Eligiendo mi destino

Capítulo III.

- Casi me matas del susto, ¿qué haces esperando en las sombras? Creí que de repente estaba en una mala película de terror donde la primera que muere es la mejor amiga -.

Kilian hace una pausa acercándose a mí y alza una ceja.

- ¿Por qué esperaría alguien, si quisiera matarte, a que llegaras justo frente a las puertas del edificio donde podrías escapar? – pregunta.

- ¿Cómo se supone que deba entender el proceso de pensamiento de un psicópata? – me encojo de hombros.

Kilian se echa a reír y asiente.

- Divertido -.

- En fin, - me cruzo de brazos - ¿qué haces aquí? Justo acabo de dejar a Nan en los dormitorios -.

- Lo sé. Esperé hasta que se separaran para hablar contigo – dice aun sonriente.

Lo miro recelosa.

- ¿De qué? – nada más preguntarle, un pensamiento me viene a la cabeza – Si es por Darren y Taylor… - comienzo.

- No – niega cortándome de tajo – ustedes pueden arreglar sus propios problemas. No me voy a meter en eso -.

Bueno.

- Entonces, ¿de qué quieres hablar sin Nan? -.

- De lo que hiciste. A pesar de que ninguno estaba cerca de ella, tu hiciste algo para ayudarla, no sabes… -.

Alzo una mano hacia él, también cortándolo de tajo antes de que continúe.

No quiero escucharlo.

- Oh, vamos. Acabo de arreglar las cosas con Nan, no tú también -.

Kilian me mira exasperado.

- Solo quiero decir -.

- No – niego con la mano aun alzada.

La agarra, moviéndola fuera del camino y la suelta.

- Gracias – se ha acercado más y me mira fijamente cuando pronuncia la palabra.

Sus ojos transmiten con fuerza que de verdad quiere decir eso.

- Sí, bueno. No es nada – retrocedo un paso aclarándome la garganta algo incomoda.

Puede que sea un buen chico y el novio de mi mejor amiga, pero no me siento cómoda con él estando tan cerca de mi espacio personal.

Kilian ve mis movimientos y gira los ojos rápidamente antes de abrazarme desprevenidamente. No algo cortés o flojo, como cuando dejas un poco de espacio y solo te dan una palmadita en la espalda, no, Kilian me abraza estrechamente, con fuerza mientras dice en mi oído derecho:

- No importa lo que digan o piensen los demás, eres una buena persona y la mejor amiga de Nan. De verdad, lo eres. Ahora también eres la mía. Si hay algo que necesites, solo dilo -.

Estoy completamente rígida en sus brazos sin devolverle el abrazo. Espera un segundo más antes de alejarse y poner sus manos en mis brazos, cerca de los hombros, sin separarse del todo.

Mis manos aún están en una posición ridícula en garras e imitando la acción de alejar a alguien, pero sin terminar de hacerlo.

- Tu pedido también puede incluir una buena reprimenda a mis dos mejores amigos, incluso un par de golpes – me guiña un ojo.

Se me escapa un bufido y me río sin querer, dejando caer la tensión persistente.

- No creo que eso sea necesario, pero gracias – me separo definitivamente de su agarre.

- Bueno, si cambias de opinión, solo dime – se despide comenzando a alejarse.

- Oye, - lo llamo antes de que no pueda escucharme más - ¿cómo supiste que estaba llegando? ¿te dijo Nan? -.

En lugar de responderme, me dice algo confuso.

- Dije que no iba a meterme, pero ¿sabes? – me mira sobre su hombro – puede que sean unos idiotas a veces, pero no son malos del todo, de hecho, - sonríe – ustedes tres, son más parecidos de lo que crees -.

Me da la espalda por completo, alejándose nuevamente sin esperar mi replica.

Lo que es algo bueno, también. Porque no estoy muy segura de lo que pude haber dicho.

¿Qué tiene que ver mi pregunta con…?

La sombra cerca de la biblioteca.

¿Era alguno de ellos?

Genial, justo lo que necesitaba.

(⓿_⓿) (⓿_⓿) (⓿_⓿) (⓿_⓿)

TAYLOR

- ¿Era necesario el abrazo? – bufo.

- Sí. Era completamente necesario, idiota. Ustedes dos lo malentendieron todo y arruinaron las cosas, es algo bueno que hayan podido arreglarlo tan rápido – Ky me pasa sin detenerse mientras contesta.

Lo sigo por el campus en dirección a nuestro cuarto con las manos en los bolsillos.

Había escuchado la mayor parte de lo que Allison y Nanette habían dicho y aun no podía entender del todo lo que había oído.

Más bien, no podía creerlo.

- Solo queríamos ayudar – hago una mueca cuando el latido sordo en mi ojo se vuelve un poco más fuerte.

No me dio lo suficiente fuerte como para hacer estallar las venas en él, pero sí para dejarlo morado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.