Al terminar la reunión todos se levantaron de la mesa y observé suspirando mi teléfono móvil, seguía sin tener respuesta de Kevin y aunque había escrito a Abril, ella tampoco me respondió. No podía evitar ponerme en lo peor.
- A hecho hoy un buen trabajo. - Me elogió Luis que se acercó y me levanté.
- Gracias. - Me incliné por un momento y aludí al recuperar la postura. - Sola no hubiera podido ponerme al día de todo, así que gracias por su trabajo. Agradezco poder contar con usted como lo hacía mi padre. - Le agradecí y Luis me sonrió.
- No se menosprecie, señora Elena. Solo e hecho lo que su padre me a ordenado, el resto a sido esfuerzo suyo y seguro verá los frutos pronto. - Luis me asintió e inclinó, antes de ir hacia la puerta por la que salían el resto de trabajadores, y me volví cuando escuché sonar mi teléfono móvil. El nombre de Kevin estaba en la pantalla junto al mensaje llegado y me apresuré a cogerlo.
- {Abril está bién. Perdona por no responder antes}. - Leí su mensaje y me sentí más relajada. - {Estamos en recepción, ¿puedes bajar}.
- Mamá. - Abril me llamó sentada en una de las sillas de la recepción y Kevin sentado a su lado se levantó.
- ¿Estás bien?. - Le pregunté a mi hija, alarmada de que no fuera así y Abril apenas me asintió para mirar las manos de Kevin. Dándome cuenta de que los nudillos de su mano derecha estaban heridos. - Por Dios, ¿que a pasado?. - Quise saber y cogí su mano preocupada.
- Ese chico la estaba molestando a la salida del Instituto y no e tenido más remedio que pararlo. - Habló firme y observó su mano. - No es nada.
- Estás sangrando, ¿como no va a ser nada?. - Le respondí y dirigí una mirada a mi hija. - Abril, ¿puedes pedirle a la chica de la recepción que te de el botiquín?. - Abril me asintió y al verla levantarse e ir, volví a mirar la mano de Kevin. - Gracias. - Le agradecí lo que hizo por mi hija.
- Le e dado mi número de teléfono a Abril y pedido que me avise si la vuelve a molestar. - Me dijo y le asentí cuando fuí incapaz de hablar al llenárseme los ojos de lágrimas.
- Estaba tan asustada de imaginar que algo podía haberle pasado. - Conseguí decir y Kevin soltó su mano de mí para pasarme los brazos por sobre los hombros y pegarme a él en un cálido abrazo.
- Todo está bien, Abril no a salido herida y después de darle su merecido a ese chico, dudo que tenga valor para acercarse a ella. - Kevin pegó su frente a la mía y me aferré con las manos a sus costados.
- No deberías ser tan bueno o no sabré vivir sin tí. - Le dije agradada por todo su apoyo, pero queriendo morirme al ser consciente de la crueldad de mis palabras. A lo que Kevin sonrió y respiró profundamente.
- Me conformo con hacerte felíz mientras pueda.
- ¿Por qué tienes que ser así?. - El reclamo de Abril nos sorprendió a los dos y nos apartamos para verla sosteniendo el botiquín, con los ojos llenos de lágrimas. - ¡Deberías de pensar más en ti y menos en nosotras!. - Se exaltó molesta y abrazó el botiquín para llorar sin contener sus lágrimas. - ¿Por qué tuviste que aceptar dejar a mamá solo para que la perdonara?, sin pensar en tí...
- Abril, cariño. - La llamé no queriendo verla así, ni que dijera nada más que hiciera a Kevin darse cuenta de que conocíamos su enfermedad.
- ¡Lo siento, siento haberme negado a que estuvierais juntos!. - Nos dijo llorando y me acerqué para abrazarla.
- Está bien, cariño. Los dos lo sabemos... - La tranquilicé y miré a Kevin que permanecía mirándonos.
- ¿Desde cuando lo sabes?. - Me preguntó Kevin, cuando a última hora de la tarde y casi caída la noche curaba sus nudillos, sentados los dos en el sofá de mi piso. Miré la expresión de incomodidad de sus ojos y volví a prestar atención a sus nudillos. - Elena. - Me llamó serio e intentó soltar su mano, pero no se lo permití.
- Angela me lo contó hace dos días. - Le fuí sincera al no poder escapar de su pregunta. - Estaba preocupada por haberte visto en el hospital y le pregunté. No la culpes por habérmelo dicho y no te enfades porque lo sepa.
- No es que no quisiera que lo supieras. - Kevin se excusó y me agarró la mano para impedirme seguir atendiendo sus heridas. - Pero tampoco sabía cómo podía hacerlo para que no sintieras lástima por mí.
- ¿De verdad creías que iba a sentir lástima?. - Le pregunté poniéndome seria. - Estoy enamorada de tí y todo lo que siento es amor, no hay lástima ni nunca la habrá. - Kevin no reprimió una gustosa sonrisa y me ví empujada a abrazarlo cuando él lo hizo primero conmigo. - Te amo, Kevin. - Le confesé rodeando su cintura con mis brazos y apoyando la barbilla en su hombro. - Te amo. - Repetí con la necesidad de que lo supiera.
- También te amo. - Me respondió y me obligué a apartarme de él cuando su voz me sonó llorosa. Viéndolo correr a limpiarse las lágrimas que cayeron por sus mejillas, para sonreírme como si nada pasara y hacerme devolverle el gesto.
- No se como me e enamorado del preciado hijo de mi amiga y como ella no me a matado por hacerlo. - Le dije poniendo mi mano en su cara y Kevin bajó su mirada a mis ojos.
- Soy adorable, no tenías otra opción. - Bromeó inclinando su cara al tiempo que la acercó a la mía.
- Debe de ser eso. - Dije antes de recibir el suave tacto de sus labios en los míos y besarnos.
El día 19 de diciembre del 2021 cumplí los cuarenta años, y lo hice felíz de la vida que ahora tenía.
- ¡Felicidades!. - Abril me felicitó sentada frente a mi en una cafetería, cuando Kevin dejó sobre la mesa un pastel de cumpleaños.