encerrado en su despacho y no quiere recibir llamadas ni visitas. - Me contó y asentí. Me había sorprendido para mal que no acudiera conmigo al hospital, cuando la ambulancia trasladó a mi padre hasta allí.
- Si pregunta dile que no me has visto. - Le pedí y me volví subiendo en mi coche.
- ¿Me vas a secuestrar?. - Me preguntó Abril con gracia y la miré tras cerrar la puerta.
- Lo haré si papá no te deja quedarte conmigo hasta arreglar todo lo de la custodia. - Dejé el teléfono en mi regazo y me puse el cinturón para mirarla y aclararle. - Mañana por la mañana me reuniré con Damián para hacerlo todo legalmente.
- Sería más fácil si fuera mayor de edad. - Abril se lamentó y sonreí con amor a sus trece años.
- Agradezco que no lo seas y no haber perdido más de dos años.
- Lo siento... La culpa de nuestro distanciamiento es mía por no responder tus mensajes ni llamadas. - Volvió a disculparse agarrándose a su cinturón de seguridad.
- Ya no importa. - Me miró y le brindé una sonrisa, para acercar mi mano hasta su cabello. - Centrémonos en el futuro. - Le pedí y Abril se movió hacia mi para regalarme un abrazo.
- Mamá dice que estás bien. ¿Lo estás de verdad?. - Le preguntó Abril a su abuelo cuando lo dejó de abrazar y permaneció sentada en la cama con él.