Sentada en la cama de la habitación de mi piso y con las luces apagadas, volví a escuchar por mi teléfono móvil que el número de Adam estaba fuera de servicio.
- Adam. - Dije molesta, bajando el teléfono y mirando a Abril durmiendo a mi lado, había tenido que ser atendida en el hospital por un ataque de nervios y acerqué mi mano a su cabeza, apartándole el cabello para ver su linda carita. Deseé llorar por verla sufrir así al saber que su padre había robado a su abuelo, para irse con todo sin ni siquiera pensar en ella. Escuché sonar entonces mi teléfono móvil y lo miré para ver que era una llamada de Damián.
- Gracias. Después de esto si que no puedo dejar que Adam se lleve a Abril. - Hablé a Damián por teléfono, mientras miraba por la ventana del salón a oscuras.
- Quédate tranquila. Trabajaré toda la noche en ello y mañana a primera hora empezaré todos los trámites. - Me tranquilizó y me sentí realmente agradecida.
- Angela y tú sois mis angeles de la guarda, no se que sería de mí sin ustedes. - Le dije llenándoseme los ojos de lágrimas. - Gracias.
- Elena, somos amigos, no tienes que agradecer nada. Y eres la presidenta de Ross, aunque yo no te ayudara tendrías a todo un ejército de abogados dispuestos a hacerlo.
- En ninguno confío como en tí, más si se trata de mi hija. - Le hice saber y caminé para el sofá.
- Me vas a hacer llorar. - Me acusó y sonreí sentándome. Luego se despidió. - Me pondré a trabajar. - Lo escuché entonces hablar con alguien más y me sorprendió cuando fue la voz de su hijo la que me llegó directamente desde el teléfono.
- ¿Como te encuentras?. - Me preguntó Kevin y no reprimí una sonrisa al escuchar su voz.
- Más animada ahora que te escucho. - Le reconocí y le ofrecí una disculpa. - Lo siento, con todo lo que está pasando no sé si podré verte en el cumpleaños de Angela.
- Lo entiendo. - Me dijo y me incliné adelante, apoyando la frente en el dorso de mi mano libre.
- ¿Te irás pasado mañana?. - Pregunté y un ruido salió de su garganta.
- Mi vuelo sale a las nueve. - Me explicó y quería pedirle que no se fuera, pero pronunció mi nombre antes de poder hacerlo. - Elena.
- ¿Si?. - Pregunté levantando la cabeza cuando escuché la puerta de mi habitación abrirse y me levanté para ir hacia el pasillo. - No voy a coger ese avión si aún podemos estar juntos. - Me dijo Kevin y aunque el corazón se me detuvo, no tuve opción a responder cuando ví a Abril poniéndose los zapatos en la entrada.
- Abril. - La llamé bajando el teléfono y caminando hasta ella al verla acabar y abrir la puerta.
- Voy a casa a buscar a papá. - Me dijo parándose y mirándome con los ojos enrojecidos, reteniendo en ellos las lágrimas.
- Está bien, si es lo que quieres no te lo voy a impedir, pero déjame llevarte. - Le rogué bajando el escalón y poniéndome los zapatos.
Tal y como sabía por Sofí, Adam no había pasado por casa y mucho menos estaba allí.
- ¡Papá!. - Lo llamó Abril que subió por las escaleras.
- Abril. Papá no está. - Le dije consiguiendo que se parara y me mirara. Estaba llorando y me partió el alma verla así.
- ¿Como puede haberse ido sin ni siquiera despedirse de mí?. - Me preguntó sentándose en un escalón y no pudiendo evitar llorar como la niña que aún era, por mucho maquillaje que usara.
- No lo sé... - Hablé con un nudo en la garganta y subí las escaleras hasta llegar a ella, sentándome a su lado y poniendo mi mano en su espalda. - Llora todo lo que quieras, te sentirás mejor después de hacerlo.
- ¡No!. - Se negó y obligó a parar, pasándose las manos por las mejillas. - No voy a llorar más.
- Cariño. - Susurré y me miró, no conteniendo abrazarme para volver a llorar.
Al subir a mí coche apoyé las manos en el volante y miré a Abril en el asiento del acompañante, luego observé mí teléfono móvil en el salpicadero y pensé en Kevin. Le había colgado sin darle una respuesta y me mataba haberlo hecho.
- ¿Que pasa?. - Abril me preguntó y la miré.
- ¿Te importa si hacemos una parada antes de ir a casa?. - Le pregunté y simplemente negó, por lo que no tardé en arrancar el coche. - Ponte el cinturón.
- ¿A donde vamos?. - Abril me obedeció y se me quedó mirando.
- A casa de Angela, tengo que hablar con Kevin y pedirle que no se vaya a Europa. - Le conté abiertamente y la ví contener una queja, para echarme la cara y mirar por la ventana. Me puse entonces el cinturón dispuesta a no dejar irse a Kevin y miré a la carretera antes de sacar el coche.
Dejé mi teléfono móvil en el salpicadero trás haber pedido a Kevin que saliera y me quité el cinturón mirando a mi hija.
- No me llevará mucho tiempo. - La avisé y solo asintió. - Abril. - Suspiré atormentada por el silencio que había mantenido y repitió aquel gesto más concienzudamente.
- Está bien. Puedo aceptar que papá se a marchado y tú salgas con Kevin. - Me miró y sonrió diciendo. - Me bastará con que estemos juntas.
- Gracias. - Le agradecí y al ver a Kevin salír por una de las puertas de la mansión de sus padres, bajé del vehículo.
- ¿Va todo bién?. - Me preguntó Kevin cuando me acerqué a él y miró el coche.
- Si. - Le respondí y al tener de nuevo su mirada, me disculpé. - Siento haberte colgado.
- Estás aquí. No tienes que pedirme perdón. - Negó y sonreí agradada.
- Tenía que pedirte que no te vayas y no quería hacerlo por teléfono. - Le expliqué y fue él quién sonrió aún más agradado que yo, pasando sus brazos por sobre mis hombros para acercar nuestros labios.